Asumen los Fernández la conducción política del país

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Asumen con una enorme expectativa y una gran necesidad de alivio para los sectores mas postergados de la sociedad. Los perdedores del neoliberalismo de Macri, la gran mayoría del país, trabajadorxs, jubiladxs, desocupadxs, pobres e indigentes aguardan esperanzados que asuman las nuevas autoridades.

Una pesada mochila como herencia

Macri deja una tierra arrasada después de cuatro años de gobierno. 41% de pobres, (16 millones de personas), más del 9% de indigentes (3,6 millones de personas), cientos de miles de Pymes cerradas y en crisis, más del 43% de la población económicamente activa precarizada o en negro. Se agrega la pulverización de los salarios y las jubilaciones y una economía en recesión y con altísimos índices de inflación, (se estima que rondará un 55% en 2019). Y todavía faltan los datos del último trimestre del año, lo que agravará aún mas la situación.

Mucho más alarmante son los índices de pobreza entre los niños y adolescentes. Según datos de la UCA (Universidad Católica Argentina) el 59,5% son pobres y se concentran en 7 millones de hogares. Se debe destacar que ser pobre significa padecer dramas de alimentos o viviendas y que muy posiblemente solo hagan el nivel primario.

Esto explica el entusiasmo, las expectativas y la esperanza de tener alivios frente a una situación verdaderamente angustiante de los sectores populares.

Además de reactivar la economía, aumentar los ingresos de los más postergados y atender la situacion social acuciante, el gobierno de Alberto Fernández deberá afrontar el pago de una infame deuda externa. Deuda externa, para colmo contraída en dólares y con el Fondo Monetario Internacional y que sólo tuvo destinos especulativos. Ganaron los bancos y la usura, quienes fugaron capitales inmediatamente después de obtener ganancias exorbitantes a través de la bicicleta financiera.

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