El humorista Marcos Mundstock, uno de los más brillantes de su generación, murió esta mañana, a los 77 años, en su casa de Buenos Aires. “Después de más de un año de lidiar con un problema de salud que se tornó irreversible, nuestro compañero y amigo finalmente partió”, dice el comunicado oficial difundido por Les Luthiers.
Si bien su voz de bajo fue marca registrada del grupo con el cual dejó una huella imborrable, Mundstock actuó en cine y en televisión, pero en ningún otro lugar fue más feliz que en el escenario con sus compinches de toda la vida.
Nació Marcos, un 25 de mayo del año 1942, fue a orillas del Paraná donde el pequeño Marcos hizo su primer chiste. Por la calle pasaba un camión que trasladaba cueros, y le comentó a su hermana: “Ahí llevan a los cueros para fabricar vacas”. La frase encerraba la picardía que lo acompañaría toda su vida.
Mientras estudiaba en el colegio se dio cuenta de que tenía un don especial para hacer reír a sus compañeros por fuera del libreto de los actos escolares. Y si bien eso no era bien visto por los docentes, en su interior algo se había despertado, esa chispa lo acompañaría para siempre.
Cuando terminó el secundario entró en Ingeniería -más por mandato que por vocación-, mientras que, con mucho más placer, estudiaba locución en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER). Esos caminos en apariencia paralelos, pronto se cruzarían.
En ese universo de fórmulas matemáticas Mundstock encontró un resquicio artístico. La oportunidad se la brindó el coro. Allí se encontraron Gerardo Masana, estudiante de Arquitectura; Jorge Maronna, de Medicina; Daniel Rabinovich de Derecho y Carlos Núñez Cortés, de Química Biológica. De ese grupo que parecía tan distinto nacería un grupo que cambiaría la historia de la música y el humor en la Argentina: Les Luthiers.