Occidente, liderado por Estados Unidos, no se convence que el mundo cambia a pasos agigantados. Latinoamérica busca nuevas alternativas. Rusia, China e Irán son el fantasma que se cierne sobre Washington y ese afán por tratar de controlar una Latinoamérica que ha echado a andar “y su marcha de gigante no se detendrá más”. Estados Unidos quiere la guerra global, con un occidente que incluye a los países de la Unión Europea y de la organización del Tratado del Atlántico Norte – con Canadá como miembro de pleno derecho, también suma en esta escalada belicista a países como Nueva Zelanda, Corea del Sur, Japón y Australia, entre otros, que son parte componente en su dinámica desestabilizadora contra Rusia, la República Popular China e Irán.
Washington y el afán de recuperar su hegemonía
En este escenario, la lucha por los recursos naturales, sean estos renovables y no renovables, son prioridad de disputa por parte de este occidente, que en el caso de Latinoamérica, ve cómo día a día su influencia se debilita en función de la irrupción de la Federación rusa y la República Popular China en el escenario económico internacional, con mejores perspectivas y posibilidad de establecer relaciones simétricas, en lugar de la crónica consideración de patio trasero con que Estados Unidos ha manejado su relación con los territorios americanos, al sur del río Grande. Camino liberador, que debemos emprender: debilitar e incluso eliminar la influencia nefasta de Estados Unidos en la región de América Latina, especialmente en el plano de sus procesos de desestabilización de nuestros sistemas políticos. Y, al mismo tiempo, reforzar y consolidar la confianza de nuestra gente en el poder de aquellas fuerzas políticas que tienen como norte, la verdadera independencia política y económica.
El camino inevitable que se presenta para Latinoamérica no es otro que debilitar en forma sensible la influencia de Estados Unidos en la región, especialmente en materia de nuestra política interior, fuertemente sujeta al poder económico, a la política de chantajes y presiones, que suele ejecutarse, ya sea en forma directa por la Secretaría de Estado norteamericana o usando a ese ministerio de colonias, que ha sido la Organización de Estados Americanos – OEA – y si la mirada es al ámbito de la política exterior, esta Latinoamérica ha tenido crónicamente escasa voz y fuerza, generalmente, para oponerse a las presiones estadounidenses en materia de llevar adelante una política externa soberana. Aunque excepciones gloriosas han sido referenciales como han sido los fallecidos Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez Frías.
El factor Ucrania
Hoy, tras un año de guerra en Ucrania – que debe considerar los 9 años de agresiones contra el Donbás – que catalizó la operación militar especial de Rusia, para desnazificar y desmilitarizar al aliado de la OTAN, administrado por un régimen ultranacionalista y enquistado en su seno por grupos nazis. Esa realidad muestra el interés de occidente por involucrar a Latinoamérica en su propia agenda contra Rusia. No es casual la visita del canciller alemán Olaf Scholz a algunos países latinoamericanos (1) para conseguir las armas, tanques y blindados de origen soviético, que algunos países de este continente poseen en sus almacenes militares. Al mismo tiempo Washington presiona a las cancillerías latinoamericanas para sumarse al coro sancionador contra Rusia. Difícil determinación, teniendo en cuenta, no sólo el creciente intercambio comercial entre nuestros países y Moscú sino lo que significa entrar en esa dinámica teniendo a China como uno de los socios principales de Rusia, como también de nuestro continente. Las influencias, como también las presiones, son evidentes.
Estados Unidos no da puntada sin hilo. Esto, pues al mismo tiempo que busca sacar de nuestras tierras cualquier atisbo de establecer relaciones políticas, comerciales, diplomáticas con China y Rusia, se dedican a seguir pensando y actúan como si nuestro continente fuera su campo natural de materias primas. Aún afirman que somos su patio trasero, en esa visión racista, colonialista y de potencia hegemónica, a la baja pero que sigue siendo parte de ADN. Un ejemplo de ello lo constituye la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur, quien con una sinceridad rayana en la desfachatez sostuvo, durante su intervención ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, la necesidad de tener presente la importancia de la región de América Latina para Washington.
«Esta región está llena de recursos y me preocupa la actividad maligna de nuestros adversarios que se aprovechan de ello, aparentando que están invirtiendo cuando en realidad están extrayendo» señaló Richardson refiriéndose a China y Rusia. Además, la militar de alto rango destacó la importancia del llamado “Triángulo del Litio” que acumulan el 68% de este mineral del mundo “Argentina, Bolivia y Chile lo tienen y – nuestros adversarios – están sustrayendo recursos de estos países y de su gente”. Para Richardson este es un tema de “Seguridad Nacional” (2) eufemismo destinado a tratar de establecer como una verdad inmutable que Estados Unidos es amo y señor de nuestras riquezas y que eso le da derecho a intervenir cuando lo crean necesario. De ahí las decenas de intervenciones de Washington en nuestros países.
Las ideas imperialistas expresadas por Richardson tuvieron también como escenario un evento del centro de estudios republicano Atlantic Council donde el inicio de su intervención centró la línea narrativa “»¿Por qué es importante América Latina?» dando un largo listado de aquello que le interesa a Washington: Litio, ricos recursos y tierras raras. El petróleo venezolano que posee las reservas más grandes del mundo, incluidas las de crudo ligero y dulce, cobre, oro,. Como también destacó la importancia del pulmón verde que es el Amazonas. Por último, señaló la uniformada “tenemos el 31 % del agua dulce del mundo en esta región y ante eso nos queda mucho por hacer. Tenemos que empezar nuestro juego”. (3)
A la par de militares, los políticos estadounidenses no se quedan atrás en su discurso ruso, sino e iranofóbico. «Durante demasiado tiempo hemos ignorado nuestro propio patio trasero y hemos permitido que Rusia, China e Irán, adversarios de Estados Unidos, hagan grandes incursiones en nuestra región», afirmó en ese contexto un miembro de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, el republicano Carlos Giménez. Combatir a la República Popular China en Sudamérica, creo que Beijing es nuestra mayor amenaza…Solo va a faltar lo militar, aunque todos ustedes hacen un gran trabajo en asociación, y en realidad es una cuestión económica, y creo que durante demasiado tiempo hemos ignorado nuestro propio patio trasero y hemos permitido que Rusia, China e Irán, adversarios de Estados Unidos, hagan grandes incursiones en nuestra región», concluyó el neocons colonialista.
