Parece que el ministerio hace oídos sordos a los reclamos que los enfermeros y gente que trabaja en salud le viene haciendo ya desde hace un tiempo por mejoras salariales por lo menos en lo que respecta a canasta básica, monotributistas, alumnos que cursando recién primer año trabajan en el área mas cruda de la salud que es terapia, entre otras de las tantas cosas.
Terapia que palabra más fría y usada por muchos pero cuidada por unos pocos, ese lugar que nos debatimos entre la vida y la muerte y que un puñado de superhéroes dejan afuera problemas personales, salarios, hijes, familia, amigues, compañeres y se evocan a rescatar una vida que ni siquiera conocen, que ni siquiera saben de quien se trata, poniendo toda su luz para intentar denostadamente solucionar quizás algo irreversible que de ser así se lleva un pedazo de ellos, ni todo el dinero del mundo nos desvía de esta situación, de esta conversación, esta realidad.
La pandemia nos habló de empatía, pero esta gente que la usa desde siempre a la cual nunca le dimos la real importancia, pero ahora que nos toca más de cerca empezamos a usarla, pero parece que los funcionarios que digitan y proyectan cosas desde un escritorio sin bajar un poco los costosos calzados al desinfectado rincón de tubos de oxígenos, instrumentales, y trajes raros tipo astronautas, con jornadas eternas de 12, 24 hs, sin descanso, mal pagos, ignorados, vapuleados por un burocrático sistema que solo oprime a quienes nos cuidan sin más.
Quizás sea momento de dejar de lado las discusiones políticas, las entramadas decisiones de oficina y sin mediar tanto solucionar las condiciones laborales dese este eslabón de gente que día a día dan todo sin pensar ni en quien, ni a quien, que la salud no sea un negocio, ni un reducto de votos fáciles para un sector gobernante sin escrúpulos.
Martin MV
