River fue implacable durante todo el transcurso del partido. Boca nunca pudo encontrar los caminos para vulnerarlo.
Este domingo en cancha ajena, contra el rival mas poderoso, mostró que es un equipo sólido que transmite confianza en todas sus lineas.
Ganó en todos los sectores de la cancha. Funcionó armónicamente, cuando defendía, defendían todos y ocupando todos los espacios y cuando atacaba desplegaba una importante cantidad de variantes ofensivas. 
Por afuera o por adentro, siempre incomodaron y desequilibraron a la defensa de su histórico rival. Para colmo, cada cambio que realizó Marcelo Gallardo, cumplió con creces el rol asignado. Incluso el cambio obligado por Pity Martínez no alteró el esquema tactico y estratégico del equipo riverplatense.
Las escasas veces que Boca llegó a comprometer a River, mas por empuje que por fútbol, se encontró con un arquero monumental que le da seguridad y completa una estructura futbolistica.
Los errores arbitrales en las dos áreas no empañan en nada la contundencia del triunfo riverplatense. El mismo técnico de Boca lo reconoció. River lo presionó bien arriba, siempre intentó ganar.
Los goles merecen párrafos aparte.
El pressing, rápidamente dio resultado. Cinco jugadores de River presionaron, pusieron en dificultades a la defensa rival y un zapatazo perfecto del Pity Martínez se metió junto a palo, abriendo el marcador. Poco mas tarde seria reemplazado por lesión
El segundo tambien cinco jugadores desplegados ofensivamente hicieron circular la pelota hasta que Quinteros puso un pase en profundidad a Borre e ingresando por la derecha Ignacio Scocco sacudió la red.
Fue un gol que, seguramente quedara como registro histórico, por la factura del gol y por el juego del River de Gallardo.
