El tono y el contenido del Presidente Alberto Fernández en la Cumbre de las Américas, realizada en Los Ángeles, Estados Unidos, sorprendió a propios y extraños. El discurso combina reclamos de los pueblos latinoamericanos que cuestionan el imperialismo norteamericano y su intervención en los asuntos internos de los países miembros con planteos cuestionadores al mundo desarrollado por sus políticas económicas que concentran la riqueza y extienden la pobreza extrema. Junto a ello la queja por las ausencias de Cuba, Venezuela y Nicaragua y la denuncia por los bloqueos contra Cuba especialmente que ya lleva mas de 60 años.
A CONTINUACION LOS PUNTOS MAS DESTACADOS DEL DISCURSO
NOS preocupa que América Latina y el Caribe hayan emergido de la pandemia como la región más endeudada del mundo en desarrollo.
EL mundo central ha fijado reglas financieras evidentemente inequitativas. Unos pocos concentran el ingreso mientras millones de seres humanos quedan atrapados en el pozo de la pobreza.
CUBA soporta un bloqueo de más de seis décadas impuesto en los años de la “Guerra Fría” y Venezuela tolera otro mientras que una pandemia que asola a la humanidad arrastra consigo millones de vidas.
DEFINITIVAMENTE hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela.
PRESIDENTE BIDEN. Los años previos a su llegada al Gobierno de los Estados Unidos de América, estuvieron signados por una política inmensamente dañina para nuestra región desplegada por la administración que lo precedió. Es hora de que esas políticas cambien y los daños se reparen.
LA OEA, si quiere ser respetada y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creada, debe ser reestructurada removiendo de inmediato a quienes la conducen.
LA BANCA de Desarrollo Regional, sin más demoras, tiene que volver en su gobernanza a América Latina y el Caribe. El BID requiere un proceso de capitalización para tener más y mejores medios de financiamiento.
LA INVASIÓN de Rusia sobre Ucrania impacta de lleno sobre nosotros. Es urgente construir escenarios de negociación que le pongan fin a la catástrofe bélica.
ESTAMOS frente a la oportunidad de plantearnos el desarrollo de una verdadera Asociación Estratégica Común. Les propongo dos grandes objetivos: organicemos continentalmente la producción de alimentos y proteínas y desarrollemos nuestro enorme potencial energético y de minerales críticos para la transición ecológica.
ANTE TANTA DESIGUALDAD, debemos plantear la necesidad de políticas impositivas progresivas, aun cuando las élites domésticas nos presenten como un peligro para la calidad democrática.
LA INJUSTICIA AMBIENTAL que vivimos destruye nuestro continente. Debemos enfrentar la transición ecológica contando con auxilios financieros suficientes que movilicen la innovación con justicia social.
SEGUIMOS RECLAMANDO por las vías diplomáticas los legítimos derechos que nos caben sobre nuestras Islas Malvinas. Seguimos confiando en el diálogo. Tras la tragedia de la pandemia, observamos a las guerras como el triunfo de la insensibilidad humana.
ESTOY AQUÍ tratando de construir puentes y derribar muros. Sueño que en una América fraternalmente unida nos comprometamos a que todos los seres humanos que habitan nuestro continente tengan derecho al pan, a la tierra, al techo y a un trabajo digno.
Este discurso, cuestionado unánimemente por la derecha, absolutamente justo, confronta con la realidad de algunas políticas desplegadas en el país que, justamente, profundizan las desigualdades, lo que pone bajo un gran signo de interrogación las posturas asumidas en la reciente Cumbre de las Américas.