Por Cristian Obando. Movimiento Territorial Liberación (MTL)
La manifestación de esta mañana es la demostración de que hay realidades donde familias de esta ciudad no cuentan con derechos elementales como la tierra, el agua, la luz y el gas.
Las familias del Nuevo Salitral marcharon desde el Centro Comunitario que, construyeron donde viven, hasta el edificio municipal. Ocurre que hace 10 días entregaron una nota con más de 50 firmas donde solicitan ser atendidos por las autoridades. Nunca se les contesto. Simplemente quieren que alguien los reconozca y los escuche en busca de soluciones.
Porque de eso se trata de encontrar soluciones. Esa idea de que “cuanto peor mejor” no es la que los está movilizando. Esa es la mirada oportunista que desde la comodidad de la playstation busca sacar tajada. En cambio quienes viven en el Nuevo Salitral padecen no tener acceso a la energía para conservar a temperatura la insulina que se tienen que aplicar por su diabetes, no tener gas para calentarles la leche a sus hijas y no poder conectarse a internet para que puedan hacer las tareas de la escuela.
Si algo hay que destacar es que quienes marcharon son las y los verdaderos protagonistas que además lo decidieron colectivamente. Como también decidieron levantar un horno de barro o trabajar la tierra en huerta comunitaria. En definitiva se trata de luchar por los derechos que les corresponden a la par de ir construyendo lazos desde la solidaridad.
La idea de la meritocracia deja entrever los rasgos individualistas de gran parte de la sociedad. Desde esa mirada, las niñas y niños que están desarrollándose en una infancia de carencias, la responsabilidad es de su mama y papa que “no se esforzaron lo suficiente” para darle lo mismo que a otros chicos.
Por suerte se empieza a discutir la inequidad en la que también aquí estamos viviendo. No todos partimos de las mismas posibilidades para trabajar, para educarnos ni para afrontar el frio en invierno. Y lo que ocurre en el Nuevo Salitral nos está interpelando como sociedad, como Estado y a las organizaciones sociales y políticas.
Ojala que lo de hoy sea el paso que conduzca a las autoridades a reconocer el problema que lejos de desaparecer va a ir en aumento. Para eso hay que empezar por recibir y sentarse con las y los verdaderos protagonistas: personas humildes y trabajadoras que hoy marcharon y que no están pidiendo que le regalen nada. Todo lo quieren conseguir con su esfuerzo. Pero para eso necesitan una oportunidad.