Reclaman Ley de Fibromialgia

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Nos preguntamos en esta nota a Beatriz Fardutto Integrante de la Agrupación “Ley de Fibromialgia”, cuando se habla de incluir de que se estaría hablando?, de ser empático con alguien que yo creo distinto a mí? O simplemente y los mas importante a ponerme a entender lo que le pasa al otro, lo que el otro/a necesita.

Beatriz después de pasar por un montón de cosas, aparte de tener hace 24 años esta patología, pero solo hace 4 tenerla oficialmente diagnosticada, llega a generar y lograr que el proyecto provincial lo redacte un diputado de la UCR, y el nacional por el bloque del FREJUPA, ambos más que importantes porque podrían poner de una vez por todas en orden una enfermedad que hace años esta invisibilizada.

De que enfermedad hablamos:

«Siempre he sido una persona alegre, sociable y con un grado de auto-exigencia y compromiso alto. Empezar a sufrir los síntomas invalidantes de la fibromialgia hicieron tambalear todos mis hábitos, rutinas y sistema de creencias. Pasé a tener un comportamiento triste y apático, sólo quería estar en casa y comencé a aislarme. Gracias que reaccioné a tiempo y decidí poner esa auto-exigencia y compromiso a mi servicio para recuperar mi vida.

Cómo empezó: Dolor de cabeza, estreñimiento, dolor de estómago… Síntomas que fui acallando esperando a que se pasaran o con algún medicamento que yo misma me auto-recetaba o que me había recomendado tal o cual persona.

En 2009, una mañana me desperté con un dolor horrible en el dedo gordo del pie derecho y lo tenía como dormido. Era un dolor horrible, como una corriente eléctrica constante. A las dos semanas se había extendido a ambos pies y a las manos. No me quedó más remedio que ir al médico, y empezó un verdadero peregrinaje que duró dos años.

Mi médico de cabecera decía que podía ser falta de vitaminas así que me recetó unas pastillas, pero los síntomas no cedían y empecé a desanimarme y a preocuparme.

Se sumaron: Piel seca y con escamas por todo el cuerpo, pero sobre todo en brazos y piernas. Sequedad en los ojos. Urgencia de miccionar. Infecciones de orina de forma habitual. Febrícula. Contracturas musculares. Estreñimiento. Dolores estomacales. Insomnio. Dermatitis seborreica. Resfriados constantes. Pérdidas de memoria. Frío constante. Intolerancia al ruido. Piernas inquietas.

También empecé a sufrir una fatiga poco habitual en mí y mi cuerpo comenzó a decir ¡basta! Y levantarme empezó a convertirse en un calvario, a las dos horas de levantarme ya no podía más, sólo quería meterme en la cama y que pasara el día. Y llegó el dolor, ese dolor en las articulaciones, en la zona de la nuca y en todo el cuerpo que no te permite vivir, que te quita las ganas de absolutamente todo, que te invalida.

Tras probar distintos tratamientos, empecé con los especialistas.

Medicina interna, que volvió a hacerme un análisis, mucho más completo, para descartar enfermedades más habituales hasta el momento para ellos, y que pudieran dar alguno de los síntomas, así como me hizo una batería interminable de preguntas y pruebas. El posible primer diagnóstico fue neuropatías periféricas.

Lo siguiente fue hacerme una resonancia magnética, en cuestión de un año perdí la cuenta de ellas y de los análisis que me hicieron.

En una de las varias consultas con el internista porque el dolor no cesaba me derrumbé, lo cierto es que llega un momento en el que en cuanto te ponen en duda, te asaltan las lágrimas y eso fue lo que me pasó aquel día. Lo peor de todo fue salir y ver su informe, la mayoría de mis síntomas estaban entrecomillados, por lo tanto, mi impresión fue que no me creía, pero el “esperado” diagnóstico apareció: SÍNDROME FIBROMIÁLGICO Y SÍNDROME DE ANSIEDAD- DEPRESIÓN en marzo de 2010.

No sé si fue un consuelo o no, pero llega un momento en que necesitas poner nombre a lo que sea que te pasa. Eso no soluciona nada, pero al menos sabes que no estás loca. Y entonces me derivó a Reumatología.

De nuevo más análisis, preguntas y pruebas. ¿Resultado? colesterol, déficit de vitamina B12 y alteraciones en la proteína C- reactiva y en la velocidad de sedimentación. Al menos ahora empezaba a haber alguna prueba de mis dolores articulares, ¡ya no era mi “imaginación”!

También me vieron en ginecología, dermatología y medicina digestiva. También salud mental donde me dieron el alta. ¡Era desesperante saber que mi cuerpo fallaba por todas partes y que nadie me tomara en serio!

Beatriz Fardutto, Integrante de la Agrupación “Ley de Fibromialgia”

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