“No estamos pidiendo limosnas ni rogando favores. Reclamamos una transformación profunda de la actual arquitectura financiera internacional, porque es profundamente injusta, anacrónica y disfuncional”, dijo Díaz-Canel en la Asamblea General, 19 de septiembre de 2023. Foto: ONU.
Al intervenir este martes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, afirmó que “urge un nuevo y más justo contrato global”.
Díaz-Canel habló en nombre del Grupo de los 77 y China, organismo del que Cuba desempeña la presidencia pro tempore en 2023.
Se refirió a los resultados de la recién celebrada Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno del G77 y China en La Habana, donde los países miembros aprobaron una declaración política que aboga por cambios en la arquitectura financiera internacional, de forma tal que permita a todos los países avanzar con mayor justicia en el camino de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y la Agenda 2030.
La voz del Sur, pueblos diversos con problemas comunes, se ha escuchado desde La Habana, dijo Díaz-Canel al destacar que más de 100 representantes de los 134 países que integran el G77 y China “demandaron cambios que ya no pueden posponerse más en el injusto, irracional y abusivo orden económico internacional, que ha profundizado año tras año las enormes desigualdades entre una minoría de naciones muy desarrolladas y una mayoría que no logra superar el eufemismo de naciones en desarrollo”.
“No estamos pidiendo limosnas ni rogando favores. Reclamamos una transformación profunda de la actual arquitectura financiera internacional porque es profundamente injusta, anacrónica y disfuncional”.
“Cuba es el país que ha soportado por más tiempo medidas coercitivas unilaterales.
No fuimos los primeros y no somos los últimos. Las presiones para aislar a Estados soberanos hoy afectan también a Venezuela, Nicaragua…”.
Hizo referencia a las palabras del secretario general de la ONU, cuando afirmó en La Habana que el G77 se fundó hace 60 años para remediar siglos de injusticia y abandono, y que en el convulso mundo actual esas naciones se ven enredadas en una maraña de crisis mundiales, donde la pobreza va en aumento y el hambre es cada vez mayor.
Al Grupo de los 77 lo unió –sostuvo el mandatario cubano– la necesidad de cambiar lo que no ha sido resuelto y la condición de víctimas principales de la actual crisis multidimensional global y el abusivo intercambio desigual actual, de la brecha científica tecnológica y la degradación del medioambiente.
“Pero también nos une, desde hace más de medio siglo, el desafío ineludible y la determinación de transformar el orden internacional imperante, que además de excluyente e irracional es insostenible para el planeta e inviable para el bienestar de todos”.
Los países representados en el G77 y China, donde vive el 80% de la población del planeta, “no solo tenemos el reto del desarrollo, sino también la responsabilidad de modificar las estructuras que nos marginan del progreso global y convierten a muchos países del Sur en laboratorios de renovadas formas de dominación”, afirmó Díaz-Canel ante el plenario de la Asamblea General, que celebra su periodo de sesiones 78.
“Urge un nuevo y más justo contrato global”, subrayó el presidente cubano.
Advirtió que, al ritmo actual, los países no lograrán alcanzar ninguno de los 17 ODS y más de la mitad de las 169 metas acordadas en 2015 serán incumplidas. “El panorama es desalentador”, dijo.
“En pleno siglo XXI ofende a la condición humana que casi 800 millones de personas padezcan de hambre en un planeta que produce lo suficiente para alimentar a todos”, subrayó. “O que en la era del conocimiento y el desarrollo acelerado de nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, más de 760 millones de personas, las dos terceras partes de ellas mujeres, no sepan leer ni escribir”.
Sostuvo que “los esfuerzos de los países en desarrollo no bastan para implementar la Agenda 2030”.
Es necesario –recalcó– que estos esfuerzos estén respaldados con acciones concretas de acceso a los mercados, financiamientos con condiciones justas y preferenciales, transferencias de tecnologías y cooperación Norte-Sur.
“No estamos pidiendo limosnas ni rogando favores”, dijo Díaz-Canel, e insistió en que el G77 reclama derechos y continuará demandando una transformación profunda de la actual arquitectura financiera internacional, “porque es profundamente injusta, anacrónica, y disfuncional”.