Resulta evidente que Estados Unidos considera a Latinoamérica como un mero depositario de riquezas naturales, a las cuales tendrá un derecho, propio de aquellos que sustenta ideología de destino manifiesto, para apoderarse de ellas, disponer su extracción y disfrute a costa incluso de generar desestabilización, golpes de estado o cualquier otra forma de dominio. Pero… esta Latinoamérica no es la misma de la década de los 50, 60, 70 u 80 del siglo XX, la dignidad y resistencia son conceptos que se han ido imponiendo, en la misma proporción que aumenta en el actual patio trasero norteamericano, como es el continente europeo y su sumisión e indignidad ante lo dictados de Washington, como lo muestra el ejemplo de la intervención de la OTAN en Ucrania, una sociedad europea que en virtud de la determinación de Estados Unidos es capaz de negarse a comerciar energía hidrocarburífera con Rusia y en cambio pagar cuatro veces más por el petróleo y el gas que les vende su aliado norteamericano. Sin olvidar los cientos de miles de millones de dólares, que gastarán en renovar su arsenal militar entregado a Ucrania y que deberá ser repuesto con armas del complejo militar industrial estadounidense.
Tras las declaraciones de la jefa del Comando Sur el ex presidente boliviano Evo Morales emitió una dura crítica recordando, que Latinoamérica no es patio trasero ni sitio para ser explotada y usurpar sus recursos naturales. Estados Unidos repite el mismo guion depredador, que ha sido su impronta desde su nacimiento. Morales ha ratificado la denuncia de los planes intervencionistas y la ambición saqueadora de Estados Unidos sobre los recursos naturales del continente, especialmente el Litio. El encargado de negocios de Estados Unidos en Bolivia, Jarahn Hillsman, habla de un “orden global” y Laura Richardson de un “triángulo del litio”. ¿Quién miente?”, apuntó Morales a través de sus redes sociales. (4)
Estados Unidos y sus aliados europeos, representado por las declaraciones del jefe de la diplomacia de ese continente, ante un curso piloto de la nueva Academia Diplomática Europea en el Colegio de Europa en Brujas, Bélgica en octubre del año 2022, Josep Borrell, se enmarcan en llevar adelante una política racista, absolutamente colonialista, que divide al mundo entre un “jardín” desarrollado, bello, supuestamente tranquilo, simbolizado por las sociedades de Europa y Estados Unidos rodeados de una “jungla” que los rodea peligrosamente (5). Un mundo al cual se le niega la posibilidad de cruzar esos muros segregadores, pero que no duda en expoliar sus recurso y ambicionar aquellos, que como el litio, petróleo, cobre y tierras raras esta América posee en cantidades inmensas. Y, al mismo tiempo, influir para que la visión ruso, sino e iranofóbica se imponga como parte de la política exterior de nuestros países, generando un freno hacia el necesario mundo multilateral que necesitamos.
Lo evidente al referirnos a la pugna por el litio, el agua, petróleo, tierras raras, cobre, oro evidencia que Estados Unidos y los suyos desean reflotar aquella hegemonía que consigno. Washington lleva a cabo una política de desestabilización de aquellos países cercanos a Rusia – en la clásica estrategia de las revoluciones de colores – con el fin de convertirlos en países satélites y que lleven a cabo su política de ocupación, agresión y colonización y al mismo tiempo consideren a Rusia – en la actual coyuntura bélica en Ucrania – como el enemigo a combatir. El análisis con lectura de palimpsestos nos muestra que cualquier resultado negativo de las fuerzas rusas en Ucrania, tendrá efectos también perjudiciales, para nuestros pueblos.
1. https://actualidad.rt.com/video/456854-america-latina-rechaza-plan-scholz
2. El concepto de seguridad nacional fue convertido durante la guerra fría en la Doctrina de Seguridad Nacional, y la manera en que ésta fue aplicada a los países de América Latina bajo la influencia de Estados Unidos. Se destaca el papel de los militares en la aplicación de esta doctrina, así como la lucha contra el enemigo interno y sus implicaciones para la política de los países considerados… La seguridad nacional tuvo una variante en América del Sur: la Doctrina de Seguridad Nacional. Esta variante mantuvo la idea de que a partir de la seguridad del Estado se garantizaba la de la sociedad. Pero una de sus principales innovaciones fue considerar que para lograr este objetivo era menester el control militar del Estado. El otro cambio importante fue la sustitución del enemigo externo por el enemigo interno. https://journals.openedition.org/revestudsoc/26088?lang=fr
3. https://www.pagina12.com.ar/517903-litio-petroleo-y-agua-dulce-estados-unidos-ni-disimula-sus-i
4. https://www.paginasiete.bo/nacional/evo-ratifica-acusacion-contra-eeuu-y-arremete-contra-el-presidente-de-chile-GN6816495
5. https://www.huffingtonpost.es/entry/polemica-de-borrell-al-comparar-a-europa-con-un-jardin-y-al-resto-del-mundo-con-una-jungla_es_634fa66be4b051268c4f0896.html
Fuente: Segundopaso conoSur.