Este jueves personal de Interpol y la Policía Federal en pleno centro de Parera allanaron el Museo “El Tordillo” que pertenece a Omar Rodríguez, secuestró una bandera española que según el mito tiene rastros de sangre del poeta García Lorca y se resguardaba en ese espacio cultural desde hace alrededor de diez años.
En la causa interviene la conocida jueza María Romilda Servini y en horas de la mañana el personal de Interpol, Sección Delitos Culturales que depende del Departamento del Patrimonio Cultural y la delegación pampeana de la Policía Federal desplegó un operativo con la orden de secuestrar la bandera que, se cree, fue la que tenía el famoso escritor español García Lorca al momento de su fusilamiento y donde habrían quedado rastros de su sangre.
Por la importancia histórica que podría tener, esta bandera fue llevada para analizar su autenticidad y en ese caso pasaría a manos del Estado Nacional bajo las leyes que lo tutelan.
García Lorca:
Federico García Lorca, uno de los poetas más distinguidos de nuestra época, nació el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, un pueblo andaluz de la vega granadina.
Aunque no se ha podido fijar con certeza la fecha de su muerte, se cree que ocurrió en la madrugada del 18 de agosto de 1936. En documentos oficiales expedidos en Granada puede leerse que Federico García Lorca «falleció en el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra».
Lo innegable es que a Lorca lo asesinaron cuando tenía 38 años de edad, en Granada, durante la Guerra Civil Española por su condición roja y homosexual.
A Federico lo mataron por revolucionario; por cuestionar lo patriarcal en defensa de lo matriarcal; por defender los derechos fundamentales frente a la alienación de los estados autoritarios; por igualar a las clases y a las razas, como hizo con la población gitana; por enfrentar al capitalismo y la burguesía más inútil, o por equiparar homosexualidad y heterosexualidad. Lo mataron por denunciar todos y cada uno de los elementos del paradigma de la ultra-derecha española en favor de una sociedad más ilustrada, pero sobre todo más humanista.
La Leyenda:
Rodríguez comenta que siempre Morán le contó la misma historia, hasta que falleció hace unos diez años. Relataba que su jefe, el militar que debía cumplir con la orden de fusilar a García Lorca, una vez ocurrido el hecho sintió lástima y antes de empujarlo a la zanja lo cubrió con la bandera; esa que antes de las paladas de tierra se guardara el joven soldado como símbolo irrefutable de un tiempo que nunca más olvidaría.
La bandera tiene tres agujeros que -según decía- fueron hechos por las balas. También hay manchas de sangre que se diluyeron un poco en ese trapo con su franja amarilla un tanto deslucida, porque las prolijidades familiares no siempre se avienen a respetar la historia tal y como se presenta; fue la nuera de Morán la que lavó la bandera en su momento. Se podría decir, entonces, que en La Pampa hay gotas de sangre de Federico (que nadie analizó).
La vida del hombre discurrió con la placidez de una cotidianeidad conocida, lejos de la tierra a la que jamás regresó; en su trajinar, visitaba El Tordillo con asiduidad, para recordar su experiencia, aunque nunca asoció el tema a la trascendencia que podría tener un descubrimiento semejante.
Todavía se intenta dilucidar la ubicación exacta del pozo que se tragó los cuerpos del poeta, un maestro y dos banderilleros, mientras en la quietud de estirpe agropecuaria, un símbolo de aquella patria partida en dos espera ser interpretado.
Curiosa y temeraria tarea queda pendiente, la de animarse a descifrar el ADN de unas gotas de sangre que se confunden con el rojo intenso de una bandera de guerra española.
En la llanura pampeana, el silencio ondulado de Federico García Lorca, puede, tal vez, recobrar la cadencia de su voz. O dejar su esencia allí, guardada, para que solamente la reanime la memoria colectiva cuando elige sus palabras.
Fuente: Infotec4.0Realico