COLUMNA «LA TRABAJACION SOCIAL» CON DANILA BRETON.

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Hoy en la columna de «la trabajacion social» nos visitaron las trabajadoras Carolina Folmer y Karin Pistarini, quienes nos trajeron a una mujer de la comunidad gitana para hablar de sus vivencias.

La idea de la visibilidad de estas costumbres, creencias, culturas, educación, y sus formas de comunicación, así como también las estructuras arraigadas de estas supuestas leyes gitanas que se intentan imponer a través de los tiempos.

Les prejuicios que se tienen sobre dicha comunidad, y los temores, desconfianzas, y demás cuestiones que tienen les ciudadanes sobre esta cultura.

Actualmente la sociedad española es un mosaico de realidades históricas y culturales con sus propias peculiaridades, lenguas y pueblos. En este contexto multicultural, es necesario dar a conocer que la realidad gitana en España cuenta con seis siglos de historia y es muy diversa.

El pueblo gitano ha ido asimilando muchos de los elementos culturales que se ha encontrado en los distintos territorios que ha atravesado en su camino desde la India y, gracias a ello, la cultura común actual está llena de sus aportaciones realizadas tanto en la lengua, como el comercio, la música, la literatura y otras muchas artes.

Los gitanos y gitanas son ciudadanos de pleno derecho, en España y en la Unión Europea. Poseen rasgos culturales que les son propios y comparten una identidad común, lo cual no resta nada a su ciudadanía, sino más bien al contrario, supone una riqueza y un valor añadido para la sociedad de la que todos formamos parte.

Pero pese a los logros conseguidos en España desde la instauración de la Democracia en la mejora de las condiciones de vida de la población gitana, sigue habiendo situaciones que requieren la atención de los poderes públicos y del conjunto de la sociedad para conseguir de una vez por todas que los gitanos y gitanas ejerzan su ciudadanía en igualdad de condiciones que el resto de los ciudadanos.

Educación

Hace 30 años podía ser difícil que los niños gitanos fuesen a la escuela, a pesar de que la educación es un derecho y un deber muy importante para el futuro de cualquier niño o niña.

Hoy en día las leyes españolas ya garantizan este derecho y la práctica totalidad de los niños y niñas gitanos están escolarizados en los centros educativos, lo que los convierte en lugares idóneos para compartir culturas. Y cada vez, más jóvenes gitanos y gitanas continúan estudiando, y ahora son abogados, maestros, ingenieros, educadores, informáticos, médicos, enfermeros, etc.

También muchos adultos gitanos, especialmente mujeres, se están esforzando por mejorar sus niveles de lectura y escritura y ampliar sus conocimientos básicos, compensando así las dificultades que tuvieron en su infancia para poder estudiar.

Cuando los niños en la escuela estudiaban para el mañana mi niñez era la fragua; yunque, clavo y alcayata; yunque, clavo y alcayata. (Antonio Humanes y José Monge. Te lo dice Camarón, 1986)

A pesar de los grandes avances en la escolarización, existen todavía graves problemas como las altísimas tasas de abandono escolar en Secundaria Obligatoria. Y aunque se aprecia un incremento en el número de alumnos y alumnas gitanos en Secundaria post-obligatoria y Universidad, los porcentajes siguen siendo todavía muy inferiores a la media.

Aún estamos lejos de conseguir una situación de normalización educativa del alumnado gitano en España. Como botón de muestra, baste señalar que del conjunto del alumnado gitano que comienza la E.S.O., sólo la finaliza el 20%.

Empleo

El empleo es hoy en día uno de los aspectos clave para garantizar la igualdad de oportunidades y el desarrollo pleno de la ciudadanía. Pero razones históricas, tradiciones y de modos de vida, unidas a bajos niveles de instrucción y cualificación, han influido en que el acceso al empleo por cuenta ajena de los gitanos y gitanas sea muy inferior a la media. De todas formas, hay que señalar los importantes cambios que se están produciendo en las últimas décadas en la incorporación de los gitanos y gitanas al empleo.

