Por Desde el Pie
Solemos jactarnos en La Pampa que acá no existen villas. Sin embargo eso merece ser rediscutido. Es notoria la diferencias en muchos aspectos entre el conurbano bonaerense y el conglomerado Santa Rosa-Toay, pero la inequidad del capitalismo no discrimina ni reconoce fronteras. Según el Indec en el país el 40,9 % de la población se encuentra bajo la línea de pobreza mientras que en nuestro conglomerado el 33% y, el 10,9 % del país vive en la indigencia alcanzando localmente el 8,9 %.
Acá y allá existe la pobreza estructural que para poder explicarla la pandemia no es suficiente. El 56,3 por ciento de las y los niños hasta 14 años son pobres, violando los derechos de las infancias, a la vez que se ensancha y garantiza una mayor desigualdad en el futuro. Es en este contexto donde se llevan a cabo las tomas de tierras en Buenos Aires y también en La Pampa.
Localmente los gobernantes provinciales y municipales junto a la sociedad debemos reflexionar sobre las tomas y la situación de las niñas/os que viven en el asentamiento del Nuevo Salitral y en otros que existen en nuestra ciudad. Se dice que esta es una provincia mayoritariamente peronista. Entonces no se puede desconocer que donde hay una necesidad, nace un derecho. Más aun, un sector de la izquierda forma parte de la gestión. Cómo entonces es posible tanto silencio e indiferencia con lo que ocurre en esta ciudad tan chica y con tan pocos habitantes? Porqué mostramos a nuestras hijas/os la indiferencia hacia lo injusto? Cómo es que funcionarios municipales y provinciales no se acercan a escuchar y conversar con la gente de los asentamientos? Si lo hicieran tal vez la gente les recriminaría que todavía no cumplieron con lo prometido en campaña, que no les alcanza con que les lleven una garrafa y una bolsa de mercadería. También dirían que mucha gente se les acerca con donaciones pero, no alcanza para resolver el problema de no tener un pedacito de tierra para construir una vivienda digna.
Detengámonos en la respuesta que da la dirigencia Nacional a las tomas en el país. Para la ministra de Seguridad, Sabina Frederic el problema lo debe resolver la justicia; Sergio Masa actual, presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, “a esta gente habría que quitarles la AUH, o el IFE; la ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, Eugenia Bielsa “las tomas de tierras tienen que ver con situaciones delictivas y; para el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Sergio Berni las tomas son un delito. En La Pampa ningún funcionario llegó a tanto y el intendente aclaro que no piensa en desalojos. No se puede seguir insistiendo que el déficit habitacional es porque Macri no giro fondos para construir casas. Muy cierto, pero qué salida se está pensando para este cuadro dramático que está lejos de desaparecer y va en aumento?
En el imaginario social ronda un latiguillo que responsabiliza a las “familias usurpadoras” por no “esforzarse lo suficiente y querer vivir del Estado”. La meritocracia no existe cuando se parte de la desigualdad profunda. Siguiendo este pensamiento, la propiedad privada no se discute. Esto último ha servido y sirve para legitimar beneficios de todo tipo a una minoría de personas a costa de la explotación del trabajo de la enorme mayoría. Es la lógica del capitalismo desde que se organizó en Argentina. El mito legitima la evasión impositiva, la fuga de dinero del país y los préstamos bancarios que no se devuelven. Aclaración: estamos hablando de la propiedad privada que representa enormes extensiones de tierras concentradas en poquísimas manos de terratenientes, estamos hablando de las grandes fortunas que involucran 9 mil familias cuyo 70% (de lo que declaran!!) se encuentra en el exterior y por lo tanto no generan inversiones ni trabajo en Argentina.
En esta provincia abunda la tierra. Hay tierra fiscal, hay tierra ociosa, hay tierra que el Estado puede comprar, hay gente que necesita trabajar y existe la necesidad habitacional. El problema no es asistencial. El problema es estructural e ideológico. Se antepone la idea de la propiedad privada aunque se trate de terrenos inutilizados. Pareciera quererse evitar que se fije precedente ante una crisis que viene de décadas, que se acentuó con el macrismo y ahora con la pandemia se empieza a visibilizar. El miedo a que esto se replique lleva al Estado a minimizar y, hasta ignorar el problema. Cree que así va a desaparecer. Razonamiento equivocado y con consecuencia a futuro.
Porque quienes toman la tierra lo hacen como último recurso. Son familias desaventajadas, trabajadores hiper precarizados, excluidos del sistema. Son los pobres de toda pobreza que muy poco tienen para perder. Según datos oficiales en Argentina existe un déficit habitacional de 3,8 millones de personas sin viviendas. La pandemia no hizo otra cosa que profundizar esta situación, donde el aislamiento social origino que el hacinamiento explote por algún lado. Y acá sucede lo mismo. El problema habitacional está lejos de resolverse con entregas de casas de barrios. El gobierno anuncio “un plan provincial de viviendas para construir 1000 unidades habitacionales en toda la geografía de la provincia de La Pampa”. Número muy por debajo de las 12.000 familias inscriptas en el IPAV.
A quienes plantean un conflicto entre la propiedad privada y el derecho a una vivienda digna, hay que recordar que a las tomas las antecede un estado de necesidad justificante, que surgen de un conflicto social atravesado por la crisis habitacional y que no pueden ser disfrazadas de delito. Se nos dice que siempre hubo ganancia, siempre existió el dinero, que la propiedad privada de la tierra ha existido desde siempre. Hoy 12 de octubre vayamos atrás en el tiempo: los pueblos originarios fueron despojados de sus tierras, fueron asesinados, profanadas sus tumbas, sus bebes fueron literalmente reventados contra los caldenes, sus huesos exhibidos en los museos, los sobrevivientes fueron rematados como esclavos para servir en trabajos domésticos…esta es la civilización de la propiedad privada. Culturas enteras, exterminadas por la llamada “conquista del desierto”, así comenzó esta historia de la civilización de la propiedad privada y la concentración de la tierra en nuestro país.
Asombra ver que a tantos trabajadores/as y clase media les parezca injusto el impuesto a la fortuna, asombra que se indignen con la ocupación de tierras que no se utilizan o son parte de la especulación inmobiliaria, asombra que aprueben el pago de la Deuda Externa “porque hay que honrar nuestras deudas”. Acá está el triunfo del sistema y su clase social hegemónica, que nos impone su sentido común haciéndonos pensar lo que a ellos le conviene para que defendamos sus intereses.
La tierra es un bien de la naturaleza y su acceso un derecho, no una mercancía. No tiene valor sino se la trabaja. Venimos diciendo hace un tiempo que negar las tomas no es ético ni políticamente correcto. De no darle respuesta a la crisis habitacional y el acceso a la tierra, estaremos abonando a un futuro con presencia de villas y asentamientos en La Pampa. Guernica y el Nuevo Salitral tienen mucho en común aunque nos queramos convencer de lo contrario. Es solo cuestión de querer ver y animarse.
Santa Rosa, Lunes 12 de octubre 2020