Muchas jubilaciones perdieron hasta un 33% de su valor.

El gobierno adelantó que en marzo los haberes previsionales se incrementarán un 17,33% por aplicación de la fórmula prevista en la ley de movilidad. Descontada la inflación, la jubilación media se ubica prácticamente en el mismo nivel de poder adquisitivo que tenía en el año 2000, es decir, los aumentos apenas compensan los incrementos de […]

 

El gobierno adelantó que en marzo los haberes previsionales se incrementarán un 17,33% por aplicación de la fórmula prevista en la ley de movilidad. Descontada la inflación, la jubilación media se ubica prácticamente en el mismo nivel de poder adquisitivo que tenía en el año 2000, es decir, los aumentos apenas compensan los incrementos de precios. Este promedio esconde situaciones disímiles. Mientras algunos haberes crecieron mucho más que los precios, otros acumulan pérdidas de hasta un 33%. Allí radica la principal hipoteca del sistema previsional argentino.

 

La ley de movilidad previsional establece que las jubilaciones y pensiones se ajustarán los meses de marzo y setiembre de cada año en base a una fórmula que combina los aumentos de salarios y los aumentos en la recaudación tributaria. El incremento que corresponde aplicar en marzo del año 2011 según la fórmula de movilidad es de 17,33%. Dado que se trata de un incremento semestral, el porcentaje es relativamente elevado. Esto se explica porque en la fórmula se computa la evolución de los recursos tributarios, variable que muestra gran dinamismo de la mano del crecimiento de la producción y la inflación.
El anuncio debe ser contextualizado en el marco de que la ley de movilidad recién se comenzó aplicar en marzo del 2009. Desde la reaparición de los altos niveles de inflación en el año 2002 hasta esa fecha, la actualización dependía de decisiones discrecionales del Poder Ejecutivo, lo que condujo a situaciones muy disímiles. Así, tomando como medida de inflación al Índice de Precios al por Mayor (que es un indicador oficial y acumula incrementos de precios similares a los reportados por fuentes privadas para los precios al consumidor), el incremento en el nivel general de precios entre el año 2000 y el que se estima para marzo del 2011 será de 334%. Según datos de la Secretaría de Seguridad Social y el último anuncio, en el mismo periodo, las jubilaciones tendrán la siguiente evolución:

  • El haber mínimo habrá aumentado un 718% que, descontada la inflación, implicará un crecimiento real del 88%.
  • El haber medio habrá crecido un 344% que, descontada la inflación, implicará una mejora de apenas el 2%.
  • Los haberes que antes del año 2002 eran superiores a los $1.000 acumularán un aumento de 190% que, descontada la inflación, llevan a una perdida real de -33%.

Los datos oficiales señalan que, más allá de aumentos nominales aparentemente impactantes, el nivel del haber promedio se ubica en una situación muy parecida a la de hace una década. Es decir, al menos en términos de los ingresos percibidos desde la seguridad social, en promedio, los jubilados y pensionados fueron excluidos de la bonanza económica que se disfruta en los últimos años.
Más importante es que este promedio esconde situaciones muy disímiles. Los que cobraban el haber mínimo en el año 2000 –que representaban apenas el 16% del total de beneficios– y los que recibieron los 2,4 millones de nuevos beneficios otorgados sin aportes a través de las moratorias han mejorado su situación sensiblemente. En sentido contrario, para quienes percibían en el año 2000 haberes superiores al mínimo, las pérdidas son gravosas, siendo el deterioro mayor a medida que más alto era el nivel del beneficio. Los que se jubilaron con posterioridad al año 2000, habiendo hecho aportes, también sufren un fuerte castigo porque en el cálculo del haber inicial se toman los últimos 10 años de remuneraciones sin una correcta actualización por inflación.
La alta inflación, la apropiación de los aportes personales luego de la estatización del régimen de capitalización y la licuación de los haberes previsionales superiores al mínimo son la base de los fuertes incrementos en los ingresos de la ANSES. Parte de esos recursos fueron utilizados en beneficio de quienes cobraban o estaban cerca del haber mínimo en el año 2000 y para financiar a quienes obtuvieron beneficios sin haber hecho aportes a través de las moratorias. El resto es derivado a cubrir el déficit del Tesoro Nacional.
El manejo populista del sistema previsional produce dividendos políticos porque permite anuncios de incrementos nominales de jubilaciones muy altos, “regalar” jubilaciones con las moratorias y desviar fondos para financiar el Estado. La contrapartida es una enorme hipoteca a futuro. Se acumulan cientos de miles de juicios, 2,4 millones de beneficios sin aportes y cuantiosas acreencias contra el Tesoro Nacional que da signos claros de insolvencia ya que tiene gastos muy superiores a los ingresos tributarios. Mientras tanto, la mayor parte de la oposición, con el mal denominado “proyecto del 82% móvil” (ya que lo que se propone es un aumento del haber mínimo, no que todas las jubilaciones sean equivalentes al 82% del salario), se encuadra más en profundizar el populismo que en crear reglas propicias para generar equidad con sustentabilidad en el sistema previsional.

PH: Dany Lang
Redaccion; Dany Lang + LULABAY PRODUCCIONES EN ARTE.
Audio: Infierno Abstracto IA (producciones)

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