Este miércoles el presidente argentino estuvo reunido con su par estadounidense. Entre otras cuestiones, volvió a alinearse internacionalmente con la potencia imperialista y la OTAN.
El miércoles por la tarde el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió a Alberto Fernández, en la Casa Blanca. La reunión -tan postergada como esperada por el mandatario argentino- no dejó muchas sorpresas. El presidente argentino dijo lo que se esperaba de él. Se alineó con la política nortemaericana en relación a la Guerra en Ucrania; volvió a pedir aval de EE.UU. ante las permanentes negociaciones con el FMI; y repitió una serie de frases destinadas a los titulares de los medios.
Tomando como punto de partida la crisis climática, el mandatario argentino afirmó «nosotros compartimos la preocupación ante el cambio climático. Usted sabe que en la Argentina estamos padeciendo la peor sequía desde 1929 y esto ha complicado mucho nuestra economía y esa nueva realidad se la estamos planteando a los organismos de crédito. Así que espero que… nos sigan acompañando como hicieron hasta ahora”.
El alineamiento geopolítico de Fernández con la política de EE.UU. y la OTAN no pudo ser más evidente. Afirmó el mandatario argentino que «nosotros vemos el grave problema que ha creado la invasión rusa a Ucrania. Usted ha dicho y hemos acompañado la posición en Naciones Unidas de condenar esa invasión. La guerra ha generado un daño inconmensurable a la economía mundial. Tenemos que trabajar mucho juntos, unir esfuerzos para que esa guerra termine, para que deje de llevarse vidas humanas y para que la economía del mundo se recupere».
200 años
La excusa de la reunión había sido la “celebración de los 200 años de relaciones bilaterales entre EE.UU. y Argentina”. Según difundió la Casa Blanca oficialmente, el temario se centraría en “los minerales críticos, el cambio climático, el espacio y la tecnología, la cooperación económica y los valores compartidos de inclusión, democracia y la protección de los derechos humanos”.
La agenda que viene proponiendo abiertamente Estados Unidos es avanzar en mayor extractivismo de minerales como el litio, coincidiendo con los dichos frecuentes de la generala del Comando Sur, Laura Richardson, como parte de la competencia por recursos con China y el dominio en la región. Un modelo extractivista sobre los bienes comunes naturales que ya viene impulsando el gobierno nacional como los provinciales, tanto del oficialismo como de la oposición, y están decididos a profundizar aún más con el objetivo central de pagar una deuda ilegítima e ilegal con el FMI. Para eso, recientemente el Ejército anunció la militarización en áreas de «recursos naturales y espacios soberanos» del país, como Vaca Muerta, el Atlántico sur y zonas de extracción de litio.
Además, el interés estadounidense incluye el control sobre las telecomunicaciones: la licitación de 5G es estratégica para la logística de armamentos y posicionamiento de tropas, además de conectividad a internet, otro tema de competencia con China. Aceptar esta agenda es quedar (más aún) a los pies del imperialismo norteamericano.
En la comitiva argentina en Washington están presentes el canciller Santiago Cafiero y el ministro de Economía, Sergio Massa, que se sumó a la delegación con agenda propia no confirmada donde buscará reunirse con con representantes del Tesoro y/o con la propia Kristalina Georgieva, titular del FMI.
Negociación con el FMI: relajar las metas de ajuste
Como ya se señaló, el tema de la economía argentina fue parte de la reunión. Resulta lógicol: la sequía afectó el ingreso de dólares, la inflación se aceleró, la actividad económica se frena, y la proyección para este año es de caída de la economía en un mundo convulsionado por las quiebras de los bancos en EE. UU.. En este contexto, el Gobierno argentino pretende renegociar las metas de ajuste con el FMI con el argumento del impacto de la sequía y que necesita un respaldo político ante el board del organismo. También participará Janet Yellen, secretaria del Tesoro.
Las quejas estadounidenses se habían expresado previamente en el encuentro que mantuvo el presidente Alberto Fernández en el Council of the Americas con unos 40 empresarios, inversores, ejecutivos, y analistas de Wall Street. Los empresarios consultaron al presidente sobre el cepo y la estabilidad. El presidente argentino defendió su gestión y argumentó que la economía fue sacudida por el coronavirus, la guerra en Ucrania, y, ahora, la sequía. Además, el mandatario aprovechó la ocasión para rematar los bienes comunes naturales como el litio y el gas.
Entre los asistentes participaron ejecutivos de bancos, fondos de inversión con bonos argentinos, empresas energéticas, alimenticias, farmacéuticas, tecnológicas, mineras (hay gran interés por el litio), entre otras.
Otra parada del viaje oficial en Estados Unidos es el encuentro entre Sergio Massa y el FMI. Se espera que la reunión sea este jueves en Washington para evaluar el cumplimiento de las metas acordadas con el FMI. El ministro de Economía tenía la intención de tener un encuentro con la Directora Gerente, Kristalina Georgieva, pero la funcionaria se encuentra de viaje en China hasta el jueves 30 de marzo. No está confirmado, pero la reunión sería con la primera Subdirectora Gerente Gita Gopinath. El Fondo flexibilizó la meta de acumulación de reservas, pero mantuvo la meta de déficit fiscal primario de 1,9% del PIB para este año, es decir un mayor ajuste en relación a 2022. El Gobierno pretende que se modifique este porcentaje ya que profundizar el recorte en un año electoral sería otro golpe a su propio electorado en un contexto de mayor deterioro de las condiciones de vida de las mayorías populares.
A comienzo de mes la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sostuvo que era necesario un consenso para “revisar las condiciones en las cuales se firmó el acuerdo con el FMI». Sin embargo, el kirchnerismo criticó el acuerdo con el Fondo una vez que ya se votó en el Congreso, y dio via libre en el recinto para que avance el pacto. Además, el kichnerismo avala el ajuste en curso de Massa y su nueva medida de canje de bonos que afecta los recursos de la Anses, de los jubilados.
La incógnita es si el Fondo aceptará flexibilizar las metas aunque es probable que el organismo esté dispuesto a respaldar al gobierno del Frente de Todos y postergar el mayor ajuste para el próximo año con un nuevo gobierno. De la mano del Fondo nada bueno vendrá para las mayorías populares, es necesario rechazar el acuerdo y movilizarse por el desconocimiento soberano de la deuda.
Fuente: La Izquierda Diario