Una nota técnica publicada por el Ministerio de Salud generó alarma en las entidades brasileñas que trabajan el tema de las políticas para la salud mental. El texto habla de “cambios en la Política Nacional de Salud Mental y en la Política Nacional sobre Drogas” que apuntan a aceptar nuevamente las terapias con internaciones en manicomios – incluso para casos de pacientes menores de edad – y el uso de electroshocks.
La nota técnica fue redactada por la Oficina General de Salud Mental, Alcohol y Otras Drogas, y aclara que las internaciones ya habían sido aceptadas nuevamente en 2017. La medida también tiene que ver con un nuevo corte presupuestario a los Centros de Atención Psico Social (CAPS), que ofrecen un tratamiento más humanizado para casos de trastornos mentales y dependencia química. Los ajustes a las políticas de salud mental han sido constantes en Brasil desde el primer año del gobierno de Michel Temer (2016-2018).
Además, el nuevo documento del Ministerio de Salud en favor de las internaciones y permitiendo el uso de electroshocks favorece a las llamadas comunidades terapéuticas, muchas de las cuales están vinculadas a instituciones religiosas que tratan casos de dependientes químicos y otros.
En esos otros se incluyen casos de adultos, adolescentes e incluso niños homosexuales, como denuncian algunas organizaciones por los derechos LGBTI. Esos grupos temen que los electroshocks podrían usarse también para tratamientos de “cura gay”, ofrecido por algunas de esas comunidades. Con la nueva norma técnica, es posible incluso autorizar la inversión pública en máquinas de electroshock para el Sistema Único de Salud (SUS, que es gratuito y universal).