En La Pampa recuerdan al Negrito

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Por Desde el Pie en la CPI.

Pasa el tiempo y tal vez a las nuevas generaciones nos cueste creer que el Estado haya sido capaz de cometer las peores atrocidades y genocidios contra su pueblo. Tal como ocurrió con los pueblos originarios y durante la última Dictadura cívico-eclesiástica  y militar. Sin olvidarnos de su antecesora la Triple A que fue creada y actuó dentro de un gobierno democrático. Por eso es importante no perder la capacidad de asombro pero saber que todo es posible.

En el reciente acto por el 24 de Marzo que realizamos en La Pampa diferentes organizaciones sociales y políticas, se pudo apreciar la presencia en su mayoría de personas jóvenes y adolescentes. Muchas por primera vez participaban en el reclamo por Memoria, Verdad y Justicia que todos los años se realiza para la fecha.

Más allá de lo que haya dicho la justicia, muchos de los responsables militares y civiles de aquellos años tenebrosos de Dictadura en nuestra provincia, caminan impunemente como ciudadanos comunes por las calles como cualquiera de nosotras/os. Esta situación lamentablemente no es exclusiva de tierras pampeanas.

Hace pocos días se cumplieron 45 años de la desaparición y asesinato de Floreal Avellaneda. Tenía tan solo 15 años de edad. Por su edad, militancia y valentía es uno de los casos más emblemáticos de aquella juventud. Generación que vivió y actuó convencida que el sistema capitalista representaba lo que había que desterrar para la humanidad. El socialismo como sistema de valores se vivía como posible. Hoy eso no ha cambiado. La pandemia durante este año nos desnuda aún más, lo injusto y peligroso que es el capitalismo para la vida y el medio ambiente. En la actualidad actuar y pensar cotidianamente en otro sistema es posible y aún más necesario que en aquellos años de mediados del siglo veinte.

El Negrito, como le decían, nació en un hogar de trabajadores con compromiso social, político y militaba en la FEDE. Su abuela fue una de las primeras en organizar la solidaridad con los presos políticos de la Década Infame en los ’30, mientras que sus padres, Iris y Floreal (fallecido), fueron y son militantes comunistas. Cuando el golpe de Estado de 1976 Floreal padre trabajaba en Tensa, una fábrica metalúrgica bonaerense donde había sido elegido delegado.

En la madrugada del 15 de abril una banda del Ejército asaltó el hogar de los Avellaneda en busca del dirigente, que alcanzó a escapar por los techos y casi logra llevarse al Negrito. Ante el fracaso los uniformados se llevaron a su mujer, Iris Pereyra, y a su hijo Floreal a la comisaría de Villa Martelli, donde fueron sometidos a brutales torturas. Claro que Floreal padre al escapar jamás pensó que fuera posible que se ensañaran con el Negrito y su mamá.

El 15 de mayo de aquel año la prensa uruguaya daba a conocer la aparición de ocho cadáveres en el Río de la Plata. Uno de los cuerpos era el del Negrito Avellaneda. Víctima de los Vuelos de la Muerte, estaba atado de pies y manos y tenía una profunda herida sin cerrar en una de sus piernas. Los documentos que pudieron ser rescatados son el acta de allanamiento de la vivienda y el certificado de defunción de Floreal realizado en Montevideo. Los médicos forenses encontraron señas de que el joven había sido empalado, tal como lo denunció el escritor y periodista Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar: “… incluyendo el chico de 15 años Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles”.

Gracias a la lucha incansable hasta el presente de la Liga argentina por los Derechos Humanos el caso fue parte del Juicio a la Junta Militar de 1985 pero no se pudo avanzar por las leyes de obediencia debida y punto final. En un juicio llevado a cabo en 2012 se lograron penas de doce años; pero fue apelada, llego a la Corte Suprema y todavía permanece allí. De esta manera los genocidas conservan la presunción de inocencia que marca la Constitución Nacional y los dos oficiales que encabezaron el asalto de la casa del Negrito y su familia ya gozan de la libertad por cumplimiento de los dos tercios de la pena.

Lo ocurrido con Floreal es el ejemplo de exterminio de una generación. Que fue capaz de poner en discusión la hegemonía del sistema en nuestro país y, plantear otro mundo como posible. Fue necesario una política sistemática estatal de terror para instalar un modelo neoliberal que hasta nuestros días se mantiene vigente.

Con el tiempo los torturadores y asesinos del Negrito serán olvidados y repudiados. El niño Floreal en cambio crecerá como bandera de lo más puro de la juventud de este país y el continente. Es y será rebeldía, memoria y ejemplo para las generaciones venideras.

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