R.A.S.I.N. Kan Pèp La (Agrupamiento Socialista por una Nueva Iniciativa Nacional) saluda a la población haitiana que se levantó los días 6 y 7 de julio de 2018 para frenar el plan de muerte que el partido en el poder, Tèt Kale, quiso aplicar en el país. R.A.S.I.N. Kan Pèp La aprovecha  la oportunidad para solidarizarse con todos aquellos que perdieron algún familiar durante este movimiento de resistencia de los días 6 y 7 de julio. Dicho levantamiento es la consecuencia directa de las elecciones fraudulentas de los años 2015-2016 y de un modo de gestión al servicio de los intereses del imperialismo y de algunas familias burguesas del país. Saludamos también el coraje y la determinación de una buena parte de la población que respetó la huelga de los días 9 y 10 de julio.

Desde que el presidente Jovenel Moïse llegó al poder, el gobierno y el parlamento siempre adoptaron decisiones en contra del pueblo, tales como: aprobación de la ley 3/8 que viola los derechos de los obreros y las obreras; despilfarro del dinero en gastos inútiles; votación y aplicación de un presupuesto criminal que arruina la economía de la población; apoyo a la corrupción al proteger a aquellos que robaron el dinero de Petrocaribe; implementación de una denominada “Caravana del Cambio” que debilita las instituciones; total silencio cuando Donald Trump ofendió al país; creación de una caricatura de fuerza armada sin consultar al pueblo; adopción de actitudes y acciones arrogantes al destruir las viviendas de varias familias que habitan en Pèlerin con el objetivo de “limpiar” la zona alrededor del domicilio del jefe de Estado.

Ahora, la decisión de aumentar el precio del gas mostró claramente esta actitud del Tèt Kale de agachar la cabeza ante las órdenes del exterior, sobre todo del Fondo Monetario Internacional (FMI) pensando en conseguir financiamiento y así seguir aumentando la deuda del país.

El presidente y los potentados del Estado demostraron así su incapacidad para defender la dignidad y la soberanía del país. No tomaron medida alguna para proteger la economía del país ante el alza del dólar norteamericano y la inflación que oscila entre un 12% y un 15%. El Tèt Kale decidió congelar el salario mínimo en una miseria equivalente a 350 gourdes, mientras que todos los estudios demuestran que un obrero que trabaja en SONAPI necesita de 1.248 gourdes por día o de 29.971 gourdes por mes para poder vivir dignamente.

El mal manejo por parte del poder del problema de la desdolarización de la economía del país, provocó un fuerte aumento de los precios de los productos importados. El desempleo que se amplía, afecta especialmente a los jóvenes a pesar de los sacrificios consentidos por sus padres para que puedan ir a la escuela. Además, el gobierno quiere engañar a la opinión pública al difundir que el Estado subvenciona el combustible cuando en los hechos el Estado y los agentes distribuidores ganan entre 40% y 50% sobre cada galón que se vende en el país.

El aumento de los precios de los productos petroleros representa un empeoramiento de las condiciones socioeconómicas del pueblo. El discurso y la actitud del Tèt Kale muestran claramente su desprecio por las reivindicaciones populare

 

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