Se trata de la última novedad en una batalla legal de varios años sobre el destino del legendario Titanic, descubierto por el explorador de National Geographic Robert Ballard en 1985. Muchos arqueólogos y representantes de patrimonio cultural se han opuesto a la retirada de objetos del trasatlántico, lugar de descanso final de más de 1500 personas.
A pesar de ello, un fallo judicial permitirá que una empresa privada recupere el telégrafo inalámbrico que transmitió los últimos mensajes de ayuda del barco antes del hundimiento.
Una jueza federal estadounidense ha decidido que la empresa privada que tiene los derechos de rescate del Titanic podría recuperar el telégrafo, un acto que según el tribunal «contribuirá al legado que ha dejado la pérdida indeleble del Titanic, por quienes sobrevivieron y por quienes dieron sus vidas en el hundimiento».
El fallo modifica una sentencia del año 2000 del mismo tribunal que prohibía a la empresa de recuperación RMS Titanic, Inc. cortar y sustraer fragmentos del barco naufragado.
El telégrafo a bordo del Titanic era un aparato avanzado para su época: un dispositivo de comunicación inalambrica desarrollado por Guillermo Marconi, un pionero en el campo. El dispositivo se encontraba en la «Suite Marconi», un conjunto de tres salas a babor en el cuartel de los operadores que incluía un camarote con litera, la sala del operador del telégrafo y una «sala silenciosa» donde se encontraba el transmisor principal del telégrafo.
El Titanic descansa a casi 4000 metros de profundidad en el Atlántico Norte y, entre 1993 y 2004, la empresa privada recuperó más de 5000 artefactos del campo de escombros que rodea los restos principales del naufragio. Muchos de los objetos se han exhibido en museos y exposiciones de todo el mundo.
La empresa especula que, si se recuperaran el grupo convertidor y el descargador de la sala silenciosa, «es concebible que pueda restaurarse a una condición operable» y con nuevos componentes «la radio del Titanic (la voz del Titanic) podría escucharse de nuevo, ahora y para siempre».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.