Algunos pronunciamientos y filtraciones durante las últimas horas permiten pensar que los compromisos específicos de importancia asumidos en el segundo acuerdo parcial firmado por el Gobierno Bolivariano y la Plataforma Unitaria en la Mesa de Diálogo Nacional y Negociación (MDN) de México en noviembre del año pasado están siendo boicoteados de forma indirecta por Estados Unidos.
El martes 17 de enero, el diario El País de España reveló que los fondos venezolanos ilegalmente secuestrados por las sanciones estadounidenses, unos 3 mil millones de dólares próximos a ser liberados tras el acuerdo en México, continúan retenidos. El medio reseña una misiva enviada a la ONU por James Story, «embajador» de Estados Unidos no reconocido por Venezuela, donde indicó que dichos fondos podrían caer en manos de acreedores extranjeros.
Esto ha supuesto «un terremoto en el seno de la negociación», dice El País, y puede entenderse como una maniobra encubierta para evitar que se concrete la liberación de los fondos con el fin de debilitar la credibilidad de la MDN de cara a la nación y minar la confianza construida entre los actores.
Un día antes, el 16 de enero, según un reporte de EFE, un portavoz del Departamento de Estado no identificado aseveró: «Mientras Maduro y sus seguidores sigan reprimiendo al pueblo venezolano y desviando recursos para prácticas corruptas, nosotros continuaremos presionando al régimen con sanciones».
La declaración ocurrió en medio de las manifestaciones convocadas por el sector educativo en algunos estados del país, una situación que Washington busca rentabilizar políticamente para justificar la prolongación de su política de sanciones ilegales, justo cuando el descalabro definitivo que para el bloque opositor significó la caída de Juan Guaidó y las últimas confesiones de Leopoldo López, dejan muy poco espacio de maniobra para una corrección de la estrategia.
Estos eventos y la liberación de recursos financieros que se acordó en México suponen para Estados Unidos un afianzamiento de Nicolás Maduro en su posición de poder y una vía de fortalecimiento de la estabilización política y económica del país, en un contexto de perfil preelectoral que comienza a tomar forma, en el cual Maduro parte con ventaja frente a una oposición dividida, sin identidad y fragmentada.
El interés de Estados Unidos de debilitar la MDN e impedir la liberación de fondos parece estar dirigido a intensificar el cuadro económico adverso del país, afectando indirectamente con ello la viabilidad del plan de recuperación económica de Maduro. Sin embargo, no puede tensar la cuerda de una forma abierta e insistente, ya que eso podría comprometer las recientemente aprobadas operaciones de Chevron en Venezuela y las propias concesiones electorales que a corto plazo espera conseguir la Plataforma Unitaria en México.
Fuente: Misión Verdad