Por la calle Rivadavia llega el diputado Horacio Pietragalla de Frente para la Victoria y lo intercepta una movilera que casi no llega a alcanzarle el auricular; es alto el diputado. Sobre la vereda hay 10 cámaras de televisión de todos los canales. Al diputado Tonelli del PRO le llueven micrófonos de todos los colores. El diputado Alfredo Olmedo, con su campera amarilla hace fila para que lo entrevisten cuando terminen con Tonelli. Fernando Espinoza del justicialismo, también.
Son las 10:20 de la mañana, hacen 7 grados. Los alrededores del Congreso Nacional están vallados, desde Bartolomé Mitre hasta Hipólito Yrigoyen, y desde Ayacucho hasta Callao. La plaza está vacía. No por falta de gente, sino que el cordón policial ha previsto casi una cuadra de separación entre los dos bandos: el equipo verde y el equipo celeste. Van a disputar el primer tiempo de un partido que hace 13 años intenta jugar la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; es ese el tiempo que lleva presentándose el proyecto de ley que propone la interrupción voluntaria del embarazo.
En el Salón de los Pasos Perdidos, pensado para los y las periodistas, hay operadores de cámara sentados mirando sus teléfonos y mesas redondas que empiezan a ocuparse con notebooks, bolsos y camperas. Daniel Scioli cruza la sala para ir al recinto. No habla con nadie.
Dale dale con el look
El verde invade la sala. Diputados, diputadas, periodistas y asesores visten algún detalle de ese color: Gabriela Cerruti (FPV) tiene un saco largo verde abortista, Victoria Donda prefiere llevar el pañuelo de la Campaña en la muñeca y el piercing de su ceja también es verde. Gonzalo Del Cerro de la UCR y Daniel Lipovetzky, presidente de la Comisión de Legislación General, usan corbatas verdes. Cecilia Moreau, Mayra Mendoza, Romina del Pla… El verde no distingue entre bloques, tiñe gran parte del recinto.
“Tomen asiento por favor”, reta el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, a diputados y diputadas para que vayan a sus lugares, así dan inicio a la sesión. Nadie se apura. Monzó parece un director de escuela al que lxs alumnxs no le hacen caso.
11:22AM – Se inicia la sesión. Un cuarteto de cuerdas toca el himno. “Orden del día Nº 155, Interrupción Voluntaria del Embarazo”.
La tensión se respira. El sitio Economía Feminista creó una plataforma colaborativa donde se contabiliza el poroteo de lxs legisladores que manifestaron su voto. Anuncia una leve ventaja a favor del proyecto de interrupción legal del embarazo pero es temprano para adivinar cualquier resultado. Todavía hay 14 indecisxs.
Daniel Lipovetzky (PRO) y Silvia Martinez (UCR) abren las exposiciones como presidentes de las comisiones de Legislación General y Familia respectivamente. Ambos están a favor de la legalización. Les sigue Carmen Polledo (PRO), presidenta de la comisión de Salud, la tercera por donde pasó el proyecto que se discute. Ella está en contra, equipo celeste: “El niño que crece en el vientre de cada una de nosotras tiene derecho a expresarse y para eso debe nacer”.
Mientras la diputada Gabriela Burgos (UCR) amenaza con que si el proyecto se aprueba “van a seleccionar seres humanos”, Marisa Herrera, investigadora del CONICET que participó de la redacción del nuevo Código Civil, le explica por WhatsApp al diputado Salvarezza (FPV) sobre la protección jurídica de embriones. Está íntegramente vestida con distintos tonos de verde, desde los anteojos hasta los zapatos. Los fotógrafos le piden fotos. Green Carpet en el Congreso.
Brenda Austin de la UCR nombra a Florentina Gómez Miranda, una militante histórica del radicalismo y defensora de los derechos de las mujeres, cuyo nombre va a sonar varias veces en boca de lxs radicales que, diseminadxs en varios bloques, apoyan el proyecto de legalización del aborto. Cierra citando el manifiesto liminar de la reforma universitaria que está a días de cumplir 100 años: “Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan.”
13:00 – El día sigue nublado y empieza a circular una foto aérea del vallado. El lado norte de Rivadavia es un hormiguero verde manchado de banderas de organizaciones políticas; y sobre Callao el escenario donde ya empezó el desfile de actrices, artistas y militantes a favor de la legalización. La multitud llega hasta la Avenida Corrientes.
