Mokgadi Caster Semenya es una atleta sudafricana: corredora de media distancia que ganó en 800 metros lisos en los campeonatos mundiales de 2009 y 2017, y el oro en la misma categoría en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Tras ganar la final del Campeonato Mundial de Atletismo de Berlín de 2009 otras corredoras elevaron sus sospechas acerca del sexo de Semenya y la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) hizo público que había pedido un test de verificación de sexo en las semanas precedentes a que Semenya ganara la medalla, debido a que los resultados de las pruebas realizadas en Sudáfrica, previamente al Campeonato del Mundo, mostraban unos niveles de testosterona tres veces superior a lo normal.

El 11 de septiembre de 2009, según informaciones no confirmadas por la IAAF, el periódico británico The Daily Telegraph publicaba que los tests realizados a Caster Semenya muestran que tiene una anomalía cromosómica, denominada hiperandogenismo.

En julio de 2010, la IAAF aceptó las conclusiones de un grupo internacional de expertos médicos, según las cuales Semenya puede competir como mujer sin limitación alguna.

Sin embargo, el 26 de abril de 2018 la IAAF dio a conocer nuevos criterios de elegibilidad para las atletas con altos niveles de testosterona, el cual impedirá a dichas competidoras, como Semenya,  tomar parte en las pruebas de 400 m, carreras de vallas, 800 m, 1500 m, carreras de una milla y eventos combinados que comprendan esas carreras. En caso de hacerlo, deberán reducir sus niveles por debajo de los 5 nanomoles por litro durante un periodo continuado de al menos seis meses. La medida también incluye la posibilidad de competir en la rama masculina. La normativa entrará en vigencia a partir del 1 de noviembre de este año.

Por mucho tiempo, la cuestión de identidad de la atleta se transformó en el centro de la discusión y adquirió relevancia en grandes medios de comunicación del mundo, obtuvo incluso más repercusión, que los grandes logros deportivos de Semenya. Mientras el mundo debatía acerca de si Semenya era hombre o mujer, tanto la joven como su familia jamás pusieron en duda la identidad de la atleta: Semenya es mujer.

En medio de la polémica, la IAAF le exigió limitar sus niveles de testosterona en sangre a 10 nanomoles por litro, una decisión que obligó a la atleta a tomar medicamentos para controlar su cuerpo y estos niveles hormonales. No obstante, aun así repitió el título universal en 2011 y ganó los olímpicos un año más tarde.

Las condiciones impuestas por IAAF implicaron un esfuerzo que Semenya no pudo sostener: En 2013 no asistió al mundial y dos temporadas después concluyó las semifinales en la última posición. Su carrera ya no fue tan exitosa,  hasta que otra corredora intersexual levantó la voz. Se trató de Dutee Chand, una velocista india imposibilitada de asistir a los Juegos de la Mancomunidad al negarse a limitar los valores de testosterona.

Luego de su reclamo, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) consideró que no existían evidencias capaces de demostrar la ventaja de las deportistas con hiperandrogenismo.

El veredicto eliminó cuarto años de regulaciones y Caster Semenya lució de nuevo todo su poder en Río de Janeiro, el mundial de Londres y las paradas de la Liga de Diamante. Paso a paso, la sudafricana ascendió en el ranking histórico, ganó su primera medalla en los 1500m y consiguió varias nominaciones a mejor atleta de la temporada. Pero el 26 de abril de este año otra decisión de la IAAF amenazó de nuevo su carrera.

Para Semenya, sus abogados y para buena parte de sus defensores, es injusto proscribir a una persona con condiciones físicas o genéticas diferentes a las del resto, pero que nació así y jamás tomó sustancias prohibidas o se sometió a algún tratamiento médico para lograrlo: “Nadie cuestiona las zancadas de Usain Bolt, la envergadura de los brazos de Michael Phelps o el sistema cardiovascular del ciclista español Miguel Indurain. No existe una regla así entre los hombres”, aseguran.

Si el Tribunal de Arbitraje Deportivo rechaza los argumentos de la corredora sudafricana y en definitiva aplica la decisión, ella deberá limitar su testosterona o plantearse la opción de subir hasta las distancias de 5 mil o 10 mil metros planos, pruebas donde por ahora no es efectiva la regla. Mientras tanto, si gana la batalla legal, es casi seguro que el mundo seguirá viendo la carrera deportiva de una joven que por largo tiempo ha luchado por no perder su esencia como mujer.

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