Quedó absuelta la médica acusada de la muerte de una adolescente, tras un aborto.

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La sentencia se leyó, esta tarde, en los Tribunales de Esquel donde el juez José Colabelli consideró que la médica Estrella Perramón, por entonces con funciones en el hospital de El Maitén (el hecho ocurrió en diciembre de 2015), debía ser absuelta de los cargos de mala praxis formulados por la fiscalía.

No obstante, el magistrado la condenó a un mes de prisión de suspenso y a un año de prohibición de ejercicio de la medicina por “lesiones culposas”.

Previamente, durante los alegatos, el abogado Edgardo Manosalva había pedido “la absolución de la acusada por atipicidad de carácter absoluto de su conducta”.

Insistió con que Perramón “realizó la interrupción medicamentosa del embarazo, siguiendo estrictamente el protocolo pertinente” y que las causas de la muerte de Keila “deben buscarse en la atención inadecuada que habría recibido en terapia intensiva del hospital zonal de Esquel”.

Al finalizar pidió que “se investigue por falso testimonio a todos los profesionales que declararon aportando datos que llevan a la confusión” y hacen a quienes no conocen de medicina entender que su defendida obró de manera incorrecta.

También habló “del riesgo para la salud de la paciente” y del “paso a paso en el suministro de la respectiva medicación”.

Concretamente, Manosalva se refirió “a los síntomas con los que la joven volvió al hospital subzonal de El Maitén y a la atención que se le suministró, de acuerdo a esos síntomas”.

Aseveró que en el nosocomio de Esquel “no se le procuraron adecuadamente antibióticos para el cuadro con el que ingresó, ni se le suministró con posterioridad la reposición de líquido suficiente para evitar el cuadro de deshidratación”.

Agregó que “no había una falla multiorgánica, no presentaba un cuadro compatible con una sepsis ginecológica. Nunca presentó shock séptico, pese a lo que dice el certificado de defunción”.

A su entender, “no que no se demostró nexo causal entre la interrupción legal del embarazo medicamentosa con el posterior fallecimiento”.

Valoró finalmente que por parte de la médica imputada “no hubo imprudencia, negligencia, ni impericia de los deberes a su cargo”.

El testimonio de Estella.

En la séptima audiencia en el Congreso Estella expuso sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Aquí su exposición completa:

Me presento ante ustedes en este este para contar mi experiencia los fundamentos de porque necesitas que en Argentina entrenados que el aborto legal.

En Chubut contamos para llevar a cabo Interrupciones Legales del Embarazo (ILES), formación académica en las residencias médicas,Mmisoprostol en hospitales, una ley de Aborto No Punible vigente desde año 2010 y el protocolo del Ministerio de Salud de la Nación.

En este contexto en el año 2015 en el hospital Subzonal El Maiten, se asistió a una mujer que realizó un aborto medicamento con misoprostol siendo el tratamiento efectivo. A los 6 días inicia un cuadro de origen desconocido y fallece en el hospital zonal Esquel.

El único antecedente que tenía la joven era la ILE y aún luego de 2 cirugías que descartaban el origen ginecológico, se relacionó el aborto con su muerte y se concretó una denuncia que enmarcaba dentro de un supuesto delito penal, mi práctica médica.

No entendía la necesidad de una ley que especifique la legalidad del aborto, hasta que me vi juzgada por la Justicia en base a mitos y tabúes.

Estos habilitan a que se niegue una práctica en una institución de Salud y a que se criminalice a una persona con la sola sospecha de que se haya practicado un aborto y a las personas que los garantizamos.

También observé que esos mitos y tabúes habilitan a no investigar la causa de muerte de una mujer, porque se hizo un aborto y a condenar a una médica que garantizó la práctica más allá de que se comprobó en el Poder Judicial que había cumplido con los protocolos que legitiman su participación.

Mi objetivo se presentarme en este debate no es de convencerlas y convencerlos de que opinemos de la misma manera sobre cómo ejercemos la autonomía que tenemos de jurados cuerpos, sino q otras opiniones no se transformen en una obligación de ciertas personas a adaptar en contra de su voluntad decisiones sobre su salud reproductiva.

La idea es que ninguna opinión vulnere nuestro derecho de disfrutar nuestra vida, salud y sexualidad.

Tampoco mi objetivo es convencer a cada médica y médico que se forma y cuenta con los recursos necesarios para llevar a cabo ILEs seguras, las hagan.

Sino que más allá del posicionamiento que tengan al respecto, garanticen al acceso a las personas que los solicite como lo harían con cualquier buena práctica recomendada por Salud.

Se requiere la legalización del aborto para que este no sea evaluado como acto heroico en función a opiniones e intereses de compañeras y compañeros de trabajo ppr sobre la evaluación de estándares de bienestar individuales de la persona que lo solicita, como media que pueda alcanzar como derecho humano.

Parte de nuestra competencia es orientar a la práctica en la Salud como derecho conociendo que este es independiente de los derechos a la vida, a la dignidad, a la autonomía, a la libertad, al libre desarrollo de la personalidad, a la información, a la no discriminación, a la igualdad, a la intimidad, a la privacidad, a estar libre de tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Todos estos derechos son vulnerados en la continuación forzada de un embarazo.

Es por esto que profesionales de la salud seguiremos garantizando ILEs de manera libre y gratuita más allá del resultado de este debate, porque entendemos que el riesgo de no brindar la aguja que por nuestra educación y rol social podemos ofrecer es mayor al riesgo potencial de exponernos a una denuncia penal.

Riesgo que se presenta como factible desde que iniciamos nuestros estudios universitarios y no por eso dejamos de ejercer nuestra práctica.

Para que está práctica sea en el marco de Salud Pública, Universl y Gratuita, necesitamos un marco legal en el que se promueva la producción local de los recursos necesarios como mifepristona y misoprostol, y que se investigue para ofrecer un buen servicio accesible a todas y todos en vez de usar tiempo y recurso en tratar de prevenir una denuncia infundada.

Observando a la salud desde esta perspectiva la ética profesional y mi moral como mujer atraviesan mi decisión de acompañar a las personas que solicitan una ILE.

Esta moción me permitió soportar el dolor que produce un proceso judicial. Que ante una denuncia ya hay castigo. Está resistencia también es gracias a personas que tomaron la decisión de acompañar, en este casco de acompañarme, en este proceso.

A través de compatir tiempo, información, abrazos, mates, miradas amorosas en audiencias vivencie el acompañamiento feminista que fortalece y empodera.

Pero más allá de que pueda transitar entera este camino, deseo que el crecimiento personal como mujeres y como personas con capacidad de gestar, no sea a través del dolor sino gracias a la construcción de nuestra identidad como seres íntegros, que experimentan su vida sexual desde el disfrute y usan sus cuerpos como herramientas para vivir la vida que deseen.

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