Ezequiel Kosak: «Pasan los días…»

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Por Ezequiel Kosak*

Pasan los días. Y un hijo, un hermano, un pibe que creció jugando a la pelota en un pueblo, no vuelve. Pasan los días. Y otra vez una madre, como tantas madres en nuestra historia, sale a buscar a su hijo, que no responde las llamadas, que en ningún lado aparece pero en algún lado tiene que estar, porque en democracia las personas no desaparecen.

O, al menos, eso expresaba el mural que su hijo con la escuela pintó. Pasan las semanas. Cristina no es de salir en canales de tele; no tiene plata, pero tampoco miedo. La acompañan sus familiares, gente de su pueblo (no el intendente). La acompañan abogados a quienes les importan los derechos humanos.

Empezamos a acompañarles quienes cada veinticuatro gritamos nunca más, gobierne quien gobierne –lástima falten algunos pocos que estuvieron otras veces-.  Pasan los meses. La policía que lo vio por última vez aporta a la causa pistas contradictorias, confusas, a la vez que niega el acceso a información relevante.

La familia de la ex novia denuncia aprietes de la bonaerense. El fiscal filtra información clasificada a un medio de manipulación bahiense, antes que la propia familia se entere. La jueza amenaza a los abogados de la querella. Berni le promete a la madre lo que no puede cumplir, para luego pasearse por los canales de televisión olvidando el tema o tomando en serio las versiones truchas de sus subordinados. Son de manual. 

Pasan los rastrillajes, tantos rastrillajes, para que al cuerpo lo encuentre un pescador que pasaba por ahí. A unos metros del cuerpo estaba su zapatilla. ¿Dónde está la otra? ¿La tendrán los mismos que tiraron en una celda de la comisaría la vaquita que le regaló su abuela, y que llevaba consigo a todos lados donde fuera? Pasó su cumpleaños, y hoy nos enteramos que Facundo ya no lo podrá festejar. No hay mucho que podamos decir, ahora, frente a esa triste y temida noticia.

Más que enviarle fuerza a su madre, a su familia y amigos/as, a sus abogados, a Pedro Luro, al país donde las desapariciones y asesinatos siguen pasando.  Y, como también pide Cristina, podemos decir que se vaya Berni. Si ya no por Facundo, por todos los pibes que seguirán verdugueando quienes en vez de cuidarnos lo tienen como bestial referente.

Justicia habrá cuando sepamos la verdad, pero su renuncia es un necesario primer paso para que la impunidad no nos sea indiferente, no pase como las desapariciones pasan en el país del no me acuerdo.

*Ezequiel Kosak, docente.

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