Por Entre Ríos, para el sur, el equipo celeste todavía no convoca mucha gente. Nomás un puñado que no llena ni media cuadra.
Derecho y humano
El diputado Nicolás Massot, jefe del bloque Cambiemos, se cruza con referentes del FPV en lo que ya es un clásico de los debates parlamentarios, y mezcla democracia con dictadura: “Nunca en democracia nos animamos a tanto, ni en democracia ni de otra manera” a lo que Mayra Mendoza (FPV) responde gritando que sí, que en la dictadura si se animaron. “Fuimos y tenemos que seguir siendo referentes de los derechos humanos”, sigue el sobrino de Vicente Massot, el dueño y director del diario La Nueva Provincia, imputado por cómplice civil de delitos de lesa humanidad.
Sin lugar para los tibios
Ramón Saadi de Catamarca está indeciso y se nota: “Hay argumentos valiosos de una y otra postura”. “¿Pero está a favor o en contra?”, se preguntan en el Salón de Pasos Perdidos.
El Diputado Luis Contigiani por el Socialismo santafecino tiene que cambiarle el nombre a su (ahora) monobloque porque su voto, en contra del proyecto de legalización del aborto, contradice una de las banderas históricas de su partido. El escándalo dentro de la coalición a la que ¿pertenecía? hace ruido hace un par de semanas. Termina su exposición exaltado y gritando.
16:30 – Gabriel Sued, periodista parlamentario que maneja todas las novedades en Twitter, anuncia: “A esta hora la foto no es buena, amigos. 126 en contra, 123 a favor, 1 abstención, 5 indecisos. Todavía se puede revertir. Están negociando con dos o tres para que voten en gral a favor y en contra de los art que no comparten”.
En el debate se suceden el salteño Alfredo Olmedo que pide “un cementerio para las víctimas del aborto”, Ivana Bianchi (PJ) que sostiene que “con esta ley se incentiva el tráfico de hígados y cerebros de fetos” y Estela Regidor (UCR) que marca su posición con una comparación insólita: “Cuando una perrita queda embarazada no pedimos un aborto, regalamos a los cachorritos”.
Es de noche. La vigilia en los alrededores del Congreso no cede. Por el equipo celeste Amalia Granata, periodista y ex candidata a diputada por el Frente Renovador, habla desde el escenario que montaron los Pro Vida en Entre Ríos y Alsina: “El aborto trae consecuencias de por vida en las mujeres, secuelas que no te las vas a olvidar jamás. Vamos a seguir luchando y quiero agradecerles por estar acá hoy, es muy importante el apoyo. Salvemos las dos vidas, no vamos a bajar los brazos”.
Mientras habla, una bandera fucsia larguísima sostenida por jóvenes pasa por arriba de las cabezas de los asistentes. Mercedes, de 54 años, también del equipo celeste, cuenta que vino porque cree que “el mayor milagro que puede tener uno en la vida es dar vida” y agrega que pertenece a una iglesia evangélica y que “Dios está por encima de todas las cosas y cambia las realidades”.
La proporción de varones en el equipo celeste es mayor a la del verde. El promedio de edad también. Familias enteras con pañuelo celeste que dice: “Salvemos las dos vidas” y unos inflables fucsias completan el panorama. Parece que no hubo acuerdo en la uniformidad de los colores.
En el escenario del equipo verde, Miss Bolivia recita: “Ni una menos, vivas nos queremos”.
Las exposiciones en el recinto no paran, unx tras otrx hablan como una radio de fondo. Quedan todavía 100 diputadxs anotadxs para hablar y la votación se estima para las 7 de la mañana.
Afuera empiezan las fogatas y el whiskey para aguantar el frío. 4 grados que en medio de la marea verde no se sienten tanto: “A la Iglesia Católica Apostólica y Romana, que se quiere meter en nuestras camas, le decimos que se nos da la gana, de ser putas, travestis y lesbianas. Aborto legal, en el hospital”, el canto no se interrumpe en ningún momento.
6AM del jueves 14, Gabriel Sued vuelve a twittear: “A esta hora en Diputados todos coinciden en que si el Gobierno no levanta a un par de diputados, LA LEY NO SALE.”, es la fuente más precisa de la jornada. Faltan 29 oradores y los cierres de bloque. La votación sería entre las 9 y las 10 de la mañana.
Caras de cansancio. Dolores Fonzi, de sobretodo verde pregunta cómo viene la cosa.
