En evidente correspondencia con los planes del gobierno de Estados Unidos y la CIA, Alberto Reyes Pías, párroco de la diócesis de Camagüey, incita a sus seguidores a delinquir mediante desórdenes públicos para derrocar a la Revolución cubana, similares a los del 11 de julio 2021, estimulados desde Estados Unidos con el empleo de las redes sociales. Antes el más reciente proceso eleccionario, Reyes Pías también instigó abiertamente a no acudir a las urnas, siguiendo las directivas de Estados Unidos.
Documentos secretos exponen los objetivos que persiguen los yanquis desde 1959, para derrocar la Revolución e imponer un gobierno aceptable para ellos.
Reyes Pías actualmente está de visita en España, viaje financiado por el llamado Observatorio Cubano de Derechos Humanos, radicado en Madrid, organización creada y mantenida por la National Endowment for Democracy (NED) y la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID)con un presupuesto asignado anualmente de más de 125 mil dólares.
El Observatorio en cuestión forma parte de los 54 grupos que operan bajo programas para la subversión en Cuba, financiados con un presupuesto total de 17 millones de dólares, dirigido a promover campañas contra Cuba para satanizar a la Revolución ante la opinión pública internacional.
Para eso, desarrollantalleres, conferencias, publican artículos que tergiversan la realidad cubana, y ejecutan actos hostiles y provocativos contra las representaciones diplomáticas y consulares cubanas.
Según consta en el programa de la NED para el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, las tareas asignadas son:
“Monitorear, documentar y aumentar la conciencia internacional sobre las violaciones de los derechos humanos en Cuba. Los defensores de los derechos humanos en Cuba documentarán e informarán las violaciones de los derechos humanos a los organismos internacionales. La información recopilada ayudará a aumentar la conciencia internacional sobre el estado de los derechos humanos en Cuba”.
Sin dudas es un instrumento de la política yanqui para la desestabilización de las naciones que no se someten a Washington, como son Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
La presencia del párroco en Madrid persigue ese fin y también lo llevarán a Bruselas para acusar a Cuba de “violar los derechos humanos”.
En sus declaraciones a la agencia de prensa española EFE, expuso abiertamente sus intenciones, al asegurar: “los cambios que desea el pueblo se tienen que hacer desde dentro de la Isla, pero no se lograrán sin apoyo externo”, lo que prueba su violación a las leyes cubanas, al incitar públicamente a la desestabilización del orden interno en Cuba.
Y añadió: “hay una crisis de alimentación, de medicamentos, de transporte y cortes de luz cada vez más frecuentes y más largos, la situación es muy desesperante, no hay ningún signo de esperanza de que vaya a haber un cambio”.
Sin embargo, omitió explicar las razones principales de esa crisis que radican en el diseño de la política criminal de Estados Unidos, expuesta en documentos oficiales, como consta en el informe del subsecretario de Estado, Lester D. Mallory, del 6 de abril de 1960, que sin el menor ápice de humanismo dice:
“[…] El único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba, negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Esa línea de acción es la que respalda el sacerdote Alberto Reyes Pías, olvidándose de los preceptos de la ley de Dios.
Para no dejar dudas para quien trabaja este religioso, basta con leer el informe secreto de la Reunión 432 del Consejo Nacional de Seguridad, celebrada en Washington el 14 de enero de 1960, donde se expone textualmente:
“El Sr. Livingston T. Merchant, Sub Secretario Interino del Departamento de Estado, caracterizó el problema cubano como el más difícil y peligroso en toda la historia de nuestras relaciones con América Latina, posiblemente en todas nuestras relaciones exteriores. Algunos de nuestros principales intereses en Cuba eran bastante aparentes; ejemplo, la importancia estratégica de la Isla, nuestro comercio e intereses comerciales, y la protección de los ciudadanos estadounidenses allí. El Departamento de Estado trabaja con la CIA en los problemas con Cuba. Nuestro objetivo actual es ajustar todas nuestras acciones de tal manera, para acelerar el desarrollo de una oposición en Cuba, la cual podría producir un cambio en el gobierno cubano, resultando en un nuevo gobierno favorable a los intereses de Estados Unidos”.
Otro documento secreto que deja clara la línea de trabajo contra la Revolución cubana, explica:
“El 31 de octubre, de acuerdo con la CIA, el Departamento de Estado había recomendado al presidente, la aprobación de un programa con las líneas referidas por el sr. Livingston T. Merchant, Sub Secretario Interino del Departamento de Estado. El programa aprobado nos autorizaba a apoyar elementos en Cuba opuestos al gobierno de Castro, mientras se hacía ver que la caída de Castro era el resultado de sus propios errores. El Sr. Roy Richard Rubottom Jr., Sub Secretario de Estado para Asuntos Interamericanos, cree que finalmente la actitud de la iglesia será extremadamente importante en Cuba”.
En los últimos decenios el conocido“Programa Cuba” de la USAID junto a los de la NED, conforman el eje fundamental para la subversión anticubana, financian a la contrarrevolución y ponen en práctica la estrategia diseñada por la CIA y otras agencias, para derrocar el proceso revolucionario odiado por Washington, con una asignación pública que sobrepasa los 300 millones dólares.
Thomas Carothers, ideólogo estadounidense, declaró que el impacto político de los programas de la USAID dirigidos contra la Revolución cubana, están diseñados a largo plazo para “sembrar los fundamentos de una transición y no pueden medirse en fase de implementación […] Muchos de los resultados importantes de los programas de Democracia son psicológicos, morales, subjetivos, indirectos y retardados en el tiempo”.
La actitud manifestada por el sacerdote de la diócesis de Camagüey, no deja dudas para quien trabaja, pues si estuviera tan preocupado por los derechos humanos de los cubanos, su primera denuncia sería contra la política yanqui, expuesta en documentos secretos de febrero de 1962:
“La acción política será apoyada por una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, unida a las operaciones psicológicas que acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen, y las de tipo militar que darán al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia armada en apoyo a los objetivos políticos”.
La sotana no exime de responsabilidad penal a nadie, pero la jerarquía católica de Cuba calla y permite sus actitudes provocativas.
Muy diferente es la actuación cuando se critica a los títeres de Washington, como el caso de Luis Humberto Béjar, argentino párroco de la iglesia Santa Isabel de Pucará, en la región sureste de Puno, Perú, quien tuvo que abandonar ese país el 18 de enero 2023, después que su obispo le ordenó renunciar a su parroquia, por pedir por TikTok la renuncia de la presidenta peruana Dina Boluarte y criticar las muertes de manifestantes que reclamaban su dimisión y la del Parlamento.
Béjar, vivió 26 años en Puno y es teólogo por la Pontificia Universidad Católica Argentina, catedrático en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno y doctor en Educación en la Universidad Católica Santa María de Arequipa.
Ante sujetos como Alberto Reyes, afirmó José Martí:
“Nada lastima tanto como un ser servil, parece que mancha, parece que hace constantemente daño”.
Fuente: Razones de Cuba