Mucha gente del exterior y también compatriotas me preguntan vez cómo es posible que Javier Milei tenga reales chances de ganar la presidencia mediante el voto popular y democrático… ¿Cómo se entiende? Veamos. Cuando yo era chico nadie buscaba comida en la basura, hoy lo hacen familias enteras pese al slogan que asegura que nuestro país tiene capacidad de alimentar a varios cientos de millones… Quizás allí radique la causa y el personaje Milei con su show de la motosierra para arrasar a la casta política sea el emergente adecuado en esta instancia para corporizar el profundo deseo de encontrar depositarios de la culpa de esta situación y castigarlos aun a costa de un suicidio colectivo. En una de mis últimas conferencias, al final, cuando la gente se acerca a contarme cosas o hacer preguntas personales, uno de los asistentes que aseguró que su familia y él siempre habían votado al peronismo resumió el tema de esta forma:
– “Estos nos cagaron, los otros también, y bueno, que nos cague uno nuevo…” -Con “estos” se refería al actual gobierno peronista y con “los otros” a la oposición. Existe un profundo descreimiento y malestar donde parece que nada ni nadie nos podrá rescatar, flota en el aire la sensación de un país inviable. Freud hablaría de malestar de la cultura. Sin tocar la cuestión de la obscena corrupción de los funcionarios, veamos algunos indicadores de la realidad actual. La inflación de septiembre pasado fue de 12,7%, en lo que va del año asciende a 138,3%, es decir las economías familiares están pulverizadas. Además el INDEC expuso datos del primer semestre de 2023 sobre la “Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos”. La pobreza estructural del país es de 40,1% de los cuales 9,3% son indigentes, si lo traducimos en personas tenemos 11.800.000 y 2.700.000, en total suman 27.400.000, es más de la mitad del país. Y si lo ponemos en grupos de edad, el 56,2% de los menores de 14 años están allí. Quizás convenga no maquillar esos dos indicadores: pobres son aquellos a quienes sus ingresos solo le alcanzan para comer y nada más, indigentes son a quienes su ingreso no les alcanza ni siquiera para comer. Argentina antes no era así…. No se trata de abrumar o tener “mala onda”, la idea es encontrar una explicación al motivo que lleva a que Milei canalice esta situación.
Estos indicadores en porcentajes poblacionales para algunos de los grandes conglomerados urbanos son los siguientes: Gran Rosario 40% y Gran Córdoba 46%, Gran Santa Fe 32%, y si subimos más al norte Gran Tucumán 51%, Santiago del Estero/La Banda 54% y Gran Resistencia 79.6% , Posadas 46.7% mientras que para el Gran Buenos Aires 58.6%. La estimación preliminar del PBI para el segundo trimestre de 2023, muestra una caída de 4,9% con relación al mismo período del año anterior. La situación general es siniestra para quienes cayeron en el abismo, pero también para el resto que se mantiene a flote, ya que todo el mundo observa aunque sea de reojo el precipicio y es lógico que eso genere “Temor y Temblor”. Se trata de una realidad absurda de millones de excluidos en un país inmensamente rico. Es incomprensible. La TV oficial busca entusiasmar a los ciudadanos mostrando enormes yacimientos de litio, gas o petróleo que serán la panacea, cuando todos sabemos bien que excepto para algunos pocos, el extractivismo no derraman riqueza, apenas derrama agua de descarte y tierras arrasadas, es decir contaminación. Pese a que Milei despotrica acusando de todos los males a rojos, zurdos de mierda y bolches que parecen cercarlo en su febril imaginación, este mundo tal y como lo vemos y que tanta gente padece no lo creó el socialismo, sino que fue construido por la “infalible” mano invisible del mercado…
Los datos no son números sino personas que sin necesidad de leer El Malestar de la cultura de Freud la sienten y padecen en carne propia. Ese malestar provoca insatisfacción y eso genera agresividad, en este caso una agresividad sin un destino ni destinatario adecuado provocando una pulsión de autodestrucción. Ahora bien, no todos los votantes de Milei son personas expulsadas o excluidas del sistema económico. Se encuentran en todos los estratos sociales ricos y pobres. El asunto es más complejo, mucho más complejo, ya que ese malestar atraviesa todos los sectores. Entretanto la Izquierda no logra canalizar nada, siempre enredada en análisis tan laberínticos como masturbatorios con purismos idiomáticos gastados que poco dicen por lo que evidentemente no logra ser creíble ni canalizar la esperanza de sectores populares.
Y así estamos. La historia tiene momentos de flujos y reflujos, de avances y retrocesos que pese a lo que hagamos suceden, nos exceden pese a nuestros esfuerzos y deseos. Justamente en estos momentos de avance de la derecha (los tres candidatos lo son), es cuando más importante es mantener la llama viva, la luz en esta siniestra oscuridad de traidores y mediocres. Este es el momento de aguantar y estar en cada lugar donde se deba estar y no echarle la culpa a la gente como hace tanto analista progre decepcionado por el comportamiento del electorado. La gente no es estúpida ni es culpable. En estos tiempos de neoliberalismo que promete acentuarse y que parece diluir la posibilidad de un horizonte de esperanza, pensar en lugar de ser pensados por el sistema resulta fundamental. Es lento, pero viene…
Fuente: Contrahegemonía