El boicot cultural es una pieza más para conseguir el aislamiento del apartheid israelí. Está dirigido a eventos y expresiones artísticas y culturales patrocinados por el Estado de Israel que persiguen limpiar su imagen ante la opinión pública internacional. Lejos de reflejar los valores universales de la cultura, estos actos son parte de una campaña para distraer la atención del público y los medios de comunicación de las políticas de ocupación, limpieza étnica y apartheid.
Además de denunciar y señalar esas violaciones de derechos humanos, la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) al Estado de Israel pretende defender la cultura del pueblo palestino contra las políticas de hostigamiento y memoricidio con las que el Estado de Israel pretende acabar con el patrimonio cultural de Palestina.
La campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) al Estado de Israel
surge en 2005, gracias al llamamiento al boicot de más de 170 organizaciones palestinas que representan a la población civil agrupadas. El BDS es un movimiento anticolonial y antirracista, que nace de la voluntad del pueblo palestino alejándose, así, de cualquier propuesta
eurocentrista.
Esta iniciativa internacional no-violenta se inspira en la campaña similar que hizo caer el régimen de apartheid en Sudáfrica y en la lucha no-violenta contra el colonialismo. Gandhi impulsó boicots comerciales contra la potencia ocupante. También se inspira en las luchas por la igualdad y la justicia social de la población negra en Estados Unidos que impulsaron ejemplares defensoras y defensores de los derechos humanos como Rosa Parks o Martin Luther King.
La campaña BDS no se dirige contra las ciudadanas y ciudadanos del Estado de Israel, ni tampoco contra la población judía en el mundo (de hecho participan en el BDS, incluso dentro de Israel).
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Fuente: Organización Palestina Libre
