DICE EL LUCHADOR POPUPAL Magdiel Sánchez Quirós: «López Obrador le ha abierto las puertas al ejército mexicano para que crezca en cuanto poder económico y militar»

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Se llama Magdiel Sánchez Quirós y es miembro de “Tejiendo luchas”, una organización popular de México, que como tantas otras viene enfrentando a las políticas neoliberales y también a las situaciones de abierta contradicción que se dan, como en este caso, en el gobierno de Andrés López Obrador. Esa dicotomía que se da cuando los discursos y ciertas acciones de avance progresista colisionan con otras de total dependencia en lo económico, o su consecuencia en lo represivo.

-Cómo analizan ustedes al gobierno de López Obrador, quien recientemente ha hecho un balance de su actuación en los primeros 4 años de mandato. ¿Esta rendición de cuentas coincide con la realidad o se trata de un discurso formal?

Magdiel Sánchez: Es complicado responder sobre cuanto tiene de real el balance de López Obrador, porque quizás lo más importante no es tanto que esté mintiendo, sino más bien, que detrás de las informaciones que él presenta como logros, se invisibilizan otras cuestiones. Yo pondría primero en el centro eso, como un tema fundamental. La manera en la que él está presentando su proyecto, invisibiliza las raíces profundas de lo que está ocurriendo en el país. Con López Obrador este es el cuarto año y sí está ocurriendo una transformación, es una transformación sobre todo de los códigos. Lo que más vemos es una reconfiguración política, que aunque va a nombre de los pobres y su discurso estuvo marcado de cambios que ha hecho para los sectores más humildes del país, lo que está haciendo fundamentalmente es reconfigurar al Estado para que siga fortaleciendo los intereses de las personas más ricas de las trasnacionales. Estos han sido cambios muy importantes, en contra del pueblo y a favor del ejército.

– AMLO señaló en ese balance que de 35 millones de familias, 30 millones reciben de manera directa una pequeña porción del presupuesto público. ¿Esto cómo se lee? ¿Qué es lo que recibe ese 65% que López Obrador explicita como un gran beneficio de su gestión?.

 Iniciado su mandato, AMLO también declaró que el liberalismo se había terminado.  Y que entrábamos a un México pos-neoliberal. Ese tipo de ayudas son ciertas, sí, claramente, se pueden discutir las cantidades en esas cifras pero es verdad que las están recibiendo una gran cantidad de personas. Son millones de familias a las que se destina un apoyo económico asistencialista. Sin embargo, lo que deja de lado, es que ese apoyo es de manera individual. Se cortaron las distintas maneras sobre cómo la administración de los recursos se organizaba anteriormente, que era a través de agrupaciones campesinas, por la vía de la movilización, que arrancaban recursos del Estado. Cada uno de los campesinos recibe hoy un apoyo económico, pero lo recibe de manera individual. Y en ese sentido, López Obrador está rompiendo directamente con todas las formas de organización corporativa.

Puede en algunos casos suceder que. de la anterior forma, se dieran elementos de corrupción, pero también era uno de los mecanismos fundamentales para que los productores se organizaran, y pudieran competir con los “coyotes”, (así les llamamos a los intermediarios) o las empresas. Lo que López Obrador está haciendo ahora es no reconocer como sujetos de derechos a las comunidades indígenas ni a los sectores más pobres, ni a esas millones de familias.

– O sea que les da ciertos beneficios pero eso deriva en la anulación de la organización popular.

-Así es. Se benefician de apoyos económicos del Estado, de manera individualizada, a través de unas tarjetas bancarias. Lejos de fortalecer realmente las necesidades de la gente, como antes se hacía, de una manera comunitaria y a partir de las organizaciones barriales, o de la vida de los pueblos, de los ejidos, de las entidades indígenas, o de las organizaciones colectivas. Fomenta el crecimiento de empresas pequeñas que se dedican a lucrar con los recursos de la gente pobre y al final de cuentas termina haciendo como un rodeo a un subsidio que le está dando a las grandes transnacionales. Estas, han crecido mucho  y se instalaron en pequeñas comunidades, gracias a que la gente tiene un ingreso constante. Puede ser entonces sujeto de crédito para que compre cosas, y entonces, está fomentando un mercado, pero no es el mercado interno con los insumos de los productores, sino más bien la dependencia a las transnacionales, y el crecimiento del crédito en los sectores rurales.

-Esta es la política típica de los gobiernos progresistas, de apostar al asistencialismo, quebrar el lazo directo que los campesinos y los trabajadores tenían con sus entidades corporativas, y finalmente hacer depender de diezmos o «prebendas o «ayudas» que no alcanzan para nada. ¿Cuánto sería en dólares el dinero que se le está dando a un sector importante de la población?

– Varían mucho dependiendo del programa. Por ejemplo, con uno de los proyectos que López Obrador ha planteado como uno de los más importantes, que es “Sembrando vida”, un campesino recibe más o menos, cinco mil pesos al mes  (unos 250 dólares). Es mucho, para las formas convencionales de cómo recibían los campesinos ese dinero, sin embargo lo hace a costa de que no siembre milpa como tal, necesita plantar árboles, supuestamente frutales o maderables, que se los dan o se los venden a través de  una empresa de los viveros del ejército mexicano. Se los dan a ellos, que los siembran, otra vez de manera individual, no de manera colectiva, como antes estaba organizada la producción en varios lugares,  y entonces ese recurso le está permitiendo tener un ingreso mensual, pero no queda claro cuánto tiempo va a durar esto. Un árbol tarda muchos años en crecer, para que llegue a ser maderable va a tardar más tiempo, y no hay garantía además que este proyecto de sembrar árboles, tenga continuidad.

Entonces el campesino dejó de sembrar, dejó de tener, deforestó sus milpas, deforestó este campo que tenía, para sembrar estos árboles, y no hay garantía de que sea un proyecto sostenible. El ingreso por familia llega a ser más grande, dependiendo de otros recursos, si hay becas para los jóvenes que estudian, aumenta, hay gente que dice que por familia están recibiendo mil dólares al mes, que es mucho para algunos sectores, pero resulta insuficiente por otros huecos que se están dejando. Por ejemplo, se está dejando de lado el apoyo al estudio a nivel superior en algunos casos, o de posgrados, y becas que antes eran de 700 dólares más o menos, ahora las bajó a 300 dólares.

A las mujeres que estudian un posgrado, se les va a suspender su beca si se embarazan. Tienen que firmar un compromiso inicial de que no pueden embarazarse para poder estudiar. Entonces, está lleno de contradicciones e injusticias este tipo de apoyos, al final de cuentas está condicionado a someterse a ciertas lógicas que impone el Estado, y que no corresponden al conjunto más amplio de necesidades que tienen las personas.

-Hay otro tema que viene de tiempo atrás y se caracteriza por la impunidad, que es la masacre de Ayotzinapa. ¿En la actual administración se ha encarado la investigación con seriedad? Lo pregunto porque  siempre que se  quiere avanzar se choca en un momento con las responsabilidades que tuvieron en el hecho elementos del propio Ejército mexicano.

– Algo que hay que resaltar, es que López Obrador ha hecho varias cosas encaminadas a encontrar justicia en el caso de Ayotzinapa: abrió las investigaciones, permitió que el grupo interdisciplinario de expertos independientes regresara a México a hacer investigaciones, abrió nuevos archivos, permitió que otros se desclasificaran, pero resulta que en esos archivos por ejemplo, un nuevo aporte que se da, es que el ejército había infiltrado gente, dentro de los estudiantes, que habían estado en la Normal Rural para obtener información de qué ocurría dentro de esta Normal.

Se sabe qie todavía unos días después de haber sido desaparecidos, estaban con vida, que habían comunicaciones, que se habían encendido algunos celulares de los estudiantes, y de todo esto estaba al tanto el ejército mexicano. Esa es una nueva luz que no se había podido obtener en los gobiernos anteriores porque habían bloqueado esas informaciones, y con López Obrador salen a la luz. Sin embargo, la consecuencia jurídica de esto, donde además queda demostrado la premeditación, la planificación y un sistemático ataque del ejército para la desaparición forzada y el asesinato de los estudiantes, es que el procesamiento ha quedado suspendido. La investigación se paró. El fiscal que tenía el caso y que los familiares de Ayotzinapa reconocían porque estaba haciendo su trabajo, fue obligado a renunciar.

Se dice que el general de la zona militar está preso en un campo militar. No tenemos el acceso porque está preso y está haciendo parte nada más del sistema de justicia del ejército, del sistema castrense y no de la justicia civil. Estando supuestamente preso, el hombre ha dado entrevistas adentro del cuartel e insiste en su inocencia.

Los familiares de Ayotzinapa están insistiendo en que debe de continuarse el caso, ellos se sienten traicionados por el gobierno de López Obrador, y pareciera que en esta idea de justicia por Ayotzinapa y también con los crímenes de la llamada “guerra sucia”, el presidente insiste de manera recurrente en decir que ya eso terminó, que hay que hacer «borrón y cuenta nueva», algo que les sonará familiar en Argentina o en otras partes, y dice además que realmente los militares estaban cumpliendo su deber.

Por otra parte, AMLO protagonizó un acto escandaloso en el que para buscar supuestamente la justicia en los crímenes del pasado, sentó a militares y a familiares de militares y a familiares de luchadores desaparecidos, y quiso relativizar como si fueran dos partes afectadas víctimas de una misma guerra, siendo esta la versión mexicana de  la “teoría de los dos demonios”, por así decirlo. Existe esto, pero quizás lo más grave es que más allá de estos temas de justicia que son muy importantes, porque hay una impunidad que se sigue sosteniendo, es que como ningún otro gobierno antes, de los más recientes del neoliberalismo y quizás tampoco como ningún otro gobierno de estos progresismos, López Obrador le ha abierto las puertas al ejército mexicano para que crezca en cuanto poder económico y militar, y le ha abierto funciones que estaban en manos de civiles que ahora son administrados por el ejército, y este es uno de los temas más graves que más vamos a tratar en México, de aquí al futuro.

-Magdiel ¿qué peaje paga López Obrador para hacer esto? Porque suena cómo insólito que un gobierno que se dice progresista le abra la puerta precisamente a los militares, porque esto se daba y se da de forma muy evidente en el sudeste mexicano, en  Chiapas, con un gran proceso de militarización. Abrirle la puerta a quienes tienen las armas y además en muchos casos están vinculados al poder de los narcos a pesar que dicen que lo combaten, es como comprar una soga y empezar a ahorcarse solo.

-López Obrador desde que comenzó a gobernar, ha insistido mucho en que él ha estado haciendo una cuarta transformación, comparándola con los grandes procesos populares y revoluciones que hemos tenido en México. Pero también ha dicho, por ejemplo, que esta cuarta transformación es distinta, porque a diferencia de las otras, ha dicho que no va a empujar un proceso constituyente. Es decir, parte de que el cuerpo constitucional de hace 100 años, de la constitución del 17, modificado en más del 85% por leyes neoliberales, no se debe de alterar, que esa es la base y habrá otro momento y otras personas para hacer los cambios. Es una transformación bastante acotada que va de la mano también de uno de sus propósitos, que honestamente dice que desea pasar a la historia como un buen presidente de México. Esto en ningún caso puede compararse con ninguna de las transformaciones anteriores. La gente, los procesos sociales, los procesos populares que empujaron aquellos grandes procesos de formación de México, no tenían en su agenda que una persona pasara a la historia como ser un buen presidente.

Y entonces ahí uno empieza a ver que el discurso de la cuarta transformación o su proclama del fin del neoliberalismo, se va acotando a una aspiración muy básica, de López Obrador. Pasar a la historia como un buen presidente, significa hacer los cambios posibles a favor de los sectores más pobres, sostener la estabilidad económica en México,  que en general se sostiene también gracias al neoliberalismo que lo continúa, pero sin romper para nada las leyes profundas del Estado, sin afectar a los intereses de los más ricos del país. Y hacer una reforma de ese tipo, sin alterar la correlación de fuerzas existente, o más bien navegando con esa correlación, implica ciertas concesiones. y pagar el peaje al que te refieres. Por lo menos en cuanto al ejército, es abrirles puertas que nunca se les habían abierto. Hoy el ejercito mexicano, además que se está legalizando ahora su presencia como una policía a través de la guardia nacional, por lo menos hasta el 2028, que es una nueva modificación que hicieron en la ley. El ejército mexicano también tiene una empresa constructora, que construyó el aeropuerto internacional Felipe Ángeles, y también está construyendo un tramo del Tren Maya. En el sureste mexicano, tiene una empresa distribuidora de gasolina, supuestamente para combatir el robo en los gasoductos. Entonces, le esta otorgando al ejército mexicano que sea el encargado de transportar el petróleo, la gasolina, el principal constructor de los bancos a través de los cuales se les está entregando los apoyos económicos de manera individual a la gente, es el encargado ahora de la marina mercante mexicana, que es muy importante. En fin, se contabilizan cien nuevas funciones que tiene el ejército mexicano ahora bajo la administración de López Obrador.

Entonces el costo de pasar a la historia de México como un buen presidente está queriendo ganarla abriendo una nueva gama de negocios y de poder al ejército como nunca lo había tenido, porque hay que reconocer que sí, López Obrador tiene mucha popularidad, pero al comprometerse al no alterar las estructuras profundas del Estado, y los intereses de la oligarquía y de la burguesía, necesita pactar, porque es un presidente débil frente a los poderes de facto instalados en México. Tiene que pactar con todo esto, y al mismo tiempo que le entrega al ejército tanto poder, repite lo mismo con Estados Unidos, porque ha aceptado todas las políticas migratorias, subordinándose a ser un Estado que controla la migración centroamericana y caribeña. También, al darle poder al ejército mexicano le está dando poder a una fuerza militar, que proviende de toda esa historia de la «guerra sucia», y de los crímenes de Ayotzinapa, sin tener cambios profundos, pero que también viene de una subordinación en términos militares, al ejército estadounidense. En agosto de este año, México fue sede de unos ensayos militares de la OTAN en el caribe mexicano, para prepararse ante cualquier ataque que pudiera sufrir. Y se han hecho nuevos acuerdos entre México y Estado Unidos, ahora con un ejército mexicano mucho más poderoso.

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