Murió José Luis «Tata» Brown

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Tenía 62 años y desde diciembre estaba internado por una enfermedad neurodegenerativa.

Nació el 10 de noviembre de 1956 en Ranchos. De los 3 a los 13 años se crió en el hogar-escuela Virgencita de Luján porque sus padres trabajaban todo el día. A ese mismo hogar había vuelto hace dos años para realizar un locro solidario para más de 300 chicos.

A Estudiantes llegó haciendo dedo y de esa forma viajó infinidad de veces desde su pueblo. Hasta que un repartidor de cubiertas le dio la solución que necesitaba cuando el Tata ya estaba pensando en dejar de ir a entrenarse debido a las dificultades económicas para costear el trayecto. Desde ese momento, se subía al camión en Ranchos y se bajaba en La Plata.

El Pincha fue su otra casa. Vivió en la pensión conocida como el Pabellón Demo, que estaba ubicada en el viejo estadio de 1 y 57 y a donde llegaban los chicos del Interior que daban sus primeros pasos en las inferiores.

A los 14 ya empezó a tener minutos en Reserva y a los 18 cumplió su sueño de jugar en Primera. Lo hizo debutar Bilardo el 16 de febrero de 1975 ante River. Fueron 8 años en el Pincha hasta el 10 de junio de 1983, día de la coronación en el Torneo Nacional ante Independiente.

Ya había sido capitán en el título obtenido en el Metropolitano 1982. En total fueron 290 partidos por torneos locales en los que marcó 27 goles. Además, jugó 11 encuentros por Copa Libertadores.

Pegó el salto a Atlético Nacional de Medellín e integró un recordado equipo dirigido por el uruguayo Luis Cubillas. Y a comienzos de 1985 volvió al país para vestir la camiseta de Boca.

En sus primeros tres partidos con la azul y oro parecía haberse ganado a los hinchas con su garra y también con goles: le marcó uno a Temperley y dos a Estudiantes de Río IV.

De esa etapa le quedó una marca imborrable en su ceja izquierda tras un choque involuntario con su compañero Quique Hrabina en un Gimnasia-Boca. En el club de La Ribera, el Tata fue de mayor a menor: 29 partidos y 5 tantos. Ya empezaba a arrastrar una lesión en la rodilla derecha que puso en jaque su participación en el Mundial de México.

Es que tres meses antes de la Copa del Mundo quedó libre de Deportivo Español donde apenas había jugado 3 partidos hasta que Oscar López y Oscar Cavallero le dijeron que no lo iban a tener más en cuenta.

“Tenía mil dificultades para desplazarme, se me inflamaba la rodilla, era una cosa que no podía creer -recordó en una entrevista con El Gráfico publicada en 2011-. No culpo a los técnicos, lo que pasa es que cuando vos estás en la mala, te acostumbrás a recibir malas noticias. Me quedé sin club, faltaban tres meses para el Mundial y Carlos (Bilardo) me dijo: ‘No importa, va a seguir entrenándose con nosotros’”.

Lo demás es conocido. Llegó por la ventana a la Copa del Mundo. Lo acusaban de haber integrado la lista porque le cebaba mates a Bilardo. Se ganó un lugar por la lesión de Daniel Passarella y el camino ascendente mundialista le regaló el primer gol en la final ante Alemania.

Diego Armando Maradona le hizo su dedicatoria “Sin José Luis Brown, no hubiésemos ganado nunca la copa del mundo”, escribió en sus redes. “Vos nunca te quejabas de nada, Tata -siguió Maradona-. Estabas siempre con buena onda. Aunque sabías que no ibas a ser titular en México, te entrenabas durante los viajes, en los pasillos de los aviones, parar recuperar tu rodilla. Incluso no tenías equipo en aquel momento, ¿te acordás? Pero eras vos el que nos dabas fuerzas a todos nosotros, y no al revés. Terminaste teniendo uno de los mejores promedios del equipo durante el Mundial. Incluso la lesión en el hombro, en la final con Alemania, te quedó para toda la vida (…) ¿Te acordás lo que te decía antes de cada partido? ‘Dale Tata, que si vos jugás bien, yo juego bien!’, subrayó Diego en su mensaje de despedida.

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