La escritora, poeta y cantora tucumana de 93 años padecía mal de Alzheimer y vivía en un hogar de ancianos, en la Ciudad de Buenos Aires, donde falleció. Había nacido en Tucumán en 1919 y en su adolescencia comenzó a ser reconocida por sus composiciones de blues, boleros, baladas y canciones para niños, junto con María Elena Walsh.
Una de sus obras cumbre editadas entre los años 1960 y 1974 fue una serie de álbumes testimoniales y documentales, «Mapa musical argentino», a cargo del sello Melopea, de Litto Nebbia. Valladares tiene en su haber además inmortales obras de la talla de «Igual rumbo, grito en el cielo» (1989), «Grito en el cielo II» (1990) y la impecable «América en Cueros» (1992), por la cual fue declarada miembro de honor de la UNESCO.
Graduada en la Universidad Nacional de Tucumán con el título de profesora en Filosofía, también licenciada en Ciencias de la Educación, Valladares comenzó a destacarse desde joven en el ámbito de la música. Luego de incursionar en expresiones vinculadas al jazz, integró el grupo Folklóricos, Intuitivos, Originales y Surrealistas (FIJOS), para, en la década del ’50, coincidir en París con la cantautora María Elena Walsh, con quien recorrió Argentina y Europa para presentar su obra.
León Gieco, rescató que Valladares «siempre incito a hacer canto colectivo, que es lo que ella practicó en plena dictadura militar, cuando reunió cientos de chicos con maestras cantando bagualas y vidalas», y subrayó que fue «una de las transgresoras más grandes que tenemos».
Entre su discografía se destacan Chants d’Argentine (1954), con María Elena Walsh, Entre valles y quebradas, 1 y 2, ambos de 1957, Canciones del tiempo de Maricastaña (1958), y Canciones para mirar (1962), mientras que en cine participó de «El canto cuenta su historia» (1976).