A fines de agosto, la Confederación General del Trabajo,(CGT), realizará un plenario general de secretarios generales de todas las regionales del país para discutir el rumbo de la central, frente a la crisis económica y social que atraviesa el país.
Literalmente atada con alambre la unidad orgánica de la CGT, confrontarán en ese plenario, las diferentes líneas internas que conviven disputando permanentemente espacios de poder
Deberán tomar una determinación que, seguramente, dejará heridos y la posibilidad de un quiebre de la proclamada unidad que todos quieren pero evidentemente no pueden lograr.
En trazos gruesos, está claro que dos posiciones se enfrentaran.
Las razones no deben buscarse sólo en ambiciones personales. En trazos gruesos, está claro que dos posiciones se enfrentaran. Una que busca enfrentar en la calle y con medidas de fuerza el ajuste del gobierno nacional y otra más dialoguista y que hasta ahora ha sido funcional al proyecto de Macri.
El sector denominado los Gordos, aunque no lo sean por sus esfuerzos en los gimnasios, spa, manicuras y dietas adecuadas, tiene predominio y han logrado paralizar a la CGT durante todo el mandato de Mauricio Macri, aunque alguna vez desbordados, han tenido que tomar medidas de acción gremial esporádicas con el propósito de descomprimir la protesta surgida desde abajo.
Con vistas a ese plenario, ambos sectores ya movieron sus piezas y comienzan a aparecer más claramente las alineaciones.
Los Gordos, encabezados por los hermanos Daer, (Alimentación y Sanidad), Gerardo Martínez, (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingieri, (SIPOS), entre otros.
Quieren mantener el triunvirato y continuar con una política dialoguista “para garantizar la gobernabilidad”, sostienen como principal argumento.
Los Moyano (Camioneros), la Corriente Federal de Sergio Palazzo, (Bancarios), Ricardo Pignanelli, (SMATA), y Antonio Caló (UOM), impulsan una línea de confrontación con el gobierno nacional y la renovación del triunvirato, ya sin autoridad ni hegemonía de la que supieron gozar.
Este sector juntó a más de 40 gremios la semana pasada en la sede de APLA, (Pilotos Aeronáuticos) para pedir en el plenario la convocatoria a un congreso de la CGT y la renovación de autoridades.
Tienden puentes con otro sector, más débil, los denominados MASA constituidos por los hasta ayer oficialistas,levantan polvareda en una huida estrepitosa del calor del poder político, entre ellos la Unión Ferroviaria, la Federación de Luz y Fuerza, Telefónicos, Legislativos y Taxistas. Su último acto todo servicio fue firmar paritarias por el 15%, como pedía el gobierno.
Por supuesto, el Triunvirato tiene un as bajo la manga; impulsar una medida de fuerza con el propósito de descomprimir y preservar sus apetecibles puestos.
Si la acumulación de fuerzas de la oposición es preponderante, en el plenario de secretarios generales pueden perder sus sillones. Mientras tanto, el gobierno realiza esfuerzos por no dejarlos solos y ya les preparó reuniones con el FMI en su próxima visita a Argentina para fiscalizar la marcha de sus objetivos.