Berta Cáceres fue asesinada por defender el medio ambiente. Ecologista, feminista y defensora de los derechos indígenas, Berta estaba luchando contra el complejo hidroeléctrico Agua Zarca, en la cuenca del río Gualcarque, Honduras.
Esta presa restringía el acceso al agua a las comunidades locales lenca, ponía en riesgo su modo de vida tradicional, y amenazaba el medio ambiente. Gracias al trabajo de Berta la mayor empresa constructora de presas del mundo y varios bancos internacionales se retiraron del proyecto.
Ello le costó la vida. La madrugada del 2 de marzo de 2016 un grupo de sicarios la asesinaron e hirieron al activista mexicano Gustavo Castro, que se encontraba con ella. El crimen estuvo dirigido por militares y responsables de DESA, la empresa constructora de la presa.
El juzgado de lo penal resolvió enviar a juicio oral y público a Roberto David Castillo, ex gerente de la empresa Desarrollos Energéticos S.A (DESA), acusado de ser uno de los autores intelectuales del asesinato de la ambientalista y defensora indígena, Berta Cáceres.
David Castillo es un militar egresado de la academia estadounidense West Point y fue capturado el 2 de marzo del 2018 por el asesinato. Castillo cumplió el “rol de enlace entre el grupo sicarial y los autores intelectuales, la familia Atala Zablah, responsables determinadores del crimen contra Berta, de los ataques al Consejo Cívico y a la comunidad de Río Blanco”.
Tres disparos de un sicario acabaron con la vida de Cáceres en la madrugada del 3 de marzo de 2016, un año después de que sus esfuerzos por evitar a la construcción de una represa en el noroeste del país la hiciera merecedora del prestigioso Premio Goldman, «el Nobel del medio ambiente».