Desde Tucumán, el presidente Mauricio Macri encabezó el acto por el Día de la Independencia con un discurso sin referencias históricas y centrado en la actualidad, donde volvió a hacer hincapié en el «optimismo», el esfuerzo y el diálogo. «No es momento de demagogias», advirtió a la oposición, y prefirió hablar de una «tormenta» para referirse a la fuerte crisis económica que enfrenta el país.
Al rededor de una hora duro el acto que culminó con la intervención del Presidente frente a su plana mayor que ocupaba las primeras filas armadas en el patio de la histórica casa de Tucumán. La vice presidenta Gabriela Micheti, el jefe de Gabinete Marcos Peña, el ministro de Defensa Oscar Aguad y el gobernador tucumano, Juan Luis Manzur, entre otros, lo escucharon atentamente.
En un discurso con tono contemplativo y esperanzador, hizo referencia a la importancia de Vaca Muerta en la política energética de su Gobierno, llamó a dejar de lado la tendencia «de aquellos que solo ven todo lo malo», y le pidió a los «empresarios» un esfuerzo para sacar el país adelante. También, mencionó la aprobación de la «Ley Justina» para la donación de órganos, como ejemplo de diálogo, pero evitó los temas económicos.
«Estamos pasando por una tormenta, una tormenta fruto de muchas circunstancias. Entre ellas hay temas de nuestra propia gestión, de los mercados externos y de políticas tomadas por gobiernos anteriores. Pero debemos tener confianza porque sabemos a dónde vamos y cómo vamos a lograr las metas que nos hemos puesto», definió.
Llamativamente, no hubo menciones históricas, ni alusiones a la gesta independentista que cumplía 202 años. Durante la trasmisión televisiva, mientras Macri hablaba imágenes ilustrativas iban acompañando las palabras del Presidente, una marca del peso comunicacional que acompaña la gestión de su gobierno, más cercana a las lógicas publicitarias.