Magdalena Sierra (FPV): “Nuestras mujeres están ahí afuera. Nos están esperando, están esperando que estemos a la altura de las circunstancias”. Alejandra Molina (PRO): “Las mujeres van a poder abortar a los 9 meses”.
Cambia, todo cambia
A las 8:15, con un tweet, el diputado Sergio Ziliotto de La Pampa da vuelta los números cuando anuncia que tanto él como lxs otrxs dos diputados por su provincia votarán a favor de la legalización. Salieron a la calle y vieron la enorme manifestación que llega hasta Avenida Córdoba.
El clima en el Salón de los Pasos Perdidos cambia. Hay abrazos y besos. Empiezan los cierres por bloque. Graciela Camaño del Frente Renovador, una de las más experimentadas de la Cámara, felicita a lxs diputadxs de izquierda por ser lxs únicos que “tuvieron la valentía de decirle a la sociedad que este era un tema de agenda en sus partidos”. Caras de sorpresa. Sonrisas. Aplausos.
Agustín Rossi, jefe del bloque Frente para la Victoria apela a la empatía: “Voy a votar una ley que, si se aprueba, le va a permitir a mis dos hijas, si mañana quieren hacer un aborto, hacerlo en condiciones legales, seguras. Yo voy a estar enormemente más tranquilo. Pero también voy a votar una ley para que la hija de cualquiera de los que vote en sentido contrario también tenga esa posibilidad”, y agregó: “A ustedes también les puede pasar que venga una hija o una nieta que quiera abortar”. Con el pañuelo verde en la muñeca Rossi menciona la revolución de las hijas y se muestra con las suyas minutos antes de la votación. Afuera del recinto Luciana Peker, periodista de Página 12 y militante feminista, llora. Muchas lloramos.
Es el momento del cierre del bloque Cambiemos que estuvo sumamente dividido durante todo el debate. Silvia Lospennato habla con firmeza: “Sólo hay una propuesta que defiende la vida y es la de la legalización”. Se emociona al terminar su discurso.
María José Lubertino, legisladora de la Ciudad de Buenos Aires, llora también y no da crédito a lo que escucha por la pantalla: “No puedo creer que esté llorando con Lospennato”.
Sigue hablando Lospennato y nombra a las mujeres que históricamente lucharon por la legalización. Emociona a diputadas, periodistas y militantes. Muchos nombres quedan tapados por los aplausos: “Martha Rosenberg, Nelly Minyersky, Diana Maffía”.
Afuera, detrás de la bandera verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, esas mismas mujeres están esperando el resultado.
“Se procede a la votación”
A las 9:51 los ojos de Monzó están rojos. No se entiende si por cansancio o por emoción. La sesión lleva casi 24 horas. Decenas de teléfonos apuntan a la pantalla. Silencio en Pasos Perdidos.
“Bien. Cerrado”, anuncian en el recinto. 131 votos afirmativos y 123 negativos.
Gritos, abrazos. Muchísimos abrazos. La sala de prensa explota en un grito de gol que viene esperando el equipo verde hace más de 13 años.
Cuando baja la espuma de la excitación parece que fue off side y hay cinco votos que no se contabilizaron. Que son cinco, que son dos: “Mi voto es negativo”, confirma Luis Beder Herrera, de La Rioja, y lo mismo hace Graciela Navarro, de Santiago del Estero.
Por un momento parece que habrá una catarata de votos que se dan vuelta. Pero no. Un diputado chilla y Monzó pierde la paciencia tras 22 horas de sesión: “¡Si a las 10 de la mañana usted necesita por dos votos el resultado final, estamos jodiendo!”. Fin de la discusión.
El resultado final es de 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención. Primer tiempo, media sanción: Va ganando el equipo verde. El proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo tiene la aprobación de la Cámara de Diputados.
Luz verde en la Cámara baja
Los videos que se viralizaron más tarde muestran en una toma aérea la pantalla gigante montada en la esquina de Callao y Rivadavia: un silencio y quietud total, de golpe miles de cabecitas que gritan y saltan.
En el recinto empezaron a votar los artículos del proyecto en particular, pero ya nadie está escuchando. Parieron una ley las mujeres y las disidencias, las adolescentes con brillos de glitter y los labios pintados de verde; todxs con el símbolo feminista en la cara y sin haber dormido en toda la noche.
Ellxs lograron que la Cámara de Diputados las escuche. Ahora van por el Senado.
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Por Lucía Rivero