Estados Unidos alcanzo la cifra de los 100.000 muertos por coronavirus, sin haber alcanzado aún el pico de la pandemia en su territorio. La Universidad Johns Hopkins, que sigue el desarrollo de la Covid-19 en todo el mundo, contabilizó hoy 100.047 fallecimientos en el país, con un total de 1,7 millones de contagios, casi el 20 por ciento del total mundial, que suma 5 millones de contagiados.
Nueva York llegó a tener la crisis sanitaria y de muertes mas alta el país. En una entrevista con CNN, uno de los principales expertos del gobierno de Trump, el doctor Anthony Fauci, aseguró que un rebrote -en los estados donde el pico ya pasó- “no es inevitable”, sobre todo si la sociedad no cumple con las precauciones de distanciamiento social e higiene que proponen los especialistas. “La gente que está afuera jugueteando tiene que entender que cuando hace eso y no ve un efecto negativo inmediato en una semana, eso no significa que debe estar confiado, advirtió Fauci.
Otra cuestión sanitaria que cada vez preocupa más en Estados Unidos es que con el aumento dramático del desempleo, millones de personas han perdido su seguro médico y en gran parte no tienen recursos para contratar uno nuevo, aún con subsidios del Estado. A diferencia de otros países que concentraron la gestión sanitaria de la pandemia en su sistema de salud pública, Estados Unidos no posee esta estructura y su población está acostumbrada a evitar los hospitales y largas internaciones para no contraer deudas de miles de dólares.
En Brasil las últimas estadísticas de la pandemia muestran que ese país se ha convertido en el país con más muertes diarias en todo el mundo, superando a Estados Unidos. Los casos de infectados por el coronavirus y el total de víctimas fatales sigue acelerándose en Brasil. Ya son al menos 391.222 alcanzados por la Covid-19, y los muertos suman 24.512.
A la vez, el presidente Bolsonaro sigue rompiendo todas las reglas básicas dictadas por médicos, científicos y la Organización Mundial de Salud (OMS) al alentar las concentraciones de sus seguidores en la entrada del palacio presidencial, y al saludar y abrazar a esos seguidores casi a diario, incluso alzando bebés, todo sin tapaboca.