Cristina Castro, madre del joven de 22 años detenido por la policía el 30 de abril de 2020 por circular durante la pandemia, declaró junto a sus abogados en las oficinas de Amnistía internacional y contó que no hay ningún avance en la investigación. Facundo estuvo desaparecido y su cuerpo fue encontrado en un cangrejal. Según la autopsia, su muerte fue por asfixia y sumersión.
“Mi vida quedó detenida hace 3 años y medio. Con todas las pruebas que tenemos y que al día de hoy no haya ni imputados ni detenidos, significa que la Justicia nos está tomando el pelo. Los jueces y fiscales deberían hacer su trabajo para garantizar justicia y reparación. El Estado debe imputar a los policías responsables por la desaparición y muerte de Facu”, sostuvo Cristina Castro, mamá de Facundo Astudillo Castro a Amnistía Internacional Argentina.
El joven fue visto por última vez el 30 de abril de 2020, en plena cuarentena estricta por la pandemia del coronavirus. Al inicio, su causa se inició por “averiguación de paradero”. Pero hace ya más de tres años que se encontró su cuerpo en un cangrejal en la zona de Villarino Viejo, cerca de Bahía Blanca. Si bien la autopsia informó que el joven de 22 años fue “víctima de una muerte violenta por asfixia, por sumersión”, la causa no avanzó.
De hecho, la querella denunció irregularidades en la investigación judicial y afirmó que hubo contradicciones e inconsistencias en los relatos de los agentes de la policía de la provincia de Buenos Aires vinculados al caso.
Durante este jueves se llevó a cabo en sus oficinas un encuentro entre periodistas y Cristina Castro, madre de Facundo junto a sus abogados, Luciano Peretto y Leandro Aparicio. Asimismo, estuvo presente Margarita Jarque, querellante institucional por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).
Paola García Rey, directora adjunta de Amnistía Internacional, señaló que “Argentina sigue mostrando profundas falencias para superar los patrones de impunidad que atraviesan este tipo de casos: por un lado, el Estado es incapaz de garantizar una búsqueda inmediata, exhaustiva y diligente, que determine el paradero de una persona desaparecida”, Y siguió: “Por el otro, ha mostrado una incapacidad y falta de voluntad de investigarse a sí mismo, habilitando a que la trama de poder que subyace a estos casos se imponga por sobre la justicia”.
Lo mató la policía
Facundo Astudillo Castro fue visto por última vez el 30 de abril de 2020 cuando la policía lo detuvo en la ciudad de Mayor Buratovich en la provincia de Buenos Aires por circular durante la cuarentena dictaminada a causa del COVID-19. El 2 de julio su familia presentó una denuncia ante la Justicia federal para iniciar las investigaciones sobre su paradero. Tras conocer la desaparición, Amnistía Internacional emitió una Acción Urgente global a lo largo de todo su movimiento presente en más de 160 países y territorios para pedir por la aparición de Facundo.
En septiembre de 2022, se confirmó que los restos encontrados en un cangrejal en la zona de Villarino viejo pertenecían a Facundo Astudillo Castro. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) señaló que no han avanzado las denuncias por mal desempeño a la jueza y el fiscal que intervinieron en primer término en la causa.
A tres años de la aparición del cuerpo de Facundo, los abogados de la familia subrayaron que “no hay más nada que probar ya que en la causa está claro que a Facundo lo desapareció y asesino la policía”. Además, señalaron que es necesario avanzar con las imputaciones y que las autoridades de la provincia de Buenos Aires no han hecho nada más que agregar obstáculos en el desarrollo de la resolución del caso.
“Lo tenían marcado”
El racismo es un componente influyente en el ejercicio de la violencia institucional, aseguró Amnistía Internacional en su comunicado. En su último informe, da cuenta de que “esa violencia es también racista y discriminatoria, ya que sus víctimas suelen pertenecer a grupos en situación de vulnerabilidad y marginalizados, cuyas posibilidades de acceder a la justicia son remotas”. Para el organismo, este es el caso de Facundo. En palabras de su madre: “Facu sentía que lo tenían marcado: por la forma de vestirse, por rapear, por la visera”. Según recuerda, era habitual que la policía maniobrara sus camionetas sobre la huerta que Facundo había armado con otros compañeros al lado de la estación. “Ese estigma que tiene este pueblo (Pedro Luro) no lo ha podido borrar nadie: de un lado son todos negros, del otro lado cambia clase social”, explicó. Y concluyó: “Si cruzas a vivir del otro lado no importa. Vas a seguir siendo un ‘negro de atrás de la vía’. Y los negritos no importan”.
Fuente: Tiempo Ar