“La inflación, la recesión y el gran impacto social determinaron el voto castigo”

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Julio Gambina es Doctor en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Profesor de Economía Política de la Universidad Nacional de Rosario.

Era previsible la derrota de Mauricio Macri y su ampliada alianza contra la fórmula del peronismo hegemonizada por el kirchnerismo, pero no de la magnitud en que aconteció. La diferencia fue por 15,57 puntos, cuando en general se anticipaba una diferencia de 5 puntos porcentuales. En términos absolutos se trata de 11.622.020  a 7.824.996 votos. Son 3.797.024 votos más a favor de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

Se trata de una diferencia prácticamente imposible de remontar hacia las elecciones de octubre próximo, lo que anticipa una resolución electoral de renovación presidencial en primera vuelta, excluyendo la posibilidad del balotaje. Ni sumando al oficialismo la totalidad de la votación restante Lavagna (8,22%); Gómez Centurión (2,63%); Espert (2,18%), excluyendo a la izquierda (Del Caño 2,86%), alcanza para contrarrestar la derrota de la fórmula Macri y Pichetto.

La derrota arrastró a la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, quien parecía imbatible hasta hace muy poco.

El factor económico ha sido relevante, la inflación, la recesión y el gran impacto social determinaron el voto castigo a la administración Macri. Solo pudieron mantener posición en la Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Córdoba. Se trata de una derrota en la base de sustento del macrismo y es un voto que se extiende a las grandes ciudades que sostenían hasta ahora el consenso electoral de Cambiemos.

En su discurso Alberto Fernández defendió derechos como la educación y la salud. También fue crítico a las reformas laboral y previsional pero habrá que ver como eso se materializa en políticas concretas a futuro. Como eso se despliega en la campaña electoral y un tema clave va a ser la posición frente al Fondo Monetario Internacional y las condicionalidades. Porque no alcanza con renegociar los pagos del Fondo sino discutir las condicionalidades del mismo.

Ahora se espera que se explicite detalladamente la política económica, relativa al modelo productivo y de desarrollo, que satisfaga la demanda electoral de la abrumadora mayoría, lo que supondrá debates al interior de la coalición. Vale recordar que la designación de Alberto Fernández para encabezar la fórmula supuso una ampliación por derecha de las alianzas electorales.

La incógnita es que va a hacer el gobierno actual. Hasta ahora manifestó su sorpresa publica y solo atino a defender la “apertura de la economía” sin asumir el rechazo del sentido principal del voto. Hay que ver si le va a alcanzar el apoyo del FMI y los recursos para sostener su política de contención del dólar y de altas tasas de interés. .

Esto genera condiciones de posibilidad para la lucha social, política, sindical y popular. Condiciones de reclamar urgentes cambios económicos para resolver demandas inmediatas de la sociedad de abajo, de la de menores ingresos, porque convengamos que si bien el gran acontecimiento de masas es el de estas elecciones, la política no solo está en la urnas sino en la lucha en las calles, en la organización popular que generen otras condiciones en la sociedad de cambio económico y cambio político.

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