El día de ayer, lunes 18 de febrero, falleció uno de los más eximios guitarristas y arregladores que nos regalara la provincia: Carlos Urquiza.
Dueño de un gusto exquisito, tanto para la ejecución de la guitarra como para los arreglos musicales y corales, Urquiza había nacido el 6 de enero de 1942. Es una de las figuras más sobresalientes de la camada de artistas que tomaron fuerza desde el Cancionero Pampeano.
Participó de formaciones míticas de la música regional folklórica tales como Los Ranquilinos, Agrupación Pampeana. Confluencia y Pampamérica.
Además desarrolló una carrera como arreglador y como docente. Fue el guitarrista de Marcela Eijo, entro otros varios cantantes. Había recibido el Premio Testimonio por su aporte al acervo cultural pampeano como intérprete en el año 2011.
Dueño de un carácter afable y un sentido del humor refinado, trasladó su sensibilidad a la composición musical en forma de arreglos instrumentales sobresalientes, que dieron giros de excelencia a todas las piezas que tocó. A esto hay que sumarle una ductilidad asombrosa y una justeza teñida de suavidad en la ejecución de su compañera de toda la vida: la guitarra.
Se destacó –también- como un empedernido cultor de la amistad, sumando infinidad de relaciones humanas, generalmente relacionadas con la música y la cultura en general, pero también en el ambiente barrial, donde fue activo participante de la comisión vecinal del Barrio Butaló.
Fue también jurado en incontables certámenes musicales y corales dentro y fuera de la provincia, además de activo participante de la Asociación Pampeana de Músicos.
En todas las formaciones que integró fue primera guitarra y con su voz aportó el color grave a las canciones, sumado a que sus arreglos han afianzado las composiciones de temas clásicos del cancionero y nóveles también, estableciendo un parámetro que embelleció cada cosa que tocó.