Aplicar políticas nacionales retrogradas no debería ser la excusa de gobiernos locales para replicarlas. Por eso manifestamos nuestra preocupación y solidaridad con las/los trabajadores municipales santarroseños. La miopía que muestra la gestión municipal en la manera de vincularse reiteradamente con gran parte de quienes votaron esta gestión, no hace otra cosa que legitimar críticas por derecha y por izquierda.
Estamos transitando momentos políticos con un presidente que busca
desterrar derechos, impulsando una batalla cultural para convencer a las mayorías populares de que lo único válido es el ombligo propio. Apela al odio y la estigmatización de la clase trabajadora, mostrándola parasitaria, beneficiaria de privilegios que le garantiza un Estado “bobo”. Los sindicatos y todas las herramientas de defensa de derechos, son tratados como nidos de corrupción. La política y “los políticos”, sobran en un Estado innecesario que debe dar paso al libre mercado. Los tanques de guerra son de su agrado, tanto que el presidente y la vice se pasean con sabor a reivindicación del
terrorismo de estado.
En este contexto somos muchos y muchas las que asumimos el desafío de la
batalla cultural, organizar la resistencia y construir en La Pampa prácticas y un
proyecto contracultural bien diferente a la que se nos busca imponer nacionalmente.
Por ello rechazamos el destrato hacia los y las trabajadoras municipales. El vaciamiento y los aprietes que vienen denunciando lxs trabajadrxs de Cultura son muestra de ello, la estigmatización y despidos entre los trabajadores del EMSHU también dan cuenta de esas políticas de ajuste que poco se diferencian de las medidas implementadas por el gobierno nacional. Es que esto no es nuevo, basta recordar el destrato hacia los trabajadores de prensa de radio Municipal.
En este contexto de batalla cultural, no es aplicando las herramientas antidemocráticas del gobierno nacional como se resuelven los conflictos de derechos. Aunque a alguien le pueda resultar incómodo, “además de parecer hay que ser»