Juan Manuel Ricchiardi, un estudiante del ISBA (Instituto Superior de Bellas Artes) ubicado en General Pico, hizo público un documento en el cual denuncia una situación ocurrida dentro de la institución educativa.
A continuación la carta completa:
El castigo en la evaluación, la concentración de los cargos en las asignaturas, la apatía hacia el alumnado, el terror de mis compañeros y la incoherencia entre la teoría de los autores que conforman el programa de esta carrera y la práctica que confeccionan algunos de los docentes de nuestro Instituto Superior, fueron los motivos principales que me inquietaron a escribir esta carta.
En el mes de marzo de año 2018 comencé mis estudios en el Instituto Superior de Bellas Artes de General Pico, con el deseo inmaculado de formarme como profesor de música. Un anhelo personal que siempre fue significativo para mí, debido a que soy músico hace más de 15 años y considero a la música como un proceso de manifestación del mundo que nos conmueve y al que pretendo (como profesor de música) conmover.
Mis ansias personales se encuentran cada vez más cercadas por algunos docentes que funcionan como un vallado para lograr estudiar en armonía, algo que también le sucede a varios de mis compañeros, que en silencio padecen las injusticias de una serie de profesores.
El motivo principal por el cual me tomo la atribución de hacer pública esta problemática que venimos sufriendo los y las estudiantes del profesorado de música se debe a que se cumplió una predicción que tuve a principio de año, la cual fue informada en su debido momento a las autoridades del Instituto Superior de Bellas Artes de General Pico.
Esta predicción se refiere a mi temor de ser castigado por uno de los profesores que ocupa los siguientes cargos: PRÁCTICA Y REFLEXIÓN DOCENTE II, ARMONÍA APLICADA A LA PRÁCTICA ESCOLAR II, PRÁCTICA Y REFLEXION DOCENTE III, ESPACIO DE DEFINICIÓN INSTITUCIONAL (EDI II) Y LAS TICs Y LA MÚSICA (TECNOLOGÍA DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN).
A principio del corriente año tuve un entredicho con el docente de las anteriores asignaturas mencionadas, por lo cual, intuí (conociendo sus antecedentes) la posibilidad de ser castigado por medio de la evaluación. Por esta razón me comuniqué (en su debido momento) con las autoridades pedagógicas comentándole las afecciones familiares que estaba atravesando como consecuencia del Aislamiento Social y Preventivo; y especialmente señalándole mi temor a ser castigado por este docente como les ha sucedido a otros alumnos y alumnas del Profesorado de Música. Una realidad a voces bajas, que se murmura en todos los pasillos del Bellas Artes de General Pico, que por temor justamente a ser castigados al momento de ser evaluados, nadie quiso manifestarlo del modo en el que aquí lo hago públicamente. Porque para cualquier alumno ser castigado (disciplinado) por un docente significa perder mucho tiempo en sus estudios, y entre ellos se encuentran muchos padres y madres, trabajadores y trabajadoras y otros que desgraciadamente sufren el flagelo de la desocupación en nuestro país.
La incertidumbre se genera en una tensión entre los alumnos y los docentes (principalmente con el aludido) donde el alumno/a no sabe si va a ser evaluado por el conocimiento adquirido, sus capacidades afectivas y pedagógicas como aprendiente, o por su portación de rostro frente a los ojos del docente. Digamos, que los alumnos/as debemos estar más preocupados en no caerle antipático al docente que por ser evaluados en relación a nuestras capacidades o al conocimiento adquirido.
Y ciertos docentes (éste es el claro ejemplo) no buscan una mayor formación que sirva como inspiración para la liberación de los alumnos/as, sino el objetivo único de usar la educación para ocupar cualquier cargo que garantice su confortable estilo de vida; en otras palabras, no se forman como los docentes de un sistema educativo que busque consolidar la integridad de la patria, sino ampararse en las normas burocráticas del sistema, dedicando su carrera a sumar reputación en el listado docente. El camino se trasluce en una educación que carece de formación en los profesores, pero abunda de puntajes para seguir concentrando las asignaturas (cualquiera sea de ellas), lo que provoca una gran confusión en la formación de los futuros docentes, es decir, en el sujeto que se encuentra aprendiendo (en éste caso) en el Profesorado de Música.
La concentración de los cargos del docente mencionado, lleva al terror de los alumnos/as, debido a que si tiene algún entredicho (como personalmente me pasó) posteriormente, van a volver a ser sus alumnos en las demás asignaturas y sufrir el abuso de poder; como hizo con tantos alumnos con los que estuve teniendo contacto en este último tiempo.
Otra problemática muy grave y que pareciera nadie ver ni escuchar en el Instituto Superior de Bellas Artes de General Pico (La Pampa) es el gran volumen de alumnos/as que encuentran bloqueados sus estudios por las materias musicales donde no hay un trabajo interdisciplinario y donde se busca de los alumnos un producto final, echando por tierra el resultado del proceso de aprendizaje, tan hablado en los espacios pedagógicas de la carrera.
Espero una pronta respuesta de las autoridades competentes sobre lo manifestado en estos párrafos, y recibir algún reparo respecto a quien me evaluará en futuras instancias. Ya que después de lo expuesto, principalmente con este docente, no espero más que el castigo; lo que me llevaría a tomar la decisión de abandonar la carrera en curso.
Quiero dejar en claro que no todos los docentes del Instituto Superior de Bellas Artes General Pico (La Pampa) se comportan de esta manera buscando un desgaste en el alumno que muchas veces lo empuja a dejar sus estudios. Existen también otros muy buenos, que realmente se comprometen en su formación, que hacen valer su autoridad con el ejemplo, que no castigan a sus alumnos con la evaluación, y que te contienen frente situaciones adversas.
Por la educación pública, por los futuros alumnos, por la música, por los docentes que soñaron nuestros abuelos para el país, porque a través del miedo ningún alumno puede aprender, y por todos los compañeros/as que decidieron abortar sus estudios como consecuencia del abuso de autoridad, dejo mi nombre y apellido en esta carta siendo plenamente consciente de las esquirlas que puedan quedar en el camino. Porque como dijo el gran “Charly” García sobre una de las etapas más oscuras de nuestro país:
“los carceleros de la libertad no me atraparán dos veces con la misma red”.
Firma:
JUAN MANUEL RICCHIARDI
13/07/2020