«Existimos, esto está pasando y tenemos derechos»

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Por Claudio Acosta*

Entre tanta malaria y los contagios por covid que parece no detenerse, algo para atender está sucediendo en los sectores populares de la ciudad. La pandemia acentuó las desigualdades preexistentes y todo se volvió más difícil. Sobre todo para los sectores más humildes, las y los precarizados laboralmente. Los sectores populares tienen responsabilidad social y estos meses de pandemia estamos escasos de rebeldías. No así los sectores políticos más conservadores habituados a marchas anticuarentenas, antivacunas, en rechazo del impuesto a la fortuna o en defensa de la empresa Vicentin.

Hay situaciones límites y la movilización de ayer por las calles de Santa Rosa es una muestra de ello. Pone de manifiesto una realidad que la política en su mayoría y parte de la sociedad no está pudiendo ver. Las vecinas y vecinos del Nuevo Salitral hacen tiempo que piden ser escuchados y no lo son. Peor que eso, no se los reconoce. Sin embargo a pesar de ello redoblan su esfuerzo por organizarse y levantan en el barrio un espacio en común. Circula la solidaridad y el compromiso para ayudarse a levantar una huerta comunitaria y un horno de barro. Desde donde también le hicieron frente al tornado que arraso con lo poco que tienen. La sensación de que la respuesta por parte de la gestión fue insuficiente ante el temporal, seguramente animo al barrio Nuevo Salitral a salir a las calles a manifestarse.

Fue muy simbólico ver  a niñas/os, madres y padres de la “periferia” de la ciudad marchando, con todos los cuidados de la ocasión, hacia el centro de la capital donde la realidad es absolutamente distinta en muchos sentidos. A pesar de eso, la respuesta de las personas que trabajan y recorren la Feria de la Plaza San Martín fue interesarse por la situación y acompañar la recorrida con aplausos. Se pudo ver empatía y solidaridad por el reclamo. Igual con las y los trabajadores de prensa y de tránsito. Al fin y al cabo es una vieja estrategia buscar que nos enfrentemos pobres contra pobres. Pero en este reclamo se pudo ver  todo lo contrario y seguramente es porque las y los laburantes reconocen lo justo del pedido: EXISTIMOS, ESTO ESTA PASANDO a pocas cuadras de acá y TENEMOS DERECHOS.

El problema de la vivienda al igual que la pobreza también es estructural. Si bien es cierto, no parece suficiente señalar gestiones anteriores como responsables de esta situación. Cuando se informa de las casas que se van a construir desde el IPAV alcanza una simple cuenta de suma y resta para darse cuenta que la problemática de la vivienda no se va a solucionar. Por el contrario los asentamientos van a crecer y por eso es urgente reconocer el problema y encarar una solución. Tal vez un buen comienzo seria aceptar la realidad y acercarse a conversar con las familias del Nuevo Salitral y escucharlas.

Las condiciones objetivas de pobreza y avasallamientos de derechos esenciales es una constante en esta sociedad capitalista. Más difícil es que las personas organizadas busquen revertir cualquier injusticia. El trabajo que se viene realizando en el Nuevo Salitral y la marcha reciente a días de finalizar el año es un pequeño pero firme paso que avanza colectivamente para reclamar lo que les corresponde. Santa Rosa en el siglo XXI. Tan solo hablamos de tierra y trabajo, un techo, agua y luz.

*Desde el Pie Santa Rosa

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