Tarifas del primer mundo, pero un servicio con los niveles más precarios.

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José Rigane, secretario general de la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (FeTERA-CTA), brindó una entrevista a  Radio Sur 88.3, y señaló que en Argentina hay tarifas del primer mundo, pero un servicio con los niveles más precarios.

– ¿En dónde estuvieron reportándose cortes de luz y a qué se deben?

– En primer lugar, los cortes son permanentes y suceden a lo largo y ancho del país, no es solamente Capital Federal y Gran Buenos Aires, sino que también sucede en el interior del país. En Mar del Plata están produciéndose cortes permanentemente que son una demostración de la falta de inversiones por parte de las empresas que cada vez ganan más dinero, cada vez tienen más subsidios y cada vez tienen más rentas de carácter extraordinario. Sin embargo, el servicio empeora, un poco como decía un periodista: “Tenemos tarifas del primer mundo, pero tenemos un servicio que tiene los niveles más precarios”.

En esto no va a haber modificación hasta que se cambie el modelo energético, es lo que hay que cambiar, pero el gobierno no está dispuesto a hacerlo y menos en recuperar la potestad del Estado, no solo en función de controlar, sino de organizar, desarrollar y garantizar el servicio público en todos los ámbitos. Mientras esto no se resuelva esta situación va a continuar, está demostrado que después de tres años de tarifazos inmensos, imposibles de pagar, y de haber reportado las empresas ingresos multimillonarios, la situación no ha mejorado sustancialmente respecto de años anteriores en los que las empresas se quejaban de que no podían invertir porque no tenían tarifas acordes.

– ¿Cuál sería el modelo energético que deberíamos tener para una mejora de los servicios?

– Hay que entender a la energía como un bien social, como un derecho humano, como un problema, todo el mundo debe poder acceder a la energía porque es insustituible. No estamos hablando de una mercancía, donde uno va a una góndola y la cambia de acuerdo a su capacidad económica, pero la energía no se puede resolver de esta manera. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que la energía es vital para una vida digna, para salir de la pobreza.

Son todas cuestiones básicas que en Argentina fueron perdiendo valor a partir de la política de privatización y extranjerización llevada adelante en los ’90. Nosotros somos un país que no tiene empresas propias, ni públicas ni nacionales, entonces está todo en manos de los grupos multinacionales. Aquí se hacen concesiones, algo que está perimido en el mundo, se adueñan de un espacio del territorio y todo lo que está ahí pueden venderlo o exportarlo, y todo esto lo hacen a precios extraordinarios que no se pagan en el mercado internacional: Argentina paga 7,5 dólares el millón de BTU, cuando en el mercado internacional se está pagando de 2,5 a 4.

Esa diferencia de dólares las subsidia el pueblo argentino, que además luego tiene que pagar en las facturas finales de luz y gas, facturas que están dolarizadas que generan el inconveniente adicional de no poder afrontarse por la pérdida del poder adquisitivo. Esto termina posicionando a la energía como un bien de lujo al que solo puede acceder el que tiene plata. Esto se termina con un modelo energético basado en la recuperación del patrimonio nacional en manos del pueblo, y así todo el pueblo argentino tenga la capacidad de acceder a la energía.

– ¿Qué alternativa tenemos ante los cortes de luz?

– Las empresas están detrás de la máxima rentabilidad en el menor tiempo posible, por eso no tienen como política un buen servicio y el Estado no actúa para que se hagan las inversiones que tengan que hacer para tener un servicio seguro, adecuado y continuo. Si no se recupera un modelo soberano en el que el Estado deje de ser el “socio bobo” de las multinacionales, sino que sea quien controle, ejecute las políticas y desarrolle programas, no tenemos alternativa de salir de esta situación. Por eso la asignatura pendiente de los argentinos es recuperar la soberanía, si somos capaces de hacerlo y determinar hacia dónde queremos ir, seguramente vamos a tener una perspectiva diferente y superadora a la que tenemos hoy. Caso contrario, lo único que va a pasar es una profundización de lo que estamos viviendo en desmedro del pueblo argentino.

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