Si bien puede afirmarse que hay mujeres y hombres gitanos en todo tipo de profesiones, incluso en las más cualificadas, un altísimo porcentaje sufre unos índices de desempleo muy superiores al resto de la población, por lo que quedan relegados al subempleo o a actividades económicas de carácter informal y a largos periodos de desempleo.

Por otra parte, las estrictas normativas que regulan las actividades económicas consideradas como tradicionales de la población gitana suponen también un serio obstáculo a sus ingresos económicos, procedentes en muchos casos de actividades como la venta ambulante, la recogida de chatarra y cartones, o el temporerismo.

Más información: Estudio comparado “Población gitana española y del Este de Europa, empleo e inclusión social, 2011”

Vivienda

El acceso a una vivienda digna es un derecho constitucional para todos los ciudadanos. Aunque muchas familias, gitanas y no gitanas, se han beneficiado en las últimas décadas de las políticas de viviendas sociales, todavía hay un número importante de familias gitanas que habitan en chabolas o asentamientos segregados. Recientemente han ido emergiendo nuevos problemas relacionados con la vivienda entre los gitanos más desfavorecidos (concentración en barrios, deterioro de las viviendas y el entorno, hacinamiento).

Aún hoy un 4% de las familias gitanas habitan en chabolas y núcleos segregados y el 12% viven en infraviviendas o espacios que no reúnen condiciones adecuadas. Se trata, en muchas ocasiones, de asentamientos aislados de las ciudades que impiden también el acceso a las oportunidades, donde las personas viven en condiciones que conculcan los derechos básicos que nuestra sociedad, nuestro Estado y la Unión Europea propugnan. Condiciones que son intolerables e injustificables para un país con nuestro nivel de desarrollo.

Más información: Mapa sobre Vivienda y Comunidad Gitana en España 2007 (Ministerio de Vivienda / FSG, 2008)

Salud

Los problemas de salud y atención sanitaria están directamente relacionados con las carencias en vivienda, educación, ingresos, etc. y son factores esenciales que determinan el grado de bienestar de una población en un entorno determinado. Por tanto, los grupos socioeconómicos más desfavorecidos presentan las tasas de salud más deficitaria.

Los gitanos, como consecuencia de su situación de desigualdad unido a que son una minoría estereotipada socialmente, presentan una situación sanitaria con más carencias que el resto de los miembros de la sociedad mayoritaria. En la medida en la que contribuyamos a la eliminación de las desigualdades sanitarias estaremos favoreciendo la promoción social y personal y el ejercicio de una ciudadanía activa como miembros de pleno derecho.

Más información: Hacia la equidad en salud. Estudio comparativo de las encuestas nacionales de salud a población gitana y población general de España, 2006 (MSC/FSG, 2009)

Imagen social

La imagen negativa sobre la comunidad gitana que persiste en la sociedad mayoritaria, con creencias y prejuicios que derivan en actitudes claramente discriminatorias, continúa siendo uno de los principales obstáculos que impiden el pleno ejercicio de la ciudadanía de los gitanos y gitanas.

A pesar de los significativos avances conseguidos en los últimos años en la promoción social de la comunidad gitana, esta imagen negativa que la estigmatiza continúa fuertemente arraigada en todas las capas sociales.

Más información: Igualdad de trato, medios de comunicación y comunidad gitana: Guía práctica para periodistas (FSG, 2010)

 

Mujer e igualdad de género

Hablar de mujeres gitanas significa hablar de diversidad. Esta diversidad tiene que ver con los diferentes puntos de partida y actitudes en relación con la educación y la formación, el trabajo remunerado y el doméstico, y la participación social.

Las mujeres gitanas, hoy en día, en la sociedad española, como grupo étnico-cultural, padecen una situación diferente con respecto a una mayoría, viéndose afectadas por una discriminación múltiple: por ser mujeres en una sociedad patriarcal y por pertenecer a una minoría étnica que según los estudios sobre prejuicios sociales recibe la peor valoración social. Otro factor que no se puede olvidar es su pertenencia a una cultura cuyos valores de género han estado asociados tradicionalmente ante todo a la función social que deberán cumplir como madres y esposas.

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