VARIOS MILEI EN LA NIEBLA

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La irrupción de Javier Miliei como sujeto de la provocación ultraderechista ha agregado un condimento de esperanza a millones de argentinxs que creen que peor no pueden estar peor.

Y que apuestan a “que se pudra todo”; y una gran preocupación en otros millones que lo asocian a los peores recuerdos del lopezreguismo y la última dictadura. Pero ocurre que otros candidatos, que no se alinean con el nuevo fenómeno político de la Argentina, no son su contracara.

La caracterización de una fuerza política como de derecha exige en la Argentina (y en otros países periféricos) cuatro requisitos:

. Ser la expresión política de las elites económicas locales.

. Contar con el beneplácito de la embajada de EEUU.

. Contar con los mayores medios para una campaña electoral, por la cantidad de fondos disponibles y por ser promovida y propagandizada por las grandes cadenas de desinformación mediática.

. Poseer una estructura política nacional asociada a las dominaciones económicas, sociales y políticas locales.

En la Argentina, si incorporamos al análisis político estos requisitos, quien gana, y por varios cuerpos, es Juntos por el Cambio y su candidata Patricia Bullrich. Y antes de las PASO (primarias), quien llenaba mejor los requisitos era la propuesta de Horacio Rodríguez Larreta, que contaba con el apoyo de la estructura política del Partido Radical y que gobernó sin sobresaltos la Ciudad de Buenos Aires con un sólido blindaje mediático.

Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, que ostenta tres apellidos oligárquicos, está insertada familiarmente en las clases terratenientes y su actual marido, Guillermo Yanco, es un representante de los intereses sionistas en la Argentina. El circulo rojo de grandes empresario y las embajadas de EEUU e Israel apadrinan a Bullrich, que además cuenta con el apoyo de los multimedios hegemónicos como Clarín y La Nación. Estos medios, que venían ejerciendo una oposición encarnizada contra el gobierno de Fernández, han agregado últimamente a la lista de sus enemigos a Javier Milei.

Las razones son obvias. La caída electoral que Patricia Bullrich muestra en las encuestas está motivada por una fuga de votos que emigran para acompañar la candidatura de Milei. Entre las propuestas de derecha antiperonista hay un tránsito de votos que se desplaza en un sentido u otro. En las elecciones del Chaco la casi totalidad de los votos que Milei obtuvo en las PASO, se sumaron al candidato radical de Juntos por el Cambio y le garantizaron el triunfo de la elección provincial.

Javier Milei es un ‘outsider’ de derecha, pero al capital le genera la misma desconfianza que todos los advenedizos mesiánicos. Puede ser útil por cierto tiempo, como lo fue López Rega, pero no garantiza continuidad ni estabilidad política. Los analistas del establismenth advierten que carece de experiencia para gobernar un país complejo como la Argentina y que las expectativas generadas en sus votantes de que se produzca un milagro erradicando a la casta política, pueden jugarle en contra.

Su postura de convertirse en una topadora para arrasar derechos, alentando actos violentos de sus seguidores, puede contribuir a unir a sus adversarios y quitar margen de maniobras a las estructuras sindicales y sociales que habitualmente actúan como bomberos del conflicto social. Sus declaraciones de que no va a hacer negocios con “países comunistas” o que desconocerá al Mercosur han causado nerviosismo a los exportadores que verían afectados a sus principales mercados.

La gestión de otro ‘outsider’, como el banquero Guillermo Lasso en Ecuador, es una experiencia aleccionadora. Lasso se tuvo que ir del gobierno a los dos años, dejando un saldo de cientos de muertos, y con un fuerte incremento del narcotráfico en la estructura del Estado.

Seguramente Milei es el peor intencionado de los candidatos a presidentes, pero como dicen en Venezuela “las intenciones no preñan”. No alcanza con ser malo, hay que tener poder para ejercer la maldad.

Massa también genera desconfianza, pero por razones distintas. Es un político vinculado a la derecha peronista, con buenas relaciones con los gordos de la CGT, los gobernadores y algunos empresarios como Midlin, Hadad, Vila, Manzano, etc. Fue mencionado en los Wikileaks como asiduo concurrente a la embajada de EEUU.

Sin embargo, está caracterizado como un hombre imprevisible, con una gran ambición de poder, que lo convierte en poco afecto a respetar acuerdos y a sostener alianzas en el tiempo. Es un pragmático que no tiene reparos ideológicos para hacer negocios con China, ni para promover que Argentina se integre activamente a los BRICS. Como lo ha demostrado en los últimos tiempos, puede promover firmar un acuerdo vergonzoso con el FMI y después, para intentar ganar una elección, tomar medidas compensatorias que ponen en riesgo el cumplimiento de esos acuerdos.

En los años 90, ser un pragmático sin límites como lo fue Menem conducía inexorablemente a proponer relaciones carnales con EEUU. Pero el mundo está cambiando y aparecen otras “oportunidades de negocios”. Basta observar los cambios de alineamientos geopolíticos de los gobiernos de derecha de Turquía, Emiratos Arabes, India o Arabia Saudita.

Desde el punto de vista de los grupos más concentrados de la economía y de la embajada de EEUU, las elecciones en Argentina se presentaron como muy favorables. Por el lado del peronismo, han conseguido que el candidato, Sergio Massa, sea un personaje conciliador con el gran capital y que cuente con la bendición de su principal dirigente, Cristina Fernández. Repiten los logros que obtuvieron en 2015 con la candidatura de Daniel Scioli y en 2019 con la candidatura de Alberto Fernández.

Pero la irrupción de Javier Milei ha puesto en peligro el anunciado triunfo de Juntos por el Cambio. Bullrich ganaría con comodidad en segunda vuelta a cualquier candidato, pero no tiene asegurado el ingreso al ballotage. Si a la segunda vuelta llegan Milei y Massa, los grupos de poder tendrán que barajar y dar de nuevo, porque aún con dos candidatos de derecha, sus gestiones pueden tener sus complejidades.

En los próximas semanas asistiremos a un incremento de la ofensiva de los grupos más concentrados del capital y de la embajada de EEUU, para bajar a alguno de los candidatos y asegurar que Patricia Bullrich ingrese a la segunda vuelta.

Los dueños del país ya no se conforman con promover a un gorila para gobernar la selva, quieren que sea el más amigable con los intereses del capital.

 

FUENTE: La Haine

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