El 15 de febrero de 1966 murió en combate el cura y sociólogo Camilo Torres Restrepo. El sacerdote, intelectual y revolucionario se convirtió en un símbolo de las luchas populares en el mundo.
Nació el 3 de febrero de 1929 en la ciudad de Bogotá, en el seno de una familia de las elites colombianas. En 1954 fue ordenado sacerdote católico, tras recibir la influencia de los padres dominicos, quienes lo motivaron a hacerse cura, por lo cual dejó sus estudios de Derecho.
Torres estudio Sociología en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, de la cual se graduó en 1958. Tras finalizar sus estudios volvió a Colombia, donde se involucró con las luchas populares. Su opción por las personas empobrecidas lo acercó a imaginarse un cristianismo diferente. En la actualizada, la Teología de la Liberación -movimiento posterior a la vida de Camilo- lo reconoce como uno de sus pioneros.
Las presiones de la curia chocaron con la visión revolucionaria y cristiana de Camilo, quien afirmó que los cristianos debían sumarse a la lucha revolucionaria. Debido a su compromiso con las comunidades, tuvo varios enfrentamientos con la curia de la iglesia católica colombiana, específicamente, con el Cardenal Luis Concha Córdoba. Debido a las presiones del Cardenal, Camilo Torres fue obligado a solicitar su reducción al Estado Laical, por lo cual, el 24 de junio de 1965, ofició su última misa en la Iglesia de San Diego, en Bogotá.
Como sociólogo colaboró con diversos estudios importantes para Colombia en su época y fue uno de los fundadores de la primera cátedra de Sociología en el continente, en la Universidad Nacional de Colombia. Con sus aportes teóricos, Camilo Torres trabajó de la mano de otros importantes investigadores como Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna, María Cristina Salazar, Virginia Gutiérrez de Pineda, Carlos Escalante, Darío Botero Uribe y Tomás Ducay, entre otros.
También fue uno de los fundadores del Movimiento Universitario de Promoción Comunal –Muniproc- e hizo parte del comité técnico del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria –Incora-. Asimismo, presidió el primer congreso nacional de Sociología realizado en el país.
La continua actividad de Torres se intensificó. En 1965 fundó el Frente Unido, movimiento desde el cual radicalizó su posición y buscó crear un movimiento político que fortaleciera la unidad de todas las expresiones populares, revolucionarias y democráticas, capaz de trabajar por transformaciones radicales que mejoraran la vida del conjunto de la sociedad. De igual manera, realizó movilizaciones, protestas, mítines y grandes concentraciones en Colombia.
El escritor Walter J. Broderick -autor de la biografía Camilo, el cura guerrillero– señaló en su libro que la vida de Camilo Torres estaba en riesgo y eran cada vez mayores los temores de que fuera asesinado por las fuerzas gubernamentales. La señora Isabel Restrepo, madre de Camilo, recibió varias llamadas y anónimos en los cuales amenazaban a su hijo. Ella vivía temerosa con toda razón, y alguna vez murmuró en voz baja antes de colgar el teléfono: “quieren matarme a Camilo”. La evidencia de un atentado contra su vida obligó a Camilo Torres a vincularse formalmente a las filas del ELN y viajar a las selvas santandereanas en octubre de 1965. Dicha decisión fue hecha pública a través de un comunicado firmado por el cura revolucionario, el 7 de enero de 1966.
Camilo Torres estuvo un poco más de tres meses en el ELN. El 15 de febrero de 1966, Colombia fue sacudida con la noticia de su muerte en combate, cuando intentó recuperar un fusil de las manos de un soldado. Tenía 37 años.
Después de su muerte, Camilo se convirtió en un símbolo de las luchas sociales y populares en toda Latinoamérica. Barrios, colegios, murales, escuelas, bustos, organizaciones sociales y hasta canciones rinden homenaje al llamado “Cura Guerrillero”. Fueron varias las mujeres y hombres que se sumaron a la Teología de la Liberación y a las luchas revolucionarias.
57 años después de su muerte, aún no se sabe donde fue enterrado y los militares se niegan a entregar sus restos. El General Álvaro Valencia Tovar -quien dirigió al grupo de soldados que desarrolló la operación militar donde murió Camilo- escondió su cuerpo y lo enterró en un lugar desconocido, llevándose el secreto a la tumba. Las gestiones que adelantó Isabel Restrepo para recuperar los restos de su hijo y darle sepultura, fueron infructuosas.
El 15 de febrero de 2016, al cumplirse 50 años de su muerte, un amplio grupo de personas realizó una eucaristía en las cercanías de Patio Cemento, San Vicente de Chucurí (Santander), sitio en el cual cayó en combate.