CONFERENCIA DE PRENSA DEL MALON DE LA PAZ EN BS AS

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El viernes fue una nueva jornada para el Malón de la Paz en Buenos Aires, en reclamo de justicia y respeto a sus derechos. Frente a la Corte Suprema la policía de la ciudad no les permitió siquiera poner alguna carpa para resguardarse del frío durante la noche. La indiferencia y la discriminación parecen también la respuesta judicial: pese a la promesa de recibirlos, solo les dejaron presentar una carta en la Mesa de Entradas, al menos hasta ahora. Tampoco hay respuesta política: en tiempos electorales, los autopercibidos “dirigentes” al menos podrían opinar sobre un reclamo que abarca temas como: derechos territoriales, recursos naturales, derechos humanos, crisis climática, formas de ejercer la democracia. El Malón y una conferencia de sus integrantes a cielo abierto, en Plaza Lavalle, en la que plantean cuestiones cruciales para el presente y el futuro, esperando que alguien sea capaz de oírlos.

El viernes no empezó al salir el sol. Menos cuando suenan los gallos, al amanecer, porque no es la Puna, ni la Quebrada de Humahuaca, ni las yungas, ni los valles jujeños. El Tercer Malón de la Paz está en vigilia pacífica y permanente en las entrañas de la ciudad de Buenos Aires, específicamente en la Plaza Lavalle, frente a la Corte Suprema de Justicia.

El día arrancó cuando debe, de madrugada, cuando inesperadamente irrumpe una decena de efectivos de la Policía de la Ciudad para impedir que el Tercer Malón de la Paz instale algunas carpas para resguardarse del frío invernal y las probables lluvias que se pronostican para el domingo y el martes próximo.

Ante las fuerzas que se acercan, las comunidades originarias les informan que presentaron «el pedido correspondiente ante las autoridades porteñas, pero no fue contestado».

–¿Tienen algún papel que muestre que ellos no pueden acampar acá?– preguntaron desde la vigilia.

–No. Cumplimos órdenes superiores– respondieron oficiales de la policía porteña de la seccional 1-B.

El teléfono que no suena

Ya por la mañana, el Malón de la Paz se planta, como cada día, en la puerta de la Corte Suprema de Justicia. Exigen que los reciban. Pero no les abren la puerta. Anteayer Ricardo Lorenzetti les había prometido que los recibiría. Los otros tres miembros, silencio. Pero el jueves primero les dijeron que podrían pasar 10 maloneros. Luego 5. Luego 3. Luego 1. Pasó el referente del pueblo Ocloya Néstor Jeréz, pero sólo le permitieron ir hasta la mesa de entrada. Le pidieron que deje un número de teléfono y que lo “llamarían”.

Nadie llamó. El teléfono sigue sin sonar.

Continúa así el juego del desgaste, de indiferencia, acaso de discriminación hacia pueblos que están reclamando por sus derechos.

Malón de la Paz: “Viven tranquilos detrás de un escritorio”

El Malón canta, mirando a la Corte Suprema, sobre la calle Talcahuano. Sus integrantes no comprenden que no los reciban. Se dan media vuelta y vuelven marchando a la Plaza Lavalle donde se organiza una ronda espontánea.

Allí agarra el megáfono con rabia Ana Palacios, de la localidad de Abra Pampa. Habla a puro sentimiento: “No entendemos tanta indiferencia. El propósito por el que estamos acá es para que se baje la reforma que nos perjudica en muchas cosas y quita nuestros derechos. Pero nos discriminan, es algo muy doloroso. No sé cómo se sienten después de que les damos los votos, el apoyo y hoy nos ven como animales; no nos tienen piedad porque ellos no lo sufren, viven sentados, tranquilos, detrás de un escritorio. Nosotros no trabajamos 4, 6, 8 horas, trabajamos de sol a sol, somos seres humanos como ellos, que se creen que porque tienen poder, están tranquilos y no nos escuchan”.

La primera conferencia

Se llora, se aplaude, se grita. Y se da pie a la primera conferencia de prensa en la ciudad de Buenos Aires que pone el eje en los tres reclamos puntuales que trajo el Malón desde La Quiaca hasta Buenos Aires:

1) Exigir a la Corte Suprema que se expida respecto de la inconstitucionalidad de la reforma “exprés” ejecutada por Gerardo Morales, gobernador jujeño con aspiraciones vicepresidenciales.

2) Solicitar al Congreso de la Nación la intervención a la provincia de Jujuy.

3) Que el Congreso elabore y sancione la Ley de Propiedad Comunitaria Indígena.

Es una conferencia de prensa con no muchos periodistas, y en todo caso, sobre todo, de medios sociales de comunicación y de la agencia oficial.

