Ha pasado exactamente un año desde que el Presidente Milei, con la arrogancia de creerse un mecías ultraliberal, convocaba a un encuentro denominado Pacto de Mayo con el objetivo de “reconstituir las bases de la Argentina”.
Ese Pacto citado primero en Córdoba y finalmente realizado en Tucumán el 9 de Julio con el respaldo de 17 gobernadores mas el Jefe de Gobierno de CABA. En ese momento una abrumadora mayoría de provincias respaldaron con su firma los 10 puntos considerados como pilares para “refundar la Nación”.
Esos diez puntos eran un verdadero decálogo de ajuste integral sobre la ciudadanía y las provincias, entrega de los recursos naturales, feroz ataque a la clase trabajadora activos y jubilados, apertura indiscriminada de importaciones.
Esos 10 puntos incluían:
- La inviolabilidad de la propiedad privada.
- El equilibrio fiscal innegociable.
- La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno.
- Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio.
- La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual.
- Un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país.
- Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal.
- Una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación.
- Una reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados.
- La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global.
Un programa cipayo al que sólo cinco gobernadores se opusieron y estuvieron ausentes fundamentando las profundas diferencias políticas e ideológicas con las intenciones manifestadas por el gobierno nacional. Sergio Ziliotto de La Pampa, Axel Kicillof de Buenos Aires, Gustavo Melella de Tierra del Fuego, Gildo Insfrán de Formosa y Ricardo Quintela de La Rioja no respaldaron el rumbo de ajuste, destrucción del estado, avasallamiento de derechos fundamentales, ataque a los sectores más vulnerables, destrucción de empleo, nueva ronda de endeudamiento, desmantelamiento de organismos nacionales y privilegios los sectores concentrados de la economía transnacionalizada.
Apenas pasados 365 días, el presunto capital político que Milei consideraba interminable, no pudo reeditar este 9 de Julio porque esta vez lo acompañaban solo dos gobernadores, pero con el saldo de un inmenso daño realizado a la sociedad.
Ahora, gobernadores que firmaron entre otros nueve puntos “La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual.”, parecen haber advertido tarde que no podrán gobernar sus provincias sin recursos que les pertenecen a sus comprovincianos y están forzando una sesión en la Cámara de Senadores por fondos coparticipables.
El respaldo a semejante desastre político, institucional y social cuando aprobaron la delegación de facultades se les ha vuelto en contra y parecen advertir que no les saldrá gratis en las próximas elecciones. Olfatean que hay cambio de humor social, que el apoyo que aparecía incondicional se esta debilitando. Pero claro, la mayoría no son gente preocupada por el bienestar de una sociedad. Son hombres de negocios, antes que políticos pragmáticos y si algo les “ofrecen”, fácilmente cambiarán su postura de confrontación y volverán al redil de las políticas antipopulares y antinacionales.