Las vacunas VIP expresan conductas de una crisis civilizatoria

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Por Desde el Pie en la CPI

El episodio de las vacunas VIP puede asociarse a variados sucesos condenables en el capitalismo local y mundial, que involucran a una profunda crisis del orden capitalista contemporáneo. Hace días se hicieron los debates del Foro Económico Mundial, donde participa la crema del poder mundial, empresarios, políticos, intelectuales que enuncian y asumen las tareas del momento. Allí convocaron a “reiniciar” el capitalismo en crisis. Desde Macron, Merkel o Putin, entre muchos, demandaron cambios.

Son los pueblos empobrecidos los que sufren las consecuencias. Algo anda mal con el mundo, amenazado por un modelo económico depredador y explotador. La pasada semana se inauguró en Argentina el Consejo Económico Social, que se propuso debatir y reflexionar sobre un «capitalismo más humano» en la perspectiva de las próximas tres décadas. Los temas a privilegiar: la productividad, el trabajo, los cambios climáticos y la democracia. El Presidente Alberto Fernández afirmó que el «capitalismo debe ser repensado».

Nos dicen en el mundo que se debe “reiniciar” o “resetear” el capitalismo, y por acá nos convocan a “repensarlo”.

Sin embargo nos encontramos frente al espectáculo de la “guerra por las vacunas”, en la cual los grandes laboratorios farmacéuticos ganan fortunas y se pelean por el reparto de sus “mercados”, dominados desde los países centrales.

Como contrapartida, está el ejemplo de Cuba, un país pobre y bloqueado, que comenzará a vacunar a su población en abril sin pedirle nada a nadie y con una de las 4 vacunas que está produciendo. Tiene un plan de 100 millones de dosis, espera inmunizar a todos sus habitantes en 2021 y además se propone ayudar a otros países pobres. Durante la pandemia ha mostrado uno de los índices más bajos de infectados y muertos en Latinoamérica.

No hay salida para los pueblos del mundo desde el capitalismo. No alcanza con reformarlo. Las derechas insisten con profundizar la liberalización reaccionaria y el progresismo imagina reformas imposibles en tiempos de ofensiva capitalista de las transnacionales y el poder concentrado.

La creciente pobreza y desigualdad dinamitan el atributo básico de todo orden social que pretenda reproducir la vida social y natural. El capitalismo basa su existencia en la producción de ganancias para la acumulación incesante. Por eso, aunque hablan de humanizar, de ética y solidaridad, la conducta concreta se concentra en mejorar las condiciones para resolver la situación de las ganancias y así el privilegio se concentra en el pago de las deudas públicas externas, bajan los salarios y las jubilaciones, al tiempo que legitiman leyes de flexibilización y precarización laboral.

Para nosotros constituye un desafío el pensar y actuar alternativo. Hay que superar al capitalismo, potenciando la crítica y construyendo nuevos proyectos, sustentados en el protagonismo social popular, construyendo un programa de transformaciones socioeconómicas y culturales para una nueva sociedad. Es una demanda de variadas fuerzas políticas, sociales, intelectuales comprometidas con las luchas populares.

La política actual y su formato delegando funciones en representantes no sirve para la transformación. Hace falta fundar una democracia participativa, comunitaria, asamblearia que defina el rumbo de una perspectiva de liberación nacional y social.

Con la muerte de Menem queda en evidencia el legado político que acentuó las demandas de la dictadura genocida. El legado de ofensiva capitalista con liberalización de la economía nos trajo hasta aquí, con privilegios y apropiación privada concentrada del trabajo social. Los perjudicados somos las trabajadoras, los trabajadores y el pueblo. El episodio vacunas VIP devela una de las aristas más perversas del legado liberalizador, con la gestación de una “casta” privilegiada que naturaliza auto-asignados e ilegítimos derechos por sobre el conjunto social.

No decimos que  la realidad política de nuestro país en los últimos 37 años ha sido lineal, nunca la historia lo es, y por ende, existen contradicciones, continuidades y rupturas, que forman parte de su desarrollo. No fue lo mismo el tiempo del gobierno de Menem, que la experiencia de los Kirchner. Ni es lo mismo el ciclo Macri que el actual gobierno de los Fernández. Lo impactante con las vacunas VIP, es que hace visibles conductas corruptas, hasta por parte de personas con trayectoria de honestidad, lo que remite a la degradación de los valores en las condiciones del capitalismo actual.

Como Desde el Pie en la Corriente Política de Izquierda (CPI) sostenemos que se trata de aspectos estructurales del capitalismo, lo que deriva en desigualdad social, corrupción, explotación y saqueo. La construcción de la “casta” resulta ser la expresión nacional y mundial de una vida subordinada a la lógica del Capital. Apuntamos a debatir y construir una práctica, que, desde la honestidad intelectual y un compromiso genuinamente humano, se avance en acciones tendientes a revertir esta crisis civilizatoria. Por ello es que estamos comprometidos en la búsqueda de un nuevo proyecto político.

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