«Un cambio para continuar con el saqueo y los tarifazos»

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Javier Iguacel, ministro de Energía.

La salida del gabinete del ministro de Energía, Juan José Aranguren, se conoció el sábado pasado por la tarde. Aquí algunos comentarios respecto del porqué el presidente Mauricio Macri decidió reemplazarlo al mismo tiempo que también reemplazó al ministro de Producción, Francisco Cabrera.

En cuanto al ex CEO de Shell y, ahora, ex ministro, se afirma en algunos medios que Aranguren no aceptaba impulsar una política más gradual en las tarifas, no quería modificar la quita de subsidios en los servicios públicos, no tenía intenciones de volver atrás con la “libertad” de flotación del precio de los combustibles y del barril del petróleo y no estaba dispuesto a intervenir en el mercado del gas. Es decir, Aranguren no quería moverse de la política que el diseñó desde que estuvo al frente del ministerio de Energía, creado para él, en diciembre de 2015.

Al mismo tiempo, en otros medios, se afirma que la salida del ex Shell se debe a que el gobierno nacional prepara el acelerador para implementar una nueva fase del ajuste económico con el objetivo de acomodar el rojo fiscal y achicar el déficit comercial, una política pedida por el propio FMI como condición para el préstamo leonino de 50.000 millones de dólares que el pueblo argentino sufrirá en breve (como se ve en la política de ajuste terrible contra los jubilados para hacer caja de los aportes previsionales) y que las próximas generaciones tendrán que pagar. También es importante analizar su reemplazo

¿Quién es Javier Iguacel?

Ya se sabe que Javier Iguacel será en las próximas horas el nuevo ministro de Energía. A partir de ahora la secretaría de Minería (antes Energía y Minería) pasa al Ministerio de Producción. Iguacel es un ingeniero en petróleo con una extensa trayectoria en petroleras privadas. Es el actual secretario de Vialidad Nacional de la Nación, impulsor del nuevo negocio de las empresas en la obra pública con las licitaciones de Participación Público Privada (PPP) y es un funcionario allegado directo a Mauricio Macri y la jefatura de Gabinete de Marcos Peña. Pero Iguacel además es un ejecutivo que pasó por algunas de las empresas petroleras más poderosas de la producción de hidrocarburos del país como son Pluspetrol y Pecom, de la firma del grupo Perez Companc, que supo pisar fuerte en el negocio petrolero cuando se vendió y regaló YPF en la década de los 90s. También tuvo un paso fugaz en YPF entre 1997 y 1999.

De Perez Companc se fue cuando la brasilera Petrobras compró sus activos en la Argentina. Y ahí, en 2004, pasó a Pluspetrol, lo que sería su mayor recorrido en el negocio petrolero. Llegó a ser vicepresidente de Pluspetrol, la cuarta productora de petróleo del país con yacimientos en Perú, Colombia y algunos países de África y cuyo mayores accionistas son Edith Rodríguez, viuda de Luis Alberto Rey, que en el último número de la revista Forbes aparece con una fortuna de 2.000 millones de dólares. Otro accionista importante de Pluspetrol es Héctor Poli, que en Forbes aparece con una fortuna de casi 1.000 millones de dólares.

Iguacel llevó a Pluspetrol a ser la tercera empresa con más terrenos concesionados de Vaca Muerta. En esos años este yacimiento era la joya argentina del petróleo y gas no convencional que las petroleras nacionales e internacionales estaban mirando con los colmillos afuera y el cuchillo y el tenedor preparados para desembarcar.

¿Y ahora qué pasa?

No es que nos guste ser escépticos y pesimistas ante todos los datos de la realidad, pero sinceramente con estos antecedentes no tenemos ninguna expectativa en que el nuevo ministro de Energía, Javier Iguacel, con su pasado en Pluspetrol y Pérez Companc, vaya a implementar medidas que beneficie a la gente.

Por el contrario, creemos que el cambio de ministro es tan solo un cambio de figurita para que otro continúe implementando las mismas políticas en beneficio de las petroleras. Tal cual el ministro saliente, ex CEO de Shell, el ministro entrante, ex vicepresidente de Pluspetrol va a continuar beneficiando al sector privado, va a seguir aumentando las ganancias de las empresas privatizadas y va a regular el sector energético para asegurarles los millones y millones de dólares que estas compañías ganarán con Aranguren o con Iguacel o con quién Macri ponga al frente de la cartera energética.

Como si fuera poco, ya se conoció que Iguacel aparece en los Paradise Papers involucrado en firmas off shore vinculadas a sociedades de la firma Pluspetrol en las Islas Caimán.

Desde la FeTERA y la CTA Autónoma siempre criticamos el modelo energético basado en la privatización de todo el sector en la década de los 90s, cuando regalamos a precio vil una empresa que era modelo en el mundo como YPF y Gas del Estado, y en la extranjerización, que permite que muchas de las principales multinacionales de la energía (Chevron, Exxon, Total, Enel, Shell, etc. etc. etc.) saqueen nuestros recursos naturales.

También afirmamos que Javier Iguacel, matiz más o matiz menos, continuará con los tarifazos y permitiendo el negocio de las privatizadas de la energía. Iguacel es, tal cual fue Aranguren, un ejecutivo que viene del riñón de las petroleras. Nada cambiará para el conjunto del pueblo y los trabajadores.

El vendaval que dejó Aranguren

Aranguren se fue del ministerio y dejó bastante tela para cortar. La quita de las retenciones a las mineras; La desactivación del plan nuclear que Argentina y China habían firmado; el tarifazo en el gas y la electricidad comprometidos con las empresas para los próximos años; la desregulación del precio de los combustibles para que Shell, Axion (PAE) y la falsa petrolera estatal YPF ganen millones; el negocio millonario para Shell en la compra de gas licuado vía Chile; subsidiados estatales en dólares para las empresas que produzcan gas que, con la devaluación desatada que hay en el país, implica un negocio redondo para las petroleras que le costará enormes cantidades de dólares al Estado; y la lista continúa.

Solo será posible un cambio en el campo de la energía si somos capaces de cambiar este modelo energético que hizo de la energía un festival financiero en beneficio de las multinacionales y obliga al pueblo argentino a pagar por un bien social insustituible como si se tratara de un bien de lujo al que solo pueden acceder la minoría de usuarios que pueden pagarlo.

Por José Rigane // sec. Adjunto de la CTA Autónoma y sec. General de la FeTERA y del Sindicato de Luz y Fuerza Mar del Plata.

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