Con presencia de ministros de gobierno, campamento en PR inicia este sábado la zafra en Paraná
Este sábado (25) el campo Fidel Castro del MST (Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra) realiza la Fiesta de la Cosecha para celebrar la primera cosecha de soja no transgénica en la región. Las 200 hectáreas de producción fueron cultivadas en el área rural del municipio de Centenário do Sul, en el norte de Paraná.
El evento contará con la presencia de dos ministros del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (PT), Paulo Teixeira, de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar, y Carlos Fávero, de Agricultura y Abastecimiento Pecuario.
La soja no transgénica es diferente del grano que comúnmente cultivan las empresas agroindustriales, que se altera genéticamente para que sea más resistente a los pesticidas. Peor aún: la soja transgénica utiliza Roundup, un producto compuesto por glifosato , sustancia ya criticada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) por sus posibles efectos cancerígenos en los seres humanos.
Según Diego Moreira, miembro del Consejo Nacional de la Producción del MST y líder en la región, el Movimiento de los Sin Tierra se propone un gran desafío, que es replantear el valor de la soja para toda la población brasileña.
“Nosotros [el MST] entendemos la soya como un alimento y una herramienta para combatir el hambre en el mundo. Estamos acostumbrados a tratarla con prejuicios, y con razones para eso”, dice.
“Pero, a medida que profundizamos en el conocimiento de la soja como alimento, no nos adherimos a la lógica monopolizada por las grandes empresas. Estamos seguros de que los trabajadores comprenderán la importancia de sembrar soja”.
“Es lo que pide la gente, lo que pide la gente, menos pesticidas. Sabemos que los pesticidas no son buenos. ¿Vas a comprar un producto, lo prefieres con o sin glifosato?”, pregunta Edivan Ghizoni, un agricultor familiar, colono del MST en la región y responsable de coordinar la siembra de soja no transgénica en el campamento.
Oportunidad única
Para Diego Moreira, la visita de los ministros Paulo Teixeira y Carlos Fávero al campamento “es muy simbólica, porque muestra las intenciones de este gobierno: con quién y para quién”.
La dirección del MST considera que el evento tiene dos importancias. El primero es “un anuncio del potencial productivo de la región y también de la forma sustentable en que producimos aquí”, dice.
“La segunda es exigirle al gobierno federal que incluya estos campamentos en la reforma agraria. Aquí van a estar obligados a cumplir el sueño de estas familias, que es el sueño de esos ocupantes ilegales que trabajaron aquí hace 60 años”, concluye Moreira. refiriéndose a la Revolución de Porecatu, un movimiento de la década de 1940, liderado por pequeños productores que se disputaban la tierra contra los acaparadores de tierras que poseían grandes plantaciones de caña de azúcar y café.
Además de los ministros del gobierno, al acto de este sábado asistirán las diputadas federales Gleisi Hoffmann (PT-PR), quien es presidenta del Partido de los Trabajadores, Carol Dartora (PT-PR) y Luísa Canziani (PSD-PR).
Al menos tres alcaldes de municipios de la región confirmaron su presencia, además del teniente de alcalde de Londrina, João Mendonça.
Las más de 250 familias que viven en el campamento de Fidel Castro dicen creer que el evento -con la presencia de miembros del gobierno federal- podría ser el impulso necesario para garantizar la regularización de la tierra, según explicó la campesina Márcia dos Santos Neri Borges.
“Esta siembra será muy buena para presentar nuestro trabajo al mundo. Es importante para nuestro objetivo, el sueño que es asegurar nuestro lote”, dice el trabajador que vive en Fidel Castro desde 2015 y es uno de los encargados de producir alimentos destinados a la donación.
Durante la pandemia, el campamento produjo y donó 1.500 kilos de alimentos agroecológicos a familias vulnerables de la región norte de Paraná.
Volviéndose orgánico
La siembra de soja no transgénica se considera sólo el primer paso del MST en esta misión de dar un nuevo sentido al valor del grano. Ceres Hadich, miembro del Directorio Nacional del MST, explica que “también es necesario invertir en la transformación, apostando a la agroindustria, para que también se convierta en alimento directo para las familias”.
“Este año por fin pudimos dar un paso más, demostrando que es posible producir soja no transgénica a gran escala”, explica el dirigente, al recordar que el año anterior el campamento de Fidel Castro cosechó 8 hectáreas de soja no transgénica. -soja transgénica en un experimento con el grano. La promesa para el próximo año es llegar a las 1.500 hectáreas.
“A menor costo, se tiene la misma producción”, defiende Edivan Ghizoni.
Para explicar la diferencia entre la soja transgénica y la convencional, el agricultor compara el uso de pesticidas con enfermarse.
“Puedes comparar el Roundup con la gripe. Cuando nos da la gripe, nos tumbamos, nos debilitamos, lleva tiempo recuperarse. Y para eso, necesitamos tomar aún más medicamentos. Lo mismo pasa con la soja cuando aplicas Roundup, se debilita, crece menos. Y para volver a crecer necesita más pesticidas. E incluso entonces el resultado no es el mismo”.
La producción de MST no utiliza pesticidas en la planta. Sin embargo, para preparar el suelo se utilizan productos que evitan el crecimiento de plantas no deseadas en la producción.
“Estamos mirando al horizonte, con el compromiso de la ciencia, la tecnología y las herramientas, para transformar esta producción en orgánica”, dice Diego Moreira.
Uno de los responsables de la siembra de las 200 hectáreas de soja convencional es Victor Hugo da Silva, campista del MST y estudiante de Agronomía en Londrina (PR). A los 21 años, el estudiante celebra poder poner en práctica la teoría dentro del campamento del MST, donde vive.
Al mismo tiempo, se queja de que dentro de la universidad es una minoría. Según Víctor Hugo, en el aula “lo transgénico se entiende como una tecnología, pero la gente no ve el daño que causa al ser humano y al medio ambiente”.Décadas de lucha
El campo de Fidel Castro existe desde 2008, cuando los trabajadores sin tierra ocuparon un área dejada por el grupo Atalla, un gran productor de caña de azúcar en la región, que ya no opera. Además de él, se instalaron otros cuatro campamentos del Movimiento en la misma región.
“Aquí somos los herederos de una lucha histórica, que fue entre okupas y okupas que lucharon contra los acaparadores de tierras en la década de 1940 y los que trabajan”, define Ceres Hadich.
Refiriéndose al nombre del campamento, Diego Moreira concluye: “Estoy seguro que si Fidel Castro pasara por aquí nos daría muy bien compañeros , porque vamos por el buen camino”.
Montaje: Rodrigo Durão Coelho