¿Qué pasa Etchevehere, estás nervioso?

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Por Ezequiel Kosak*

La oligarquía del siglo XXI organiza el narcotráfico que desgarra nuestras ciudades desde sus propios puertos, y deposita lo que evade de impuestos en sus cuevas extranjeras.

 Sacan cuentas, y si conviene a sus ganancias, te prenden fuego las islas del Paraná para llevar allí sus vacas, desocupando las praderas donde sembrarán exclusivamente la soja que riegan de veneno.

 Financian sus nobles actividades con préstamos de bancos públicos, que después no devuelven. Total, habrá quienes marchen con banderas argentinas si algún gobierno tiene la osadía de querer cobrarles nuestras deudas.

Estos patrones de estancia les pagan dos mangos a los peones que les mantienen sus tierras trabajando de sol a sol y refugiándose en casillas durante décadas. Igual salen en la tele boqueando que en este país lo que falta son ganas de trabajar, que no hay cultura del esfuerzo, que por eso nadie progresa.

 Méritos de esta clase son los que valoró Macri al convocar a Luis Miguel Etchevehere, en ese entonces presidente de la Sociedad Rural, como ministro de Agroindustria. Claro que, al presentarse en sociedad, ellos relatan otra historia, que nuestros ciudadanos decentes e ilustrados compran sin siquiera intentar chequear en google. Pero ignorantes son los otros.

 Fijate esta semana nomás: miles de indignados compartiendo una foto trucha de la ciudad llena de papeles que dejó “la movilización peronista”, cual si fuera una evidencia que no dejara lugar a dudas sobre la sucia esencia del peronismo. Podría haber sido la foto de una playa marplatense y la hubieran difundido igual: después son les estudiantes secundarios quienes no comprenden la información ni citan sus fuentes.

 Con el mismo nivel de “periodismo de calidad” hoy Clarín* denominó “productores agropecuarios protestando contra la toma de tierras” a los patoteros que fueron en sus 4×4 al campo “de Etchevehere” para “sacar a los usurpadores”.

 Por las dudas no resaltan que esa gente buena y mansa es la misma que amenaza en su casa de forma mafiosa a sus propios sobrinos. No importa si se filtraron audios donde ellos mismos se definen como “guapos con ganas pegarle a esos negros de mierda que odiamos tanto”. La masa odiante que va gestando el fascismo local seguramente desconoce esa información, aunque si la conociera, tal vez no estarían tan en desacuerdo con militar abiertamente el racismo.   

Cuestión que la violencia de los dueños dispuestos a defender su propiedad privada estaría justificada. Son las víctimas blancas que temen a las tomas de los villeros como antaño a la venida del malón, consientes de que sus fronteras están atadas con alambre, y esos indios no creen en sus leyes ni respetan nada: sólo entienden el lenguaje de las balas.

 A mí me encantaría, como zurdo que soy, que debatamos alguna buena vez ese temita de la propiedad privada. Vivimos en un sistema económico capitalista que, a la vez que plantea ser el mejor dotado para “defenderla”, nos priva de toda propiedad a la enorme mayoría de la población.

 Habría que estudiar además un poco de historia para ver si es verdad que esta gente consiguió sus centenares de miles de hectáreas trabajando, a puro esfuerzo y mérito: es extraño que sean tan pocos quienes alcanzaron semejante éxito haciendo prácticamente lo mismo que diariamente realiza cualquier laburante. Algo no cierra.

Pero en este caso ese debate no hace a la cuestión. La verdad es que Etchevehere y sus matones ni siquiera creen en la propiedad privada, excepto como discurso que les sirva para defender sus privilegios.

 Y esto lo digo porque la propiedad “ocupada” en realidad es de Dolores Etchevehere, hermana del citado Luis, a quien su familia despojó de sus derechos hereditarios luego del fallecimiento de su padre, falsificando su firma.

 Ella es quien decidió donar parte de las tierras a un proyecto agroecológico, que recientemente pusieron en marcha jóvenes de movimientos sociales y ambientales. Es su derecho hacerlo, puesto que es su propiedad, justamente.

 Pero además Dolores cuenta (y prueba en la justicia) que buena parte de ese campo pertenecía antes a una escuela agro-técnica de Entre Ríos, cuyas tierras fueron vendidas al 10% de su valor, en un contubernio entre un gobernador y sus hermanos. Uno de tantos chanchullos de estos paladines de la honestidad.

 Es tiempo de sacarles la ficha. Mucho “defender la propiedad privada”, y son los principales usurpadores. Mucho “producimos alimentos para el mundo”, y después sus negocios son pura evasión, desmonte y veneno. Mucha bandera de “ciudadanía republicana y pacífica”, pero sin mediar diálogo alguno ni esperar la resolución judicial ya contrataron barras para desalojar un predio que no les pertenece.

 Hagámosle llegar nuestra solidaridad a Dolores y a esos movimientos compañeros que están sembrando una semilla de digna rebeldía en la argentina terrateniente. Un orgullo que le pongan el cuerpo a una experiencia que indica un camino para transformar nuestra historia. ¡No pasarán! ¡Venceremos!

 *Confieso que sólo miré el titular. Para leer la nota me exigían $30, que a los meses serían $300, ¡como si a estos planeros vip no les alcanzara con los millones que cobran de pauta oficial!

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