Portezuelo: la Fuchad apunta a la “complicidad” de Nación

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La semana pasada se generó un tenso clima entre el gobierno nacional y provincial a raíz de la continuidad del proyecto de construcción de la represa Portezuelo del Viento en manos de Mendoza. Hubo posturas distantes entre el actual gobernador Sergio Ziliotto y el ex gobernador Carlos Verna a la hora de pronunciarse públicamente. Hoy la Fundación Chadileuvú salió a dar su postura en relación al tema.

La ONG hablo de «complicidad» de los distintos gobiernos nacionales y sostuvo que «es un verdadero desatino construir Portezuelo del Viento con la situación de crisis severa del río Colorado».

El documento fue titulado “El imperialismo hídrico mendocino y la complicidad de todos los gobiernos nacionales” y sostiene lo siguiente:

«En nuestro país hay, sin duda provincias de primera y de segunda. Las de primera categoría son las de mayor peso poblacional y económico.

Mendoza se inscribe dentro del primer grupo; además de ser una provincia grande es histórica, y existe desde el inicio de la patria.

Con un territorio similar al de La Pampa tiene 7 veces más población y económicamente su peso es aún mayor.

Su tradición en materia de aprovechar el agua para su desarrollo, le permitió desarrollar una gran provincia en un desierto.

Es indudable el mérito,…pero ¿A qué costo?

Todos los ríos mendocinos son interprovinciales con excepción del Malargüe. Uno tenía cauce en La Pampa: el Atuel ingresaba por numerosos brazos, y los restantes, indirectamente, a través del río Desaguadero.

Hoy ninguno de dichos ríos son cauces activos, solo son ríos secos y cuando ingresan algo de agua lo hacen en muy pequeñas volúmenes con un contenido de sales altísimo.

Los sucesivos gobiernos nacionales construyeron represas para habilitar áreas de riego y entonces los ríos aportantes al Desaguadero murieron. Mendoza fue claramente favorecida por dichos diques y aprovechó para desarrollar extensas áreas de riego.

El río Atuel lo robó el Estado Nacional mediante el dique El Nihuil. Los gobernantes mendocinos supieron aprovechar esa oportunidad.

Desde hace décadas los gobernantes mendocinos se creen dueños de toda el agua de los ríos que nacen en la cordillera. La cultura del agua de la que tanto cacarean es en parte la cultura del despojo del agua a La Pampa. Ejercen una suerte de imperialismo hídrico del que somos víctimas.

No tuvieron ningún prurito en desertizar, destruir cauces, secar ríos, provocar catástrofes ambientales y humanas. Tuvieron licencia nacional para hacerlo.

El río Colorado es el único sobre el que no pudieron actuar y predar. Pero es el que está en la mira.

Su codicia hídrica no tiene límites, ¿podrán hacer en el Colorado lo mismo que con los restantes ríos?

La represa Portezuelo del Viento es la primera jugada para quedarse con una parte sustancial del Colorado. Apuntan al principal afluente el río Grande.

Es cierto que Mendoza tiene derecho a construir dicho dique, también a hacer un trasvase del Grande al Atuel. Así lo establece el Tratado del Colorado, firmado por la Nación y las provincias copartícipes del río.

También es cierto que la Nación debe financiar la obra por un acuerdo firmado entre el presidente Néstor Kirchner y el gobernador Cobos.

Una deuda de 300 millones de dólares de Nación con Mendoza se saldará con dicha construcción. Pero es inexplicable que, como por arte de magia, los 300 millones se transformaron en 1023 millones de dólares.

El proyecto es simplemente faraónico: 180 metros de altura del murallón. ¿Por qué tanta altura?

Mendoza dice que es para generar más electricidad, aunque estudios independientes aseguran que solo pueden generar un tercio de lo previsto. En realidad necesitan un dique muy alto para facilitar el futuro trasvase, lo demás, como dice el tango, es puro cuento.

De ahí el enorme costo que tendremos que pagar todos los argentinos.

El Colorado está en crisis hídrica desde hace diez años; hoy su caudal es la mitad de lo considerado normal. Atestiguan esta situación la represa Casa de Piedra, actualmente casi sin agua, la grave crisis productiva de la zona de riego de la provincia de Buenos Aires y las dificultades en las tomas de agua para bebida en diversas localidades sobre el río.

Es un verdadero desatino construir Portezuelo del Viento con la situación de crisis severa del río Colorado. Es una locura la inversión prevista en una Argentina con una gravísima crisis económica.

Estos argumentos deberían ser suficientes para que los gobernantes pospongan la obra. No es el momento para semejante desembolsos.

Pero además, y esto es muy importante, la obra carece de legitimidad por no cumplir con las leyes, decretos y reglamentaciones para la construcción de obras hidráulicas; para más: no cuenta con de un estudio de impacto ambiental integral imprescindible de la totalidad de la cuenca.

Por otra parte el trasvase ambicionado por Mendoza solo se puede hacer, como dice el Tratado del Colorado, si se hace en forma coordinada (simultaneamente) un trasvase de 50 metros cúbicos/s desde el río Negro al Colorado que permita mantener las condiciones de caudal y salinidad del Colorado, hecho que casi no se menciona.

Los imperios someten a los pueblos, vulneran sus derechos y roban sus riquezas. La política hídrica mendocina, con la complicidad de todos los gobiernos nacionales, tiene características imperiales.

La Pampa es la prueba de esta afirmación».

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