Conviene recordar que toda la situación está condicionada por el avance del modelo de negocios del gobernador Gerardo Morales, con decenas de familiares incrustados en su gobierno con negocios poco claros en los que se combina la gestión provincial y la participación familiar. Lanzó una reforma constitucional de modo absolutamente irregular. Eso provocó manifestaciones en su contra. Su afán represivo contra la población jujeña pareció una jugada electoral en la interna de Juntos x el cambio (para opacar en plan autoritario a la candidata Patricia Bullrich), pero además es la expresión de una política extractiva, sobre todo del litio, que busca a través de esa llamada “reforma constitucional” ignorar los derechos de los pueblos originarios y desplazarlos de los territorios para dejar zona liberada a las corporaciones.

“¿Cómo te van a dar regalías por lo que es tuyo?”

Habla la gente del Malón:

Diego Paredes, del pueblo omaguaca del departamento de Humahuaca:

“Si hoy estamos con la Corte Suprema detrás es porque le tenemos temor a la justicia, cuando deberíamos tenerla de nuestro lado. Pero no. Necesitamos que se caiga la reforma no solo porque fue inconsulta sino por lo que representa. El artículo 94 refiere que las tierras fiscales son para los gobernantes un bien de producción y trabajo, como si en las comunidades no se trabaja y no se produce; pero no solo se trata de dinero sino de bienestar económico y ambiental”.

La arbitrariedad: “Además, en el artículo 95 agregaron un inciso que dice que el agua es un bien inseparable de las tierras, por lo cual el Poder Ejecutivo va a disponer como le parezca del agua. Esto ya lo estamos padeciendo con la extracción de la minería en el caso del litio. ¿Y qué recibe el pueblo? Regalías, lo cual debería ser un insulto para la Argentina. ¿Cómo te pueden dar regalías de algo que fue y es tuyo, no solo de los pueblos originarios, sino de toda la Argentina?”.

El autoritarismo: “Por si fuera poco, el artículo 67 prohíbe la protesta. ¿Cómo no vamos a reclamar con esta reforma? Acá, en la capital del país, que para Argentina es el centro del mundo, cuando se quiere visibilizar algo la única manera es manifestándose, pero la nueva Constitución de Jujuy nos lo prohíbe; piden que hagas un cronograma de dónde va a ser el reclamo, como si fuera un zoológico en el que vos gritás como loco pero no te hacen caso”.

El sombrero de Diego es blanco y tiene una bufanda color piel. Habla sereno, en contraposición del contexto que comparte: “Nos criminalizan, estamos sufriendo un abuso de poder nunca visto. Es impactante ver rostros de gente de más de 50 años sintiendo algo similar a la dictadura militar; nunca me había pasado que mi papá me dijera ‘no protestes tanto porque te van a detener, esto ya lo viví’. En Jujuy está pasando eso”.

“Nadie quiere dormir en una plaza”

Antes de pasar el micrófono, Diego explica: “Nosotros no estamos armados, nadie quiere cortar una ruta y dormir en una plaza y no tener un baño y pasar frío y pasar calor; nadie quiere eso pero estamos siendo vulnerados y no escuchados. Estamos en la era de la comunicación, pero nuestro reclamo no se oye como debería. Mucha gente cree que estamos acá para hacer turismo y es feo sentir que te miran y que no les gusta que estemos acá. Sin embargo, cuando van para allá sí les gusta; cuando pedís por derechos, por una vida digna, no te miran, pero cuando están haciendo turismo y les enseñás tu vida, cuando van a conocer Jujuy dicen ‘uy, qué lindo cómo viven, qué lindas sus costumbres”.

Desde el santuario del litio

Verónica Chávez es de la comunidad Santuario de Tres Pozos, en Salinas Grandes, una de las mayores reservas de litio de salmuera en el mundo: “Hacer una consulta previa como se debía realizar para reformar la Constitución, no es que firme un papel la presidenta de la comunidad, sino tener varias reuniones, un diálogo constante y eso nunca se hizo. Que todo el mundo lo sepa. Decidieron por nuestra propia vida, por nuestro territorio, por la economía de las comunidades; decidieron todo por nosotros. Con esta reforma nos han pegado donde más nos duele”.

Verónica refuerza lo que nadie parece querer ver: “Quiero que todo el mundo sepa que tenemos presidente, jueces legislando por nosotros, que están ahí por el pueblo, por un bien, y no lo están haciendo como corresponde. Ellos tienen nombre y apellido y lo sabe la pachita, lo sabe dios, porque ellos juraron ante la biblia”.

Tiene un gorro piluso negro y un saquito azul.

Dice bajito, dice potente, dice profundo: “Les digo a los turistas que van a las Salinas Grandes, a la Quebrada de Humahuaca, a Purmamarca, a las Yungas, a todos esos bonitos lugares, que quienes los cuidaron y los cuidan son las comunidades, no el gobierno. Si no los defendemos, esos lugares no seguirán siendo lo que son para el disfrute de los turistas. Entonces, entiendan por qué estamos en la ruta, por qué vinimos a Buenos Aires. Y por qué no nos vamos a callar. No nos callamos con el silencio de la provincia. Tampoco con el actual silencio del gobierno nacional. Entonces iremos a los tribunales internacionales a decir lo que está pasando”.

No piden un plan, sino un bien, dice Verónica: “Somos seres humanos, tenemos hijos, igual que los tienen el presidente, los jueces. Estamos pasándola muy mal. No pedimos un plan, no pedimos un sueldo; sólo el bien para todas las comunidades”.

Un mensaje tan sencillo como importante en estas horas: “Hermanos, nosotros no vamos a bajar los brazos”.

El trato de la basura

Juana llegó desde Cusi Cusi, departamento de Santa Catalina. “Me da un dolor grande estar acá; yo tengo mi ganado en el cerro, en La Quiaca, en el último rincón de Jujuy. Me cuesta haber venido y dejar a mis hijos, a mis llamas. Pero estoy aquí para que los jueces y funcionarios hagan caer la reforma que nos afecta a todos. Y vine porque mis abuelos, mi madre, mi padre, me enseñaron que no debemos dañar a la tierra, lastimar a nuestra pacha”.

El presagio: “Si no hacemos caer la reforma, va a venir más sufrimiento. Nos van a seguir quitando la tierra, los recursos naturales. ¿De qué van a vivir los animales? ¿De qué van a vivir las próximas generaciones? ¿Qué les vamos a dejar a nuestros hijos? Esto es lo que más me duele”.

Tiene un sombrero que la cubre del sol y una whipala en su regazo que le da fuerza para expresarse: “No venimos acá a hacer turismo, no venimos de paseo. No pensamos estar acá tirados, sufrir el frío, el calor, que no nos permitan armar una carpita, que nos discriminen. A los abuelos esta reforma los está matando psicológicamente, y a todo el pueblo nos está enfermando. Mientras, los gobiernos nos discriminan, se aprovechan porque somos humildes; al no recibirnos, nos tratan como basura”.

Violencia y crisis climática

El resto del Malón y de la gente que se acercó a la conferencia, se une en un único grito: “Fuera, fuera Morales, fuera”. Se escucha una y otra vez. El grito es ensordecedor. Sale de las entrañas de decenas de cuerpos cansados, agotados, convencidos, de pie, que no sólo hace cuatro días están a la intemperie en Buenos Aires, sino que desde el 16 de junio están a la intemperie en las rutas jujeñas, en el país y en el mundo. ¿Alguien los escuchará?

Alza la voz Néstor Jeréz, cacique del pueblo Ocloya, que retoma la canción que pide de la renuncia del gobernador, premiado con la precandidatura a Vicepresidente de la Nación de Juntos por el Cambio. “Esta es la expresión que traemos de las 400 comunidades indígenas preexistentes de la provincia de Jujuy, que venimos a decir: basta de avaricia, de saqueo, de daño irreversible a la madre tierra. Venimos a denunciar que en Jujuy no hay Estado de derecho, pero sí existe violencia institucional, violación a los derechos humanos, violación de los tratados internacionales como lo es en esta reforma inconsulta viciada en su plenitud y contradictoria con los derechos establecidos en la Constitución. Esta reforma es a medida del poder económico concentrado y de las multinacionales para avanzar en el negocio y profundizar la crisis climática y el calentamiento global que pone en riesgo a toda la humanidad”.

¿Derechos humanos, legisladores, organismos internacionales?

Néstor lleva un trarilonco negro y blanco, un cintillo que le recubre la frente y se ata en la nuca. Sus palabras hacen pensar porque usa el sentido común, la mirada común y comunitaria, poniendo sobre la mesa algo que está a la vista, pero que busca esconderse: “Jujuy está siendo un experimento de laboratorio que quiere implementarse a nivel nacional; somos la defensa de los bienes naturales que son garantía de la vida, de la humanidad, de las futuras generaciones”.

Contrapone el costo de la resistencia y la falta de ayuda: “Es necesario que los organismos de derechos humanos, los legisladores, los organismos internacionales intervengan porque además de ser reprimidos en Jujuy, estamos siendo discriminados acá, donde no podemos poner ni un toldo, ni una carpa; no puede ser que estemos desamparados cuando solo venimos a proponer el diálogo de buena fe y que la Justicia reconozca los derechos ya adquiridos en la Constitución Nacional y que en nuestra provincia no se cumplen. Por eso, convocamos a todos las organizaciones a que vengan a donde estamos, a que nos escuchen, a dialogar y organizar un paro nacional en defensa de todos los derechos que se están violando”.

Termina la conferencia Néstor y vuelve un grito conjunto que pide “Intervención, intervención, intervención a la provincia de Jujuy”. Finaliza la jornada de viernes y todavía no existen las respuestas que se exigen.

Vendrá el sábado y luego el domingo, y el Tercer Malón de la Paz ahí, reclamando, con mucha gente autoconvocada apoyando, pero a su vez en soledad por la ausencia de quienes deben dar soluciones.

Ana Palacios, de Abra Pampa, se acerca a lavaca y suplica: “Por favor, publiquen esto; no saben el sufrimiento y el dolor que nosotros tenemos, me parte el corazón lo que estamos viviendo. ¿No son personas los funcionarios que no nos reciben?”.

 

Fuente: La Vaca.

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