Victoria Nuñez Dávila es una joven piquense de 31 años, está embarazada de mellizos, y desde el 22 de marzo debería estar Argentina para continuar con los controles médicos correspondientes y preparar su casa para la llegada de los bebés. Sin embargo, mientras cursa la semana 22 de gestación, está junto con su pareja varada en la casa de unos amigos en Brisbane, Australia. Su viaje de regreso fue cancelado por la pandemia del coronavirus y se quedó fuera de los dos vuelos de repatriación que partieron desde el cierre de fronteras hasta la fecha.
Hasta el momento se programó un primer viaje de repatriación desde Sidney el 17 de abril, operado por Latam, y un segundo de Qantas, que llegó el viernes pasado a Ezeiza desde Melbourne. Sin embargo, ni Victoria ni su parena como así tampoco otras personas en situaciones de emergencia pudieron abordarlos por no conseguir lugar o no tener el dinero suficiente para pagar los pasajes que, en el caso del vuelo de Qantas, ascendían a 2550 dólares australianos (US$1655).
Victoria estuvo en diálogo con el programa radial Rompiendo Límites para brindar detalles de la desesperante situación «me comuniqué con la embajada y me dijeron que el vuelo no era de repatriación, que era un vuelo comercial autorizado, que Latam iba a decidir a quién subía»
El segundo vuelo de repatriación desde Australia fue operado por Qantas con el objetivo de repatriar australianos varados en la Argentina. Sin embargo, también fue habilitado a traer argentinos desde ese país, aunque Nuñez y su pareja no incluidos en el cronograma de Cancillería por haberse agregado, sobre la fecha.
Cuando desde Cancillería les avisaron del vuelo faltaban apenas tres días para que partiera y no solo tenían que pagar 2550 dólares australianos cada pasaje (5100 entre los dos), sino que tenía que recorrer 1700 kilómetros para llegar desde Brisbane a Melbourne.
Las semanas pasan y la angustia aumenta ya que según cuenta la pampeana solo podría viajar hasta la semana 27 de gestación. «Acá no tenemos cobertura de salud y cualquier consulta es carísima»,relata preocupada por el seguimiento de su embarazo. De hecho, tuvo que realizarse un control y lo hizo con una médica clínica y no con un especialista en ginecología porque la consulta era mucho